Jesús y el Socialismo

Estos días de semana santa, unos días de reflexión y espiritualidad que debemos asumir quienes en verdad creemos en la solidaridad de una raza hermana, de un mundo que algún día no tendrá barreras y que logrará el supremo entendimiento para alcanzar la paz y el bienestar común que buscan todas las naciones son los propicios para internarnos en análisis como el que les regalo el día de hoy y que me tomo el abuso de extraer de un artículo del escritor Luis Brito García y que trata del sentido humanista y socio comunitario que siempre ha acompañado al tema cristiano.

Cuantas veces no hemos oído al presidente Chávez comentar la afirmación que Jesús fue el primer revolucionario y que demás el verdadero sentido de la iglesia cristiana era el de sembrar solidaridad para hacer nacer la esperanza del bienestar común pueda algún día florecer y precisamente es de eso que tenemos la oportunidad de reflexionar, mientras un sector de la iglesia se empeña en profundizar las divisiones entre quienes pensamos distinto en vez de procurar resaltar nuestras grandes coincidencias.

Veamos un poco a Luis Brito y su análisis, un regalo inmenso en esta semana santa. El Judas de siempre, que existe entre nosotros será siempre nuestra propia conciencia que nos vende al mejor postor si no tomamos las riendas humanistas de nuestro sendero revolucionario y socialista.

Jesús obrero y comunitario

Jesús es carpintero, como su padre. En ninguna fuente consta que fuera propietario, ni comerciante, ni patrono, ni que contratara a otros para beneficiarse con su trabajo. Durante su predica, Jesús y sus apóstoles vivieron de la caridad, ingreso que consideraban patrimonio común del colectivo.

Jesús solidario

Según san Juan, Jesús realiza su primer milagro durante las bodas de Caná, donde convierte el agua en vino y lo dona (Juan 2, 1-21). Luego multiplica los panes y los peces, según refiere Mateo (14,1221) y los regala. Una segunda vez multiplica los alimentos, y de nuevo los reparte igualitariamente (Mateo 15, 32-30).

Jesús enemigo de la acumulación

Jesús condenó la posesión y la acumulación: "No alleguéis tesoros en la tierra, donde la polilla y el oro los corroen, y donde los ladrones horadan y roen. Atesorad tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín los corroen y donde los ladrones no horadan ni roban. Donde está tu tesoro, allí estará tu corazón" (Mateo 6, 19-20). También despreció las riquezas: "Mirad como las aves del cielo no siembran, ni siegan, ni encierran en graneros, y vuestro Padre celestial las alimenta" (Mateo 6, 25-26). Y sobre la acumulación de posesiones fulmina: "¿Y qué aprovecha al hombre ganar todo el mundo si pierde el alma?" (Mateo 16, 26; Marcos, 8, 36, y Lucas 9,25-27).

Jesús enemigo de la usura

Contra el préstamo a interés, clama Jesús: "Pero amad a vuestros enemigos, haced bien y prestad sin esperanza de remuneración, y será grande vuestra recompensa, y seréis hijos del Altísimo, porque Él es bondadoso para con los ingratos y los malos" (Lucas 6, 35, Mateo 4, 38-48).

Jesús enemigo de los ricos : Un joven pregunta qué debe hacer para seguirlo, y contesta Jesús: "una sola cosa te falta: anda, vende cuanto tienes y dalo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; y ven, sígueme" (Marcos. 10, 20-22). Además añade: "En verdad os digo: que difícilmente entra un rico en el reino de los cielos. De nuevo os digo: es más difícil que un camello entre por el ojo de una aguja que entre un rico en el reino de los cielos"(Mateo 19,16-26, Lucas 18, 18-27).

Jesús igualitario : Jesús desdeña jerarquías o privilegios: "Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos." (Marcos 9, 33-37; Mateo 18,1-5 y Lucas 9-46-48). A los hijos de Zebedeo, que piden estar a su diestra y su izquierda, dice "No ha de ser así entre vosotros, antes si alguno de vosotros quiere ser grande, sea vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, sea siervo de todos (...)" (Marcos 10, 35-45, y Mateo 20, 20-28).

Jesús predica con los actos: Al despedirse de los discípulos, resume: "En verdad, en verdad os digo que el que cree en mí, ése hará también las obras que yo hago, y las hará mayores que éstas, porque yo voy al Padre" (Juan 14,13). ¿Y cuáles son las obras de los primeros cristianos? Según los Hechos de los Apóstoles, 4, 32-36: "La muchedumbre de los que habían creído tenía un corazón y un alma sola, y ninguno tenía por propia cosa alguna, antes todo lo tenían en común. (...) No había entre ellos indigentes, pues cuantos eran dueños de haciendas o casas las vendían y llevaban el precio de lo vendido, y lo depositaban a los pies de los apóstoles y a cada uno se le repartía según su necesidad". En el cielo no hay dinero ni ricos. No sé si el socialismo se parece al cielo, pero el cielo se parece al socialismo, según lo pintan.


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Luis Jonás Reyes Flores


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