Estar desempleado

He revisado, desde un punto de vista económico, (y con el perdón de los economistas) las definiciones que puedan ayudar a precisar el desempleo, pero como siempre la economía le da un carácter cientificista (es decir no existe más conocimiento verdadero que el científico). Nos hablan de conceptos tan intrincados como: desempleo cíclico, estructural, friccional, estacional, y para de contar.

En mi opinión, de esa manera nos pasaríamos la vida buscando una respuesta a un problema que no puede estar aguardando por análisis metafísicos. El problema es de carácter social y por ende humano. En Venezuela durante el siglo veinte se acondicionó la fuerza de trabajo a una dependencia del sector terciario.

Discúlpenme, apunto rápidamente los tres sectores de la economía para no caer en divagaciones:

El sector primario es el que comprende las actividades agropecuarias, la pesca y la minería en general.

El sector secundario es el que transforma lo proveniente del primario a través de la industria manufacturera, la construcción, la electricidad, gas y agua.

El sector terciario, citado anteriormente, es el de los servicios derivados (transporte y comercio) de servicios sociales en general (como educación, salud, recreación, etc.)

¿Qué ha pasado entonces? Que en lugar de descansar la economía en el sector primario y secundario, el sector terciario es el que goza de prosperidad gracias a la ganancia petrolera que vendemos en mercados extranjeros. Eso implica dólares para importar y un presupuesto para respaldar un crecimiento en las actividades financieras y comerciales privadas, pero que no da ni puede ofrecer empleo a personal calificado, o no quieren pagarle lo que vale su productividad como fuerza laboral.

Pregunte usted cuanto cuesta un comercial en TV, cuanto ganan modelos, maquilladores y agencias de publicidad, simplemente para ofrecernos “bienes” que a la larga sólo nos dejan vacíos y llenos de insatisfacción. Y no se diga de la banca, con su ganancia grosera y un personal que apenas le alcanza el sueldo para sobrevivir.

En cuanto a servicios públicos veo cómo se han hecho esfuerzos notables y efectivos para mejorar la salud y la educación, pilares básicos de un país sano y prospero. Sin embargo tenemos que desmontar rápidamente un burocratismo que ya veníamos arrastrando de antaño y que se arraigó como mala hierba, desangrando y entorpeciendo nuestro impostergable desarrollo.

Sería tema de otra reflexión la inmensa cantidad de gestores, extorsionistas y un sinfín de “servidores públicos” que sólo buscan su beneficio a través de la cultura picaresca.

No podemos seguir dejando de lado una fuerza de trabajo que implora ser tomada en cuenta. No podemos imaginar un país que se dé el lujo de tener ingenieros eléctricos trabajando en compañías de seguro, TSU en aduana e ingenieros de petróleo manejando taxis. Peritos agrónomos o técnicos en informática vendiendo en tiendas de zapatos.

No digo con esto que el trabajo sea indigno, me refiero a un problema de planificación de recursos humanos. Una gran base de datos y un organismo que se ocupe ya, de ubicar y sacar provecho de todas nuestras potencialidades.

El pleno empleo es una utopía mas no así el socialismo. Único recurso que nos queda para enfrentar un mundo cada vez más salvaje en cuanto al culto a la riqueza en pocas manos y una explotación campante de la clase trabajadora. Que al final de cuentas es la que hace la diferencia y la que impulsa la prosperidad de las naciones.



luisortega69@hotmail.com


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Luis Ortega Segovia


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