La política de corazón

La política en nuestro país, en América y en todo el mundo es hecha por hombres y mujeres, no por robots (afortunadamente). Esto la hace susceptible a los sentimientos, emociones, ideas y argumentaciones propias del ser humano.

     Es esta la razón de la variopinta cantidad de tendencias que tiene la manera de hacer política. Yo, al igual que muchos, creo que la política debe ser una herramienta para conseguir el bienestar de todos. Lamentablemente en este mundo de contradicciones, el egoísmo, la avaricia y el oportunismo no escapan de la política ni de la economía, así nacen desviaciones como el capitalismo, propia de los que creen que la acumulación de dinero de unos pocos por encima de la miseria de muchos es la manera loable de vivir.

     Pero no solo el capitalismo es parte de las desviaciones político económicas, lamentablemente en la construcción de procesos socialistas se han presentado descarríos que han hecho que muchos sueños vayan al tiradero de los barrios, a las filas de miseria, y a los cinturones de marginalidad alrededor de nuestro mundo.

     La falla no solo pasa por los que utilizan las revoluciones para beneficio propio y se convierten el los burgueses nacidos de la Revolución Francesa, buscando prebendas políticas y económicas; pasa también por los que no hacemos nada en pro de contrarrestar las enfermedades que carcomen la esperanza de millones, de tantos que creen en el “mundo mejor es posible” y aspiran a que sus hijos y nietos disfruten de las mieles de un mundo justo, igual y libre.

     La revolución venezolana no escapa a estos males, aunque son minoría dentro del país que soñamos, una cierta cantidad de pseudo hombres y mujeres se han valido de las ilusiones de venezolanos y venezolanas, para beneficiar sus propios egos y miserias humanas, las cuales no solo deforman a estos personajillos de la política, sino que desfiguran el esfuerzo de tantos que con sudor, manos callosas, piernas cansadas y el alma angustiosa siguen peleando porque seamos esa pequeña potencia de la que habla el Presidente Chávez, ese pequeño tigre de acero que marche triunfante.

     La sonrisa de los niños, la calma en los corazones, la paz de los ancianos y la felicidad de las familias no puede ser violentada por ustedes, por los que no creen en los valores que sostiene la sociedad, por ustedes, los que solo ven su ombligo, por ustedes, los  ociosos clandestinos en las instituciones, por ustedes, bastardos de la revolución, ya que hijos de ella nunca serán.

     Quizás es un poco duro lo que escribo, he creído siempre en la importancia de la autocritica por encima de la critica, y al igual que dijo Lenin, las revoluciones no pueden ocultar sus errores bajo la alfombra. Yo aun sigo creyendo en este proceso, lo sigo construyendo, sigo peleando, y seguiré siempre quitando mascaras a los farsantes que se ahogan en el vomito de la avaricia, y en la inmundicia de la deslealtad.

     Y si, los que creemos en ese hombre y mujer nueva, en esa etapa superior del ser humano que es ser revolucionario, en los vientos frescos de las discusiones francas, pues para nosotros, ¡PATRIA, SOCIALISMO O MUERTE, VENCEREMOS!.  

 
                                   
                                                             jorge_amorin@hotmail.com 
Militante JPSUV



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Jorge Amorín


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