De la conciencia revolucionaria a la conciencia pequeño-burguesa

Elevamos nuestras disculpas por salirnos de nuestros tradicionales comentarios referentes a Política Internacional pero siempre es necesario hacer un alto y reflexionar, también, sobre las otras realidades que nos rodean e influyen en nuestros pensamientos, quehaceres y actitudes de vida. Estamos en un “punto de quiebre” en el proceso revolucionario y, quizás, necesitamos un catalizador que permita no solo acelerar el propio proceso revolucionario sino elevarlo en calidad, objetivos y praxis revolucionarias; es decir, no solo se trataría de “perfectibilidad” del proceso que, hasta las presentes fechas, se ha venido desarrollando sino de comenzar a dejar atrás esquemas que llamamos tradicionales pero que, en esencia, estarían relacionados no solo con los propios paradigmas del sistema capitalista sino, también, con la conciencia histórica no superada; es por ello que es necesario hacer un alto en el camino, profundizar en la reflexión con la crudeza y objetividad necesaria, aceptar errores que estarían relacionados con nuestros conocimientos, nuestras debilidades humanas, y nuestras querencias.

¿Qué es una revolución? El Diccionario Ideológico de la Lengua Española la define como “…cambio violento de las instituciones políticas de una nación…” Según la definición, el proceso revolucionario que se viene desarrollando en Venezuela desde hace más de diez años tendría una diferencia fundamental con la misma definición, la cual es que la Revolución Bolivariana no se ha manifestado como un proceso con un “…cambio violento de las instituciones…” del Estado venezolano; en todo caso, la violencia que podríamos definirla como expresiones de “lucha de clases” se ha manifestado por sectores sociales adversos al proceso revolucionario bolivariano venezolano. En ese orden, tendríamos que precisar porqué las clases sociales que forman parte del proceso revolucionario bolivariano no se han expresado en los paradigmas de la “lucha de clases” (por ahora) y porqué los sectores sociales que podríamos calificarlos de “derechas” si se han expresado en forma violenta, independientemente, de la forma y calidad de la violencia manifestada por esas derechas.

En ese orden, en la definición referida se califica revolución como un “…cambio violento de las instituciones políticas…” Comprendemos que el diccionario ideológico trate de matizar ideológicamente la definición porque, según la Historia, las revoluciones que se han expresado además de violentas han buscado trastocar las propias estructuras del Estado afectado por la revolución en expresión (debemos llamar la atención a la diferencia entre la propuesta definitoria “…instituciones políticas…” de la realidad revolucionaria cual busca cambios estructurales en el Estado); por ejemplo, la Revolución Francesa, independientemente de su proceso cotidiano, buscaba la sustitución del Ancient Regime para sustituirlo por, simplemente, la República con beneficios para el “ser social” en las políticas de la “libertad, igualdad, fraternidad” conjuntamente como un sistema económico que se venía desarrollando, paulatinamente, desde la propia expulsión de los judíos de España, su radicación en Holanda, la constitución de compañías capitalistas internacionales, la acumulación de capital y la incorporación, en el tiempo, de las nuevas tecnologías navieras en función de la productividad en el comercio de las especias de las llamadas Indias Orientales (léase_ India, Indonesia, Malasia, China)

Permítasenos otro ejemplo: la Revolución Rusa. Fundamentalmente, ambas revoluciones buscaron los mismos objetivos cual era desplazar del poder político al Ancient Regime aunque en ambas se manifestaron profundas diferencias cuando de beneficiados se trató. La Revolución Francesa, a pesar de sus altibajos, buscaba beneficiar a las nuevas clases sociales adineradas que se venían presentando a partir de la fundación del “burgo” (los historiadores no se han puesto de acuerdo si los primeros burgos aparecieron en lo que hoy es Alemania o cuando la llamada Reconquista de las coronas de Aragón y Castilla como metodología de ocupación de espacios geográficos y beneficios para los actuantes en la Reconquista) y que tuvieron su máxima expresión en la mencionada revolución con apoyo del “populacho”. La Revolución Rusa además de ser una revolución triunfante, fue una revolución que constituyó el Gobierno de los obreros y campesinos. Las diferencias sociales en ambas revoluciones fueron y son evidentes; en la primera se buscó beneficiar a lo que denominamos como “burguesía”, mientras que en la segunda buscó beneficiar a sector social que, históricamente, siempre había sido “carne de cañón” y “esclavo del poderoso”.

En ambos procesos revolucionarios el liderazgo de un grupo de hombres y mujeres representó la “conciencia colectiva” lo que les permitió guiar el propio proceso revolucionario buscando alcanzar los objetivos propuestos: la instalación de un Estado burgués/capitalista en el caso de la Revolución Francesa y un Estado de obreros y campesinos cuando hablamos de la Revolución Rusa. Pero tenemos una inquietud ¿Por qué las revoluciones “se tragan” a sus “propios hijos”? En el caso francés conocemos de revolucionarios que no lograron alcanzar completamente los objetivos que se habían propuesto: Robespierre, Marat; mientras que en el caso de la Revolución bolchevique es de todos conocidos las acciones de Joseph Stalin cuando consideró que la construcción y consolidación del Estado bolchevique frente a las amenazas externas era una política prioritaria. En ambas realidades históricas ¿los hechos referidos fueron producto de “debilidades en la conciencia revolucionaria”?

La Revolución Bolivariana tiene expresiones profundamente diferentes a las líneas arriba mencionadas. En primer lugar y quizás la más importante de ellas es que la Revolución Bolivariana es una revolución pacífica, es decir, “sin violencia” (¿”no violenta”?); para ser más precisos, sin expresiones violentas de lucha de clases excepto y es obligado comentarlo la violencia desatada por las derechas venezolanas con apoyo de las derechas internacionales cuando, por ejemplo, durante el proceso del “Golpe de Abril”. En segundo lugar, ha sido un proceso legal dentro de la norma jurídica contenida en la nueva Constitución Bolivariana cuya aplicación ha ido obligando a ejercer la “perfectibilidad continua” según las estructuras, particularmente, la económica, del novel Estado Bolivariano. En tercer lugar, la Revolución ha logrado alcanzar soluciones sociales importantes: salud, educación, por mención. En cuarto lugar, no solo una nueva Política Exterior profundamente diferente en su praxis sino que ha significado el rescate de la dignidad internacional de la Patria cuando se comparan los diseños de Política Exterior de la 4ta República frente a los alcances de la Política Exterior de la Revolución Bolivariana. En quinto lugar, se ha logrado desarrollar la conciencia revolucionaria en los sectores sociales que fueron, permanentemente, desplazado de los beneficios de la acumulación de la industria petrolera. En sexto lugar y no por ello menos importante, la objetivación de la Industria petrolera tanto a nivel de las políticas como de las relaciones laborales conjuntamente con un perfil internacional de PDVSA equilibrado, nacionalista y, porque no mencionarlo, revolucionaria aun bajo los esquemas internacionales de la economía globalizada. Podríamos seguir mencionando las características de la Revolución Bolivariana pero nuestra intención es tratar de expresar nuestras inquietudes actuales.

El diario colombiano “El Nacional” (sábado, 30 de enero, 2010, pág. Nación.3) bajo el título: “PCV: La situación tiende a complicarse” utiliza, parcial y tendenciosamente, un documento del XXXII Pleno del CC del PCV. Al leer el texto del periodista Hernán Lugo-Galicia pareciera que el PCV tendría tendencias socialdemócratas en el seno de su Comité Central, algo que dudamos. Proponen según transcribe el periodista que sería necesario “…crear el Frente Amplio Nacional Patriótico…” propuesta que se contrapondría con un comentario anterior referido a “…es indispensable profundizar el nivel de conciencia y participación de la clase obrera, para lograr un cambio de la correlación de fuerzas que despoje a la pequeña burguesía y a la burguesía…” Propuesta nada fácil que no debe leerse superficialmente, particularmente, en estos difíciles momentos que los escenarios internacionales y nacionales se exponen como “solución final” frente a los movimientos populares mundiales, especialmente, latinoamericanos y, particularmente, venezolanos.

Regresemos a las mencionadas revoluciones francesa y rusa-bolchevique; mientras que en la francesa no se alcanzó un diálogo “pragmático” entre la “sociedad civil” y el “sector militar”, en la revolución rusa-bolchevique, el sector militar se benefició de un protagonismo que alteró el ritmo de la economía con fuerte incidencia en el “estúpido” manejo de la distribución afectando, directamente, a la sociedad civil. El caso chino es, profundamente, diferente en sus praxis y relaciones entre el Partido Comunista Chino, la Comisión Militar Central y la economía con una distribución apropiada e inteligente que ha permitido solucionar problemas graves sociales que han ido en disminución inteligente. Esa actitud le sería comunicada al Caballo por Jiang Zemin en alguna visita que el segundo hiciera a la Isla.

La propuesta del informe del PCV referido más arriba cuando llama a la conformación del Frente Amplio Nacional Patriótico lo primero que deberíamos estudiar sería la primera experiencia de un frente unido y nacional que se desarrolló con el respaldo del Comintern en China; conocer cómo se implementó; cómo se desarrolló y porqué fracasó (1924-1927). Así mismo, se debería estudiar el casi inmediato documento sobre el estudio de las clases sociales que se manifestaban en la sociedad china elaborado por Mao Zedong (1928). También se debería conocer las tensas relaciones entre los sectores militares y los miembros de los partidos políticos que aunados desarrollaron un proceso revolucionario durante la efímera vida del Frente Unido Nacional, como se le denominó. Por último, es imprescindible conocer las tendencias socialdemócratas que hicieron vida tanto en el partido Guomindang como en el Partido Comunista Chino. ¿Falta de conciencia revolucionaria y/o exceso de protagonismo pequeño-burgués?


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Miguel Ángel del Pozo


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