Azimut revolucionario

Sentimiento de unidad

Las inscripciones en el PSUV superaron las metas establecidas. El primer cierre logró arrojar resultados de convocatoria que se elevan dramáticamente de lo planteado en un muy positivo augurio de consolidación del partido como organización de plataforma para el proceso revolucionario. La vieja trampa de lo que a la gente le gusta, de preconcebir lo que opina el venezolano común, de expresar de forma arbitraria la interpretación de un pueblo sin más que un asidero de corte personal quedó desmantelada con este proceso de inscripción que ahora garantiza que el pueblo apoya a Chávez y que exigía este mismo pueblo una nueva estructura para organizar sus ideas e inquietudes, una que naciera de la militancia espontánea y del respaldo consciente de quienes aman este país y quieren desplomar las barreras que nos separan de un desarrollo continuo, progresivo, autosustentable y participativo.

Pero… hoy les quiero hablar de dos cosas en especial. Una de ellas tiene que ver con la capacidad destructiva de quienes interna y externamente se dan a la tarea de accionar en función de sus intereses y no de los colectivos como organización y por otra la alegría que da, tremenda, explosiva, intensa, al ver el entusiasmo de las gente con la nueva organización.

En el primero de los temas debo decir que Lara, como de costumbre superó con creces la taza de inscripciones que les correspondían, inclusive en los centros del este barquisimetano, los cuales eran considerados pro analistas y políticos de reacción a las ideas transformadoras del proceso revolucionario. En el este igual se superaron los números por mucho. El 30 por ciento que se calculaba a nivel nacional paso a ser casi cuarenta y en Lara pasó idénticamente. Cada municipio tuvo su aporte estelar y Simón Planas (134 mil ), Jiménez (104 mil) y Torres (117 mil) lograron dar ejemplo de convocatoria.

Sin embargo, es importante que los lectores se enteren que dentro del proceso de inscripción se sufrió la arremetida inclemente de una oposición que ha sido incapaz de organizar a su gente, mucho menos de orientarla y representarla y que ven en el partido unido socialista una amenaza mayor de su casi extinto ejercicio de política mediática y superficial… de liderazgos fabricados en medios de comunicación y de pronunciamiento sobre temas sin profundidad, pretendientes directos de las riquezas nacionales por encima del interés definido por bien administrarlas para el colectivo.

Quienes definen a quien hay que atacar por la eficiencia del trabajo en la organización de vienen haciendo, como el caso de Jiménez y Palavecino por ejemplo. Por la notoriedad con que llevaron el compromiso del comandante revolucionario de dar al traste con las organizaciones cuotistas para avanzar en el terreno ideológico y organizacional de concentrar los esfuerzos en una gran bancada social que proporcione el blindaje necesario a un proceso signado por infiltrados, traidores y oportunistas.

La resistencia interna y externa al cambio político, al mejoramiento estructural y a la alineación de las metas presidenciales con cada uno de los objetivos primarios de sus principales líderes, formando una especie de muralla integradora que resistirá hasta los más duros embates, una gran muralla socialista donde cada uno de nosotros seamos un pequeño bloque que por separado nada hace y que juntos constituyen una fuerza invencible e impenetrable.

Y el segundo plano… la alegría… la alegría que a pesar de los traspiés y de los intereses malsanos por ,evitar lo inevitable, la nueva conquista social de una organización nueva y más conciente, ya es un hecho, superando además las expectativas de conformación. El llamado fue contundente como la respuesta. Ir a un centro de inscripción… ver las colas, la gente sonriente, conversadora sobre lo que se hace y se deja de hacer, sobre las misiones en las que participan, sobre los estudios que cursan en las nuevas instituciones, sobre el trabajo que tienen o simplemente sobre lo que piensan del burocratismo y la nueva visión igualitaria que profesamos todos pero que algunos lamentablemente no han entendido que deben cumplir como una sola persona y no como dos versiones de una misma se pone de manifiesto y te inyecta una gran dosis optimismo nacionalista que te renueva. Los analistas contables, las enfermeras, los profesionales universitarios, las amas de casa, los maestros, los heladeros, los obreros, los latoneros, los estudiantes… todos los que acudieron al llamado del partido unido y eso se vio en cada centro. El entusiasmo civil de participar, de defender lo que consideran suyo y de compartir la visión soberana sobre un país que sabemos ha sido mal administrado por décadas… de quienes quieren aportar su grano de arena para la gran reconstrucción y de quienes aspiran ver a sus nietos fuera de aquel rancho insalubre que hoy constituye su única herencia.

El Partido unido abre la nueva etapa del país, de un país con militantes no de una política sino de una visión común y de un anhelo colectivo por defender y hacer crecer nuestro país. Eso es sin duda alguna, el sentimiento de unidad que ahora nos embarga y nos llena de un valor revolucionario más genuino y desprendido.

Hasta la victoria siempre…

prensagobernacion@yahoo.com











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Luis Jonás Reyes Flores


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