¿A qué nos entrentamos? ¿Cual es el enemigo?

¿Acaso el enemigo es el sentimiento capitalista que reside en la mayoría de los venezolanos? No. Ese no es el enemigo, al menos no el enemigo externo, contra quien libramos esta guerra. Es en todo caso el enemigo interno; el que lleva por dentro cada uno de nosotros, contra el que deberá librar batalla individual e íntima. La confusión en la valoración de las respuestas podría conducir a los venezolanos a un segundo y definitivo fracaso. Ya fracasamos esa vez, aún y cuando el imperio español había sido militarmente derrotado; divididos entonces, por ambiciones y tendencias, nuestros libertadores permitieron que el incipiente imperio estadounidense destruyera el triunfo conquistado contra el español. Ahora Venezuela ha dado inicio una vez más, a la mayor rebelión de la América Latino Caribeña contra la dominación de Estados Unidos.

Para la confrontación, nuestro enemigo cuenta con un pequeño ejército de lacayos, integrado y liderizado por quienes usufructuaron los mayores beneficios por servirle, durante la larga noche de dominación pacífica sobre la nación venezolana. Este ejército de lacayos intenta a toda costa conquistar, por medio del engaño, a un número mayor de venezolanos, que garanticen el triunfo electoral, de los candidatos del imperio. Ese triunfo pareciera aún hoy algo distante, pero el empeño en imponer al socialismo, contra sentimientos que lo adversan, sembrados en nosotros por décadas de engaño, podrían provocar nuestra derrota en una contienda electoral, en la que esté en juego la conducción de la nación. Y allí se acabará todo compatriotas. Pueden tenerlo por seguro. No habrá otra oportunidad. No la permitirá el imperio. Viviremos en la peor de las miserias, hasta el fin de nuestra especie.

Cuando leo la frase POR AHORA, en las vallas del camino, me embarga la angustia por la confrontación entre nosotros que la misma contiene. Ese no es el camino; ese fue un camino fácil y condujo a la derrota de diciembre. El camino verdadero es un largo trayecto, de mucho empeño y sacrificios, para sembrar, en la conciencia individual y colectiva, valores socialistas; para borrar, de la memoria, la sarta de mentiras y de engaños sembrados en nuestra sociedad, antes de que alguno de nosotros hubiere nacido. Construyamos por ahora modelos socialistas de organización local y comunal, que le brinden a la nación toda ejemplos comprobables de lo que proponemos. Dios, Patria, Socialismo o Muerte. ¡VENCEREMOS!



Esta nota ha sido leída aproximadamente 2016 veces.



Rafael Flores

Capitán de altura y productor agrícola

 eveliseyrafael@hotmail.com

Visite el perfil de Rafael Flores para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: