Los pueblos suelen especular sobre fechas que, aparentemente, hicieron cambiar la historia de una sociedad de mala a buena. Siempre ha sido así, desde comienzo de la historia humana. Eso qué aparece como espectacular, positivo, o diferente, muchas veces no es así. Más bien termina cayendo en un vacío, que al analizarlo produce resultados totalmente diferentes a lo que se creyó en un principio. Sucedió con la Revolución Bolchevique, para citar un caso
En Venezuela pasó con el 23 de enero de 1958. En verdad la caída del general Marcos Pérez Jiménez, sólo sirvió para que el país venezolano se convirtiera en una desfachatez social. A Pérez Jiménez lo derribó su terquedad. Su manifiesta docilidad a su propia policía política, la llamada Seguridad Nacional y la fuerza foránea llamada CIA, amén del apoyo de un reducido grupo del pueblo venezolano. LOS MILITARES VENEZOLANOS SE VIERON OBLIGADOS A PARTICIPAR EN EL GOLPE CONTRA PÉREZ, porque se sentían minimizados por la SN. Es mentira que la nación total anhelara la vilipendiada democracia, porque cuando gobernaba Marcos Pérez Jiménez, solamente quienes ambicionaban el poder político sufrían esos devaneos. El pueblo era indiferente a lo que sucedía, porque el pueblo veía las transformaciones que Pérez Jiménez anhelaba para la nación venezolana.
Por bien o por mal, Marcos Pérez Jiménez deseaba una capital sin ranchos ni promiscuidad. En Caracas el 2 de Diciembre, (hoy 23 de Enero) Los bloques de Hijos de Dios en San José y en Petare Las Vegas, autopistas, hospitales, escuelas, fueron una muestra palpable de esa realidad. Hubo infinitos de proyectos que se quedaron en los archivos de la historia. Empero Pérez Jiménez se dejaba obnubilar igualmente por una incipiente burguesía criolla, que crecía con las astas bien afiladas para hacerse del tesoro nacional. Cuando Fabricio Ojeda y el general Higo Trejo creyeron que todo estaba preparado para aprovechar el filón histórico que provocó la caída de Pérez Jiménez para conformar una verdadera revolución con el pueblo a la cabeza, la nombrada burguesía apuntalada por Eugenio Mendoza y otros, se hicieron presentes en Miraflores y se hicieron del poder. Mandaron al carajo, a Ojeda y a sus acólitos
El 23 de enero le cayó como anillo al dedo a la burguesía. Ojeda y Trejo fueron conminados al ostracismo, mientras se hacían presentes en el país el trío terror, conformado por Caldera. Rómulo y Jóvito. Con lágrimas de cocodrilos uno dijo que “estoy en la arena de la lucha” y el otro se dejó llamar “el padre de la democracia, mientras el tercero decía “mi partido y yo, yo y mí partido…”
La burguesía del Country, La Castellana, La Floresta, Palos Grandes y otros lugares, le echó mano al gobierno. Rómulo, un cipayo de Estados Unidos conformó con los otros dos melindrosos, Caldera y Jóvito aquella deformación histórica llamada el Pacto de Punto Fijo y lo demás fue coser y hacer braguetas. Al pueblo lo engañaban cada vez que se cumplía un año de la caída de la dictadura y éste salía en alborozo. AD, y COPEI comenzaron a gobernara a su antojo. En labios de esos come mierda, la palabra DEMOCRACIA cumplía el fin. “vivimos en democracia” gritaban, mientras al Este de la ciudad crecían las mansiones, las quintas, los bungalows, los autos lujosos se hacían presentes, los “compañeritos” sin estudios eran resguardados por decenas de guarda espaldas, el Opus Dei hacía de la suya en universidades, colegios y kindergarten. Los otros puntos cardinales de la ciudad, eran poblados por ranchos, insalubridad, caos y muerte.
El 23 de enero no sirvió para hacer que el pueblo venezolano sintiera ninguna metamorfosis que lo hiciera vivir en equidad, en justicia, en paz. Con Rómulo y Caldera se hicieron presentes otros parásitos, que para servirle al plan deshumanizado de los antes nombrados, se hicieron partícipes del banquete. Ellos fueron los llamados “revolucionarios” que iban a luchar contra la dictadura de Rómulo. Con la cruel mentira de que aquí se podía hacer una revolución como la de Fidel Castro en Cuba. Uno de esos traidores se llama TEODORO PETKOFF, de origen rumano. Hoy, con el sadismo de los mediocres y las ínfulas de los pervertidos, maneja un pasquín donde pretende hacerle creer al pueblo que está luchando contra el gobierno porque éste es un bribón.
Eso fue lo que nos dejó el 23 de enero de 1958. Corrupción, atraso, robo, demagogia, burla. Cínicos de la talla de Pompeyo Márquez, vividores como Ramos Allup, Antonio Ledezma. Timoteo Zambrano, Carlos Ortega, Alberto Federico Ravell andan por ahí. A ellos se han adosado otros malhechores, como William Ojeda, Nitu Pérez Osuna, Oscar Pérez y demás escorias. El 23 de enero creó a ese maléfico traidor, causante de la muerte de guardias nacionales, adolescentes y obreros de la patria, el rumano Teodoro Petkoff y su combo de come sangre. Lo que ellos, los eunucos, cipayos y lame culo le metieron al pueblo como “caída de una dictadura y llegada de la democracia” no fue más que, citando al traidor Petkof, pura paja.
El 23 de enero es una fecha triste para el pueblo, porque después de ese día, la rapiña, el atraco, la inmoralidad y la usurpación de todos los valores del pueblo, fue practicada por AD y COPEI sin tregua alguna hasta el 28 de febrero de 1989. Esa es la fecha histórica, que dio paso al 4 de febrero el 27 de noviembre y la llegada de Hugo Chávez y la REVOLUCIÓN HUMANISTA. Decir lo contrario es caer en la trampa que suelen tenderle a los pueblos los oligarcas, los fascistas, los burgueses, los corruptos, los inmorales, los religiosos que equivocaron la fe, y demás esperpentos del engaño y la mentira.
El 23 de enero no es una fecha para celebrar, sino para analizar.
aenpelota@gmail.com
