De la poliloquia de Figueredo al coloquio

La soliloquia de miguel Figueredo es la poliloquia mas laxa que he leído como artículo con intención política, colocado en el suplemento Flash del Diario La Nación de San Cristóbal (el pasado 11 de Abril), y escrito tal vez a propósito del octavo aniversario del golpe de estado y el consecuente rompimiento del hilo constitucional que el autor tituló POLILOQUIA MARXISTA.

La soliloquia es hablar a solas y la poliloquia es hablar mucho. Hago referencia a los dos términos anteriores porque poderosamente me llama la atención la forma como se publican artículos cuyos títulos llaman la atención pero carecen de fundamentos y argumentos que promuevan el debate y la construcción colectiva de saberes tan necesaria en estos momentos de reflexión y praxis comunitaria.

La poliloquia según el autor del artículo la define como: “una esquizofrenia por ostentar el poder en forma indefinida” y además agrega “como es típico en sistemas dictatoriales”. Definición totalmente alejada de su significado y muy apegada a una opinión política que si estaría en la esencia del trasfondo de la poliloquia entendida como hablar mucho.

Algo si hay que resaltar del artículo y es que se habla mucho (se poliloquia) en un lenguaje muy técnico que incluso pocos de quienes comparten su opinión política le sacarían provecho para entenderlo y discutirlo como texto de formación e información. Sin embargo me atrevo a mencionar que me llamo la atención lo contradictorio del título y algunos argumentos del texto, como por ejemplo: afirmar que el socialismo del siglo XXI es el “hibrido mas contradictorio de la política venezolana” solo argumentando que es producto de una fusión ideológica “que implica marxismo y castrismo” y a su vez este marxismo castrismo se basa en “la lucha de clases para imponer una sola…”, cuya “teoría radical y absolutista… no tiene asidero en la política contemporánea” y agrega “por no tener límites morales…” basado “en una cultura ancestral que no es procedente en una sociedad avanzada” producto de “la dictadura del proletariado y en el control totalitario de la sociedad, intentando la abolición de la creencia de toda idea que no sea de su incumbencia”.

Y finaliza afirmando que el socialismo científico “tiene una concepción de ambigüedades que demuestran que la teoría está muy separada de la práctica…” cuyos contenidos pragmáticos están reafirmados en una autocracia asimétrica…” que no dio resultado “convirtiéndola simplemente en una dictadura mas” porque su fundamento esta “enraizado con la autocracia militarista” por tanto no es “posible unir a la democracia con este hibrido (socialismo) perverso, lleno de paroxismos y antagonismos” de “intríngulis ignotas y anárquicas”, “que no permiten, ni están enmarcadas en la lógica ni en lo razonable”.

Por ello no es lógico ni razonable que trabajadores dirijan empresas y promuevan un nuevo sistema de organización de producción social, que pobres y excluidos quienes son los que generan la plusvalía estudien en misiones y no paguen por esos derechos, que poco a poco se incorporen centros de salud primarios en las comunidades, que los ignorados y marginados puedan reflexionar mas sobre su situación de explotación y miseria humana. ¿Qué será lo que no es “lógico y razonable”

El socialismo científico es el llamado a investigar las condiciones históricas. Y las condiciones históricas de nuestro tiempo nos dice que tenemos la posibilidad de profundizar el sistema democrático y poder dar un salto cualitativo, de superación, de un estadio a otro, desde la construcción socialista planteada por la Revolución Bolivariana, para vencer los horribles desniveles de desigualdad y exclusión, originados por la economía dominada por el nefasto mercado “libre” y el uso especulativo del capital. Por lo tanto si es posible crear un sistema democrático donde la comuna, el poder popular y el auto gobierno sean las premisas fundamentales de funcionamiento del socialismo del siglo XXI.

La praxis revolucionaria en el socialismo devela lo existente, pero igualmente trasciende y crea una nueva realidad en la medida que rompe con la lógica del mercado que hace que todos los elementos de la sociedad se subordinen al consumismo, e instiga que las personas obvien lo humano y se transformen en factores de consumo, es decir, que conformemos un mercado, al cual las grandes empresas acercarán diversas mercancías elaboradas con nuestras materias primas en función de satisfacer prioritariamente vanidades anunciadas por la publicidad, a costa de las verdaderas necesidades sociales.

Por un lado nos individualizan y nos separan del sentido comunitario y por el otro nos “colectivizan” en el consumo, por ello es necesario y estamos en el camino correcto creando un sistema que rompa con la democracia burguesa. De allí que hay quienes opinan que “no es posible unir a la democracia con este hibrido perverso” (socialismo del siglo XXI), porque su lógica no permite asumir que el pensamiento anti imperialista de nuestro libertador Simón Bolívar pueda estar de la mano con los más necesitados que era el pregonar de Jesucristo.

Por eso nos preguntamos, ¿no es más perverso pensar que una sociedad avanzada es la que esta depredando la naturaleza en función de un supuesto desarrollo?, ¿no es perverso que se lleven las materias primas y nos vendan después productos elaborados y muchas veces dañinos para la salud?, ¿no es perverso un sistema en el que si se divide a las personas entre ricos y pobres?.

Estas desigualdades sociales producto de un sistema donde la lógica del patrón y el capital son los que prevalecen, nos invitan a reflexionar y preguntarnos, ¿será que de tanto hablar –de tanta poliloquia-, nos hemos quedado soliloquiando (hablando solos)?, ¿No será es mejor establecer el coloquio (hablar con los otros), para dejar atrás el hablar mucho o el quedarnos hablando solos?... como en la soliloquia y la poliloquia…

La gran aberración para miguel Figueredo –buen poliloquio- es no comprender que se puede construir un sistema distinto profundizando la democracia burguesa que defiende pero no comprende, por un sistema aun en construcción donde el habitante se transforme en ciudadano y le de vida al proyecto país plasmado en la constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Es decir una verdadera democracia, protagónica y participativa.


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David Vivas


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