Breve breviario de alienación y fetichismo en Barinas

Barinas, tierra llanera caminos de palma y sol, como lo pregona Tarife, vive una explosión de prosperidad y abundancia. Obras de infraestructura y un entramado socialista de instituciones benefician al pueblo y, un poco al desgaire, un poco al desgarriate, mejoramos sustantivamente nuestra calidad de vida. Y aunque las viudas del escualidismo sigan en el llantén mientras se forran de billete todo, TODO, se lo debemos al camarada Comandante Chávez, es decir, a la Revolución.

Pero a este noble pueblo, con una tradición ancestral de opresión y luchas libertarias, ha llegado ese “caballito que llaman progreso”. Ha estallado la abundancia y se instalan presurosamente las catedrales del consumismo bobalicón con su promesa de traer a la Tierra el Reino del Dios Capitalista. ¡Llegan los centros comerciales! y con ellos los comportamientos burguesoides.

En dichas fortalezas neomedievales priva ya el sentimiento de lo exclusivo, que es una manera elegante de llamar a lo excluyente. Si usted tiene la condición de ser del pueblo, con un fenotipo tirando a pollo o a gallina piroca, pronto se le acercará un malencarado guardián para espetarle:

-¿El “suidadano” a dónde se dirige? Se reserva el derecho de admisión.

No importa que cuente con los bolívares fuertes que justifican sus compras, ni siquiera si está forrado de cobres. Su pinta lo delatará como un inaceptable tierrúo a los ojos de los catires y catiras naturales u oxigenadas que pululan en estos centros y que, curiosamente, son dueños de los establecimientos comerciales.

En los restaurantes conseguirá cualquier cantidad de frutas exóticas para su batido o merengada: albaricoques, duraznos, manzanas, dátiles. Ni se le ocurra pedir un preparado con mango, greifrú o naranja agria, porque aunque se pierdan en nuestros campos, el mesonero le dirá que no hay. El “coldonblú de pollo” abunda como la verdolaga y las hamburguesas de McDonalds cumplen su promesa de envenenarnos. ¿Coporo frito o sudao? ¿Picadillo de carne seca? ¿Pisillo de chiguire? Ni pa´remedio, pariente.

Los locutores y locutoras de radio hablan como pollos roncos y, si son jóvenes, quieren parecerse a cualquiera de los jipatos que aparecen en MTV. Los niños de papá exhiben sus rústicos vehículos ensuciados a juro, mientras son admirados por unos pobres de solemnidad que sin ser ricos fingen serlo. El set de esta película es usualmente una licorería que embrutece con aguardiente a la juventud saltando a la torera leyes y ordenanzas. En salones de fiestas con alcurnia de anime, sincopadamente bailan “la hora loca” disfrazados de paltó con 40 grados de temperatura, en fiestas que nunca llegarán a la revista Hola.

El vallenato adquiere el estatus de música criolla por obra y gracia de los “cidiceros” que difunden a precio de gallina flaca su mensaje alienante. La misma música llanera es contaminada por una fiebre de por vender a toda costa que convierte a cantantes llaneros en exponentes del afeminamiento, babosería e incultura. Aunque todavía y gracias a Dios, la poesía del llano sale de gargantas auténticas.

En los barrios, donde gente pobre ha saltado virtuosa o viciosamente a la clase media, las perversiones del fetichismo horadan la ética de la solidaridad: padres se sacan las tripas para comprar zapatos extranjeros de marca, guayas de oro relumbran los cuellos de obreros y se pueden ver manos con hasta ¡11 anillos de oro! El propósito es miserable: pretender una sofisticación oligofrénica y demostrarle al prójimo que tienen billete.

Los ricos fraguados en la satrapía puntofijista olvidan a Zamora y Santa Inés. Veneran la oligarquía de Páez y pagan salarios de miseria a empleados esquiroles. Perpetúan la desigualdad en decorados de plástico y oropel. Mientras se quejan de la inseguridad construyen alcabalas en las urbanizaciones que los protejan de los ladrones. ¿O será que esas rejas nos protegen de ellos, los verdaderos ladrones? ¿Será que en un arranque de conciencia deciden autoencarcelarse?

Citamos este diálogo jamás entablado del camarada Raúl Crespo:

¿De dónde sacó tu padre su fortuna?

De mi abuelo.

¿Y de dónde la sacó tu abuelo?

De mi bisabuelo.

¿Y de dónde la sacó tu bisabuelo?

La robó.

Conciencia, conciencia, conciencia. Que no desmayemos desde los medios comunitarios para combatir la frivolidad. Vamos ganando, palmo a palmo, frase a frase, grito a grito, la guerra contra la injusticia. No volverán. ¡Despierta la conciencia!

pegenie@hotmail.com






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Pedro Gerardo Nieves

Autodidacta. Comunicador popular, coordinador de la Brigada de Agitación, Propaganda y Comunicación Florentino del PSUV Barinas, vocero de la Guerrilla Comunicacional Florentino, delegado de formación de la Escuela Nacional de Formación Socialista "Hugo Chávez" del PSUV.

 pegenie@hotmail.com

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