El 9 de febrero casi de 11 de los 13 millones de ecuatorianas y ecuatorianos (83%) acudieron a las urnas para la primera vuelta de las elecciones presidenciales y para elegir los 151 miembros de la Asamblea Nacional Unicameral. Los últimos cómputos del Consejo Nacional Electoral (CNE) apuntan a un empate técnico entre el saliente presidente derechista Daniel Noboa, de Acción Democrática Nacional (ADN) con 44,16%; y la candidata progresista de Revolución Ciudadana (RC), Luisa González, quien obtuvo 43,95%. ¿Será posible una victoria del progresismo correísta en el balotaje del 13 de abril próximo?
Ningún candidato obtuvo la mayoría exigida por el Código de la Democracia electoral ecuatoriana: la mitad más uno de los votos válidos, o bien lograr al menos el 40 % y una ventaja de mínimo 10 puntos porcentuales sobre el segundo candidato. En consecuencia, el 13 de abril, Daniel Noboa y Luisa González medirán sus apoyos y sólo entonces se sabrá si los ecuatorianos eligen la continuidad neoliberal o el cambio progresista.
En cuanto a las elecciones a la Asamblea Nacional, aunque falta precisar los resultados, la Asamblea Nacional actuará de contrapeso porque ningún partido, ni ADN, ni RC, obtuvo los 76 curules necesarios para ser mayoría.
Los resultados sorprendieron. La prensa, las encuestas e incluso la encuesta a boca de urna difundida una hora después del cierre de las urnas, aseguraban la victoria en primera vuelta del actual mandatario. La suspensión de todas las celebraciones previstas por Daniel Noboa la noche de la elección reflejaron su despecho ante los resultados adversos.

Pese a ser casi desconocido, Noboa ganó en la segunda vuelta contra Luisa González en octubre de 2023, luego de una campaña centrada en la que encarnó la lucha contra la criminalidad y la corrupción. Noboa fue elegido para terminar el abortado periodo presidencial de Guillermo Lasso, quien decretó, la llamada muerte cruzada, para evitar una condena por corrupción. La derecha ecuatoriana se agrupó tras el outsider, Daniel Noboa, heredero del imperio del banano, para evitar una victoria del correísmo.
La popularidad de Noboa, que alcanzó el 82% después de decretar el estado de guerra interno se desplomó en 15 meses, a pesar de enormes gastos en redes sociales. Su falla principal es el balance mitigado de la lucha contra la violencia y la corrupción. A pesar de la declaración de un estado de guerra interna, apoyada por un referendo en abril de 2024, y un populismo penal cercano al del presidente salvadoreño Nayib Bukele. En efecto, las 750 muertes violentas, de enero de 2025, superaron las cifras de los últimos años. Además, la tortura y asesinato por militares de cuatro jóvenes de Guayaquil el 8 de diciembre de 2024 reveló los abusos de la guerra interna.
Agreguemos a ello, una grave recesión económica con caída de 1,5% del PIB y una contracción económica del 0,4%, según el Fondo Monetario Internacional (FMI). Las medidas económicas adoptadas por Noboa, como el aumento del IVA y otras medidas contrajeron el consumo. Bajo Noboa disminuyó la tasa del llamado empleo adecuado, aumentó el desempleo y el trabajo informal, mientras que la tasa de pobreza subió al 28%, la más alta desde junio de 2021 en plena pandemia del Covid-19. Los cortes recurrentes de electricidad de hasta 14 horas, producto del abandono de inversión bajo los gobiernos neoliberales desde Lenin Moreno produjo una impopular crisis energética.
En tercer lugar, anotemos el estilo arrogante de Daniel Noboa y sus múltiples errores. El último de ellos fue intentar imitar su ídolo Trump, imponiendo tarifas aduaneras de 27% a México. Una medida ridiculizada, tanto en Ecuador como en el exterior. Ello recuerda que violó el derecho internacional de asilo, cuando ordenó invadir la embajada mexicana, para capturar al asilado exvicepresidente Jorge Glas, lo que le valió condena internacional. Y es que Noboa encarnó el retorno de la arrogante plutocracia que gobierna sin mediaciones políticas, como en el siglo XIX.
Los resultados de la segunda vuelta presidencial del próximo 13 de abril están abiertos. Por lo pronto, Noboa y González, deben comenzar por obtener el apoyo público de los otros 14 candidatos presidenciales. Por su parte, Noboa podría contar con el 2,6% obtenido por la candidata populista de derecha Andrea González, candidata de Construye, luego del asesinato de Fernando Villavicencio en 2023. Ella afirma que nunca apoyaría al correísmo, Ninguno de los otros 12 candidatos presidenciales superó el 1% de los votos, reflejando la crisis de los partidos tradicionales en Ecuador.

Para Luisa González, quien tiene las llaves del palacio de Carondelet, es Leónidas Iza, del Partido indigenista Pachakutik, ligado a la Confederación nacional de Naciones Indígenas de Ecuador (CONAIE). Este obtuvo 5,3% en las presidenciales y 9 curules en la Asamblea Nacional. Leónidas Iza condena abiertamente el modelo neoliberal de Daniel Noboa porque amenaza el pueblo y los territorios del Ecuador. En el contexto actual, es posible un apoyo condicional de Pachakutik al correísmo; algo que se dio en el gobierno de Rafael Correa.
El del 9 de febrero, fue el mejor resultado del correísmo en una primera vuelta electoral desde 2017. Ese día, Luisa González afirmó: “Noboa representa el miedo, nosotros la esperanza”. Ante una persistente crisis de seguridad, económica, energética y política, la plataforma progresista antineoliberal de RC, “Vamos a revivir Ecuador”, podría abrir un nuevo ciclo progresista. En el contexto de un retorno imperial estadounidense sería una primera reacción de los pueblos de América del Sur ante una actualizada doctrina Monroe en la región.
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