“Venezuela tiene en el horizonte un momento de colapso inevitable”

El periodista e historiador venezolano José Roberto Duque publicó recientemente su libro “Venezuela crónica”. En esta entrevista desarrolla algunos de los conceptos vertidos en esta obra pensada para quienes observan desde afuera un proceso apasionante y complejo.

El periodista e historiador venezolano José Roberto Duque publicó recientemente su libro “Venezuela crónica”. En esta entrevista desarrolla algunos de los conceptos vertidos en esta obra pensada para quienes observan desde afuera un proceso apasionante y complejo.

Credito: Notas Periodismo Popular

14.07.20 - Semanas atrás salió a la luz el libro Venezuela crónica. Cómo fue la historia que nos trajo hasta aquí. Este texto, editado por Tinta Limón y disponible para su descarga gratuita, es obra de José Roberto Duque, historiador venezolano que ha ejercido como jefe de redacción y periodista en varios medios de comunicación de su país.

La publicación, que sintetiza la historia del siglo XX y los comienzos del XXI en Venezuela, está pensada para lectores y lectoras que ven la realidad del país caribeño desde afuera. Una mirada que está mediada y oscurecida por intereses geopolíticos y empresariales que tienen su voz en los grandes medios de comunicación de América Latina y el mundo.

“Hay un discurso estandarizado y propagado desde hace décadas en todos nuestros países, que traen una especie de aviso luminoso que mucha gente decidió adorar sin cuestionarlo”, sentencia Duque. No obstante asegura que quien crea que a Venezuela “le va a ir muy bien con solo quitar a unos malos administradores del capital y poner a unos buenos, es un chiste que se explica solo”.

– Tu libro, escrito desde Venezuela y por un venezolano, busca hablarle a un público no familiarizado con ese país y su historia ¿por qué? ¿qué fue lo que te llevó a desarrollar un proyecto con ese enfoque?

– Yo no tenía pensado hacerlo, pero llegaron los chicos de Tinta Limón y me animaron a escribirlo. Ahora pienso que ese ejercicio deberíamos hacerlo varias veces en la vida los militantes, investigadores o ciudadanos comunes: el resumen, el recuento de lo que nos hicieron y lo que hicimos al respecto. Cada generación debería producir periódicamente ese tipo de material: el informe de gestión de nuestra historia.

– La primera parte del libro hace un repaso histórico del siglo XX venezolano “para principiantes”, que va marcando algunas transformaciones fundamentales ¿Cuáles son para vos los principales aspectos positivos y cuáles los negativos de este proceso?

– Bueno, yo me he negado rotundamente a valorar de esa manera nuestra historia. Mientras escribía el libro y también después, no he querido hacer valoraciones, porque cualquiera que haga va a resultar amarga. Me contento entonces con decir “esta ha sido nuestra historia y así nos hemos desenvuelto”. Tal vez no esté preparado para ese ejercicio que me propones.

– Discutiendo con otros relatos, vos destacás que el chavismo no surgió de la nada, si no que existía un acumulado histórico del pueblo venezolano ¿cuáles son esas raíces o antecedentes sobre los que se apoyó la Revolución Bolivariana?

– Hay un detalle, un acontecimiento poco explorado o poco admitido como antecedente del chavismo. Está el legado bolivariano, que es la raíz más obvia y conocida. Pero al mismo tiempo que Bolívar, o justo cuando Bolívar entra en guerra por la independencia, estalla en el llano venezolano un movimiento de masas, una rebelión popular al mando de José Tomás Boves, un pulpero asturiano. 

Este movimiento buscaba liquidar a todos los propietarios del momento, hacia 1813-1814, sin importar si eran españoles realistas o criollos independentistas. Era un ejército popular de liberación que salió a exterminar a los españoles y a los criollos. Los esclavos y la servidumbre encolerizada arrasó con buena parte de los blancos en el país. Los pobres detestaban a Bolívar y a los españoles por igual y contra ellos se fue el pueblo a hacer la guerra. Bolívar debió huir de Venezuela espantado por la furia de los pobres. Bueno, la circunstancia de Boves es una raíz del chavismo que sigue siendo un tema tabú. Y por supuesto: en un proceso Bolivariano nadie quiere invocar al anti-Bolívar por antonomasia.

– En contraposición al discurso que habla de que Venezuela vive una dictadura, la Revolución Bolivariana ha vivido una gran cantidad de procesos electorales y además se ha caracterizado por fomentar una enorme participación popular que incluso, en algunos casos, ha entrado en contradicción con el aparato estatal chavista ¿cómo se gestó y en qué experiencias concretas se expresa ese “chavismo salvaje”?

– Lo que Reinaldo Iturriza [NdR: intelectual y ex ministro de Comunas de Venezuela] ha llamado chavismo salvaje tiene de salvaje precisamente su activación o expresión en forma de corriente, conducta o actitud, no necesariamente en forma de estructura u organización. Esa faceta del chavismo no institucionalizado es fascinante, porque consiste en la propagación de un espíritu rebelde y no domesticable. 

El riesgo es que en esos territorios que no reconocen jefaturas a veces se cuelan agitadores o intrusos que han convencido a muchos de que apoyar al gobierno de Nicolás Maduro es ser “de derecha”. Es una perversión ridícula de cierto chavismo citadino y de academia, que anda intentando permear un segmento fundamental del chavismo.

– Durante los últimos años “ser como Venezuela” se convirtió en una expresión negativa en casi toda América Latina. Acuñada por sectores conservadores, caló también en cierto progresismo que se puso a la defensiva buscando diferenciarse del proceso chavista ¿por qué creés que se pudo construir ese imaginario?

– Hay un discurso estandarizado y propagado desde hace décadas en todos nuestros países, que traen una especie de aviso luminoso que mucha gente decidió adorar sin cuestionarlo. Ese aviso fluorescente dice: «El capitalismo es buenísimo, lo malo es que hay corruptos que se roban la plata del pueblo y por eso la economía de los países se destruye». 

Que un idiota formado en Harvard y en cualquier otra fábrica de burgueses y neoliberales crea en eso o lo difunda, así no se lo crea, se entiende. Pero que una izquierda idiotizada, esa plaga “progre” que pulula en las izquierdas, de verdad crea que a Venezuela le va a ir muy bien con solo quitar a unos malos administradores del capital y poner a unos buenos, ya es un chiste que se explica solo.

– ¿Qué rol juega el imperialismo estadounidense en este sentido?

– Estados Unidos diseñó nuestras debilidades y nuestros modos de funcionar, las reglas de juego de nuestro funcionamiento, nuestro sistema de valores. El chavismo ha logrado sobrevivir como Gobierno gracias a una jugada que al imperialismo le salió mal: nos obligaron a legitimar nuestras instituciones por medio de elecciones, y ya hemos ganado 23 de 25 en lo que va de siglo. 

Ahora quieren romper con ese canon e imponer un gobierno por la fuerza. Y es lógico: el que tiene las armas busca usarlas para imponerse.

– Actualmente los distintos modelos políticos que predominaron en América Latina a comienzos del siglo XXI -sean neoliberales, desarrollistas o revolucionarios- están en un período de crisis que viene desde antes de la pandemia de coronavirus ¿qué perspectiva hay hacia adelante en este sentido y qué rol puede tener la Revolución Bolivariana en ese futuro?

– Venezuela tiene en el horizonte un momento de colapso inevitable. Algo veremos colapsar violentamente: la ciudad capitalista industrial, el Gobierno bolivariano, el equilibrio de convivencia con Colombia o con Brasil. Después de la pandemia los venezolanos seguiremos al margen de eso que han llamado «el retorno a la normalidad». Probablemente mientras otros países los procesos regresen precariamente a su cauce (porque portarse bien con Estados Unidos deja algunas recompensas) nosotros todavía viviremos varios episodios más de sabotaje y destrucción de nuestros procesos. 

El papel de la Revolución Bolivariana, sobreviva o no como institucionalidad, será el de servir de ejemplo y modelo para algo que después ocurrirá en todas partes: ¿Quieren los neoyorkinos, bogotanos, parisinos y mexicanos asomarse a lo que será de esas ciudades en el futuro? Vengan a Venezuela y fíjense en la destrucción sostenida de ciudades como Maracaibo, San Cristóbal, Barquisimeto. Ese es el futuro de la ciudad capitalista. Los venezolanos solo estamos adelantándonos un poco, ayudados por la soberbia imperial.



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La fuente original de este documento es:
Notas Periodismo Popular (https://notasperiodismopopular.com.ar/2020/07/14/venezuela-horizonte-momento-colapso-inevitable/)



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