Sobre el Estado, la Constitución y la "Ley Antibloqueo"

La "Ley Antibloqueo" que acaba de aprobar el Ejecutivo en forma justamente ejecutiva y directa, ha creado una especie de o sea, una contradicción entre el sustantivo y el adjetivo, dado que al mismo tiempo que la Ley se anuncia contra el bloqueo, sus artículos desbloquean el camino para futuras privatizaciones estratégicas de PDVSA, CORPOOELEC, CANTV, MINERÍA y otras empresas básicas. Esta ley, ya aprobada, tiene también la facultad de desaplicar leyes y decretos, incluyendo leyes orgánicas y oficializa el secretismo en esa materia.

Esta paradoja explica las numerosas críticas surgidas contra ella, entre otros el enfoque jurídico de Luis Brito García, la digna postura de a Constituyente María Alejandra Díaz o bien los razonamientos críticos sobre el salario de la profesora Pascualina Curcio y el escrito demoledor del economista Carlos Mendoza Pottellá aparecido en Aporrea, octubre 2020.

En su artículo Pottellá, economista reconocido dentro del proceso bolivariano y la izquierda en general, ofrece una visión grave del supuesto antibloqueo. Concluye su escrito Pottellá asegurando que: "El Estado Nación venezolano se rinde incondicionalmente"… (y que) "El sitiado acepta las condiciones del sitiador sin que éste haya prometido levantar el cerco". (ib. paréntesis nuestro)

A razón de tan importantísimo debate en el seno del proceso revolucionario, sobre una situación que anuncia grandes cambios, nuevas alineaciones de fuerza y una intensificación de la lucha de clases y de la cuestión nacional, el Partido Revolucionario de los Trabajadores ha considerado conveniente presentar nuestro punto de vista al respecto. Veamos.

Sobre la estrategia que se desprende de la llamada ley antibloqueo -y aún sin entrar en el contenido general de la Ley aprobada ni en su entorno- convendríamos que en efecto Manuel Pottella tiene amargas razones para hablar de rendición incondicional, de secretismo y otros señalamientos críticos.

Por nuestro lado pensamos que dicha Ley antibloqueo, desinfla en forma inversa, la polémica tesis del dirigente comunista Antonio Gramsci, sobre el cerco revolucionario a la fortaleza de la burguesía, tesis en una época muy celebrada por el chavismo como la gran estrategia del nacionalismo venezolano.

La lógica de la controvertida tesis italiana es que para que el proletariado alcance el poder político debe vencer la fortaleza capitalista cercándola y doblando su resistencia paso a paso. El arte del asedio vendría pues siendo la resistencia de ambas partes. Si en lugar de la burguesía es el pueblo el asediado -que es el caso venezolano- su rendición implica igualmente la caída de la fortaleza y la entrada arrasadora del enemigo, que no será por compromisos de caballeros sino por la fuerza bruta del vencedor, que para colmo como bien dice Pottella, no ha dado ninguna garantía al respecto. De todo ese procedimiento el gobierno de Cipriano Castro tendría algo más que decir.

Ese sería la parte militar del plan estratégico imperialista, pero en nuestro caso el bloqueo de Estados Unidos y sus socios contra Venezuela (que no es un cerco cualquiera), el plan político militar se liga a la lucha de clases, por tanto, al asunto del Estado, a la constitución y a la Ley relacionada, en ese orden. En otras palabras ¿desde qué ángulo hay hacer la crítica a los artículos regresivos de la ley aprobada por el Ejecutivo y la ANC ¿sólo desde el punto de vista constitucional? Podría el cuestionamiento caer en un círculo vicioso en cuanto a la Ley.

La incoherencia entre el grueso de la Constitución Bolivariana y unos cuantos artículos de sus leyes es notoria, pero, además, hemos dicho que para el proletariado el problema de la ley antibloqueo no concluye en lo constitucional, sino que se liga a las relaciones monopolistas de producción y al Estado como superestructura del capital. Estos son los factores que enlazan la crítica de una verdadera al antiimperialismo y a las medidas socialistas de la revolución.

En el plano concreto esto sería: la conexión de la lucha política de clase – por ejemplo, la consigna de congelación de precios, aumento del salario etc.- a la línea contra el capital monopolista de FEDECAMARAS-VENAMHAM que apoya el bloqueo imperialista generando la hiper inflación de los precios, la hambruna popular y otras calamidades, con la respuesta antimonopolista del pueblo exigiendo al Estado-gobierno la disolución de los monopolios privados, según lo establece el artículo 113 de la Constitución Bolivariana.

Esa política antimonopolista debe concluir en la socialización de los medios productivos monopolistas y el control obrero-campesino y comunal de ellos, que es la única forma real de controlar los precios, combatir el bloqueo y comenzar a socializar la economía venezolana en función del todo el pueblo.

No tomar en cuenta este encadenamiento dialéctico del antibloqueo puede acarrear que la propuesta se pierda en un intrincado laberinto de interpretaciones jurídicas, filosóficas, metafóricas, sin objetivos de trabajos y tareas concretas para pueblo y revolución. La crítica a los artículos antinacionales de la Ley antibloqueo, no significa para el proletariado solamente la crítica a las inconsecuencias constitucionales, sino esencialmente a las contradicciones de las clases y su resonancia en el Estado y el gobierno.

Sin quebrar esos eslabones la crítica queda a medio camino. En el mejor de los casos, el enfoque y las líneas de trabajo revolucionarias podrían quedar comprimidas dentro de un desenlace democrático burgués (precisamente por la fuerza del problema nacional) que llevaría a un capitalismo nacional incierto por motivos históricos. Ese no es el objetivo proletario, puesto que la idea socialista no es democratizar la crítica sino proletarizar la crítica, mucho menos se trata de caricaturizarla, lo que podría pasar si el movimiento revolucionario no entiende milimétricamente el punto político al que han llegados las contradicciones de clases en Venezuela y el inevitable desenlace del problema nacional antimperialista.

Lo científico es ver la Ley como producto de la superestructura del Estado, en nuestro caso de un Estado ideológicamente encontrado por la presencia de fuerzas sociales y nacionales distintas en el seno de un Estado históricamente capitalista, fundamentado en relaciones sociales de producción monopólicas. Esa conexión Estado-Ley- lucha de clases y monopolios explica el sorpresivo reconocimiento público a la declarado por Fedecámaras en favor de un gobierno al cual se oponen tenazmente,

La burguesía venezolana no reconoce el descarado bloqueo yanqui, pero, si reconoce de inmediato a la Ley , la Ley de Inversiones Extranjeras y la apertura total a las exigencias del gran capital. Definitivamente pues estamos frente a un problema no sólo constitucional sino también del Estado.

La cuestión nacional es la cobertura del bloqueo imperialista. En ese sentido la experiencia venezolana de los últimos cien años es concluyente: no puede haber desarrollo ni independencia nacional con inversiones extranjeras actuando a su libre albedrío, tampoco con monopolios capitalistas internos hegemonizando las relaciones de producción y asfixiando la economía popular de acuerdo a sus intereses, situación agravada por profunda crisis del capitalismo mundial y su búsqueda frenética de petróleo, minería, gas y agua.

El proceso revolucionario venezolano está ahora justo en el cruce de tres caminos: (1) el camino antiimperialista combinado con medidas socialistas (2) las corrientes emergentes de un capitalismo nacional chucuto (3) la vieja opción del capitalismo dependiente y neocolonial que podría implicar una entrada neofascista de gran peligrosidad. El camino de la revolución es el primero, por ello las consignas del proletariado, de todo el movimiento revolucionario funden la verdadera crítica del <antibloqueo imperialista> a la lucha contra las privatizaciones estratégicas, la explotación capitalista y por la independencia nacional.

Lo central no es tanto de cuál artículo de la Constitución Bolivariana se trata sino de qué Estado se trata, en el entendido de la necesidad de relevar el viejo capitalismo Estado heredado del punto fijismo por un estado del poder popular, que es una consigna venida no sólo del proletariado sino también de Chávez y las corrientes auténticas del nacionalismo bolivariano partidarias del nuevo Estado obrero-campesino y comunal.

Para el proletariado, para las vanguardias revolucionaria el programa de lucha antibloqueo o cualquier otro, no muere en lo nacional democrático, lo que puede pasar si tomamos para la crítica solamente el tema jurídico constitucional vigente, porque todas las constituciones de capitalismo mundial son derivadas en mayor o menor grado de la revolución democrático burguesa francesa de 1789, la Declaración de los Derechos del Hombre y finalmente la Constitución burguesa de 1791, que fija las normas constitucionales generales del capitalismo, incluyendo lo que la burguesía ilustrada recoge del sistema esclavista greco-romano.

En otras palabras, la crítica por muy radical que parezca (y hay que hacerla) enclavada sólo en los jurídico, no puede pasar más allá del perfeccionamiento del sistema democrático burgués y la fanfarria democrático -burguesa, que resulta imposible en un siglo 21 bajo la hegemonía de la burguesía imperialista mundial y la lucha del proletariado internacional contra ella.

Aún así existen razones de peso derivadas del problema nacional que debemos tomar en cuenta: (a) que el imperialismo encarna la nación o las naciones opresoras y el nacionalismo burgués de la PYME que explota a la clase obrera local y es a su vez oprimida por el gran capital monopolista interno e imperialista externo. Esa contradicción inter-capitalista abre una política que podría apuntar en los sectores avanzados del pequeño capital hacia al frente amplio antiimperialista. (b) Que la condición de oprimido de este sector pequeño burgués carga sobre sus hombros con la profunda deformación sufrida por sus sectores en el proceso de formación histórica de la burguesía nacional venezolana, impidiendo la consolidación de una auténtica burguesía nacional. (c) La presencia orgánica de una cada vez más diestra clase proletaria que aspira al poder político y hace el contrapeso de la escena.

Pero este límite como clase para sí del nacionalismo burgués, no elimina totalmente el nacionalismo pequeño burgués, lo fragmenta, lo debilita, haciendo del capitalismo nacional un esfuerzo chucuto, pero no lo liquida. Se trata de un hecho comparable al espejismo que sobre la "burguesía revolucionaria" expresan algunos funcionarios bolivarianos, caso de Castro Soteldo, de Lacava y posiblemente del abogado G. Escarra, para nombrar sólo unos pocos funcionarios defensores de la idea.

El debate que la dirección del PCV propone a Carreño y quizás colateralmente al propio abogado Escarrá (constituyentes ambos) tiene que ver con el problema nacional y sirve para descarnar las posiciones liberales del nacional reformismo, despojado de subterfugios electorales y jurídicos, en el entendido de que la ideología de ambos está justo dentro del constitucionalismo democrático burgués, una ideología que en el mejor de los casos se queja del bloqueo imperialista, pero hasta allí.

Ahora bien, no es un secreto que unos cuantos artículos de la Constitución Bolivariana, fueron puestos allí como cargas de profundidad de la ANC derivada de 1999, pensando la derecha en el futuro golpe cívico militar del 11 de abril del 2002 contra el presidente Chávez apuntando a frenar la ascendente politización de las masas.

La conspiración de abril fue orquestada por el dúo "chavista" Miquelena-Peña, uno presidente de la ANC, el otro de la Comisión Económica de dicho evento; ambos en franca relación con los monopolios de Fedecámaras-Venamchan representados en el 2002 por Carmona Estanga, la coalición cívico militar del Punto fijismo y los nuevos partidos neofascistas agrupados en la Coordinadora Democrática que lideraba el lumpen sindicalismo de Ortega y Manuel Cova. La conspiración apuntaba contra el presidente, las reformas sociales del bolivarianismo y los artículos progresivos de la Constitución como el artículo antimonopolista 113.

La insurrección del 13 de abril apuntaba a todo lo contrario y pedía la eliminación de los monopolios, de los artículos antinacionales de la Constitución y el castigo ejemplar para los golpistas. El presidente Chávez perdonó cristianamente los sangrientos desafueros decretando borrón y cuenta nueva. Nuestras palabras se las llevó el viento. Un grave error estratégico de los nacionalistas, sin duda.

Como vemos el asunto tienen antecedentes. El debate referido al capitalismo de estado y a las leyes liberales que salpican la Constitución Bolivariana es en parte la historia de la "Ley antibloqueo", de los cuestionados artículos antinacionales 302 y 303, etc. pero también es la historia de las posiciones antiimperialista de Manuel Pottella, Parras Luzardo, Francisco Mieres y otros revolucionarios, que en la ANC del 99 rechazaron el reacomodo de la derecha miquelenistas y su grupo. (*)

(*) Estos temas están trabajados con mayor amplitud en dos trabajos inéditos que hice sobre el tema: "La Constituyente Bolivariana su reforma frente al capital monopolista". Cap. Debate de los artículos 301 al 303. P115-120. Copia restringida editada por la Coordinación de Ediciones y publicación de la UBV, julio de 2009, Tomo I; igualmente en el Tomo II "Proceso nacionalista venezolano, la Reforma Constitucional y el capital monopolista, UBV. Septiembre de 2009.

El proletariado debe aprovechar ese juego de contradicciones para avanzar políticamente, pero no fijarse a ellas sino a sus propias consignas tanto en el campo antiimperialista como en los terrenos del socialismo científico. Los socialistas revolucionarios, las fuerzas nacionalistas del proceso bolivariano, las masas avanzadas obreras, campesinas y comunales, como primera línea defensiva deben estar en alerta. Vencer el cerco imperialista contra la fortaleza revolucionaria, sea por medios o por la guerra, no es lo mismo que entregar la fortaleza por cansancio, compromisos o tácticas erróneas y peor si es como dice Pottellá, sin promesa alguna.

Definitivamente pues, la Constitución no hace al Estado, tampoco al gobierno, que realmente es la clase históricamente dominante la que funda al Estado, el gobierno, las constituciones, las leyes, la educación, las policías y la propia dictadura de clase. Por más contradictoria que sea la composición del Estado -y el capitalismo de Estado venezolano lo es en alto grado- este es producto de la dictadura de la clase dominante y tiene que hacerlo aunque muy a su pesar tenga que cargar con las conquistas sociales de las masas, tal es la maldición que para el capitalismo representan los artículos progresivos de su propia constitución.

¿Qué significa entonces para el proletariado una ley antibloqueo?

El pueblo puede pasar grandes privaciones y sacrificios por una revolución contra la explotación capitalista, el intervencionismo extranjero y los cambios sociales necesarios, pero nunca lo hará para facilitar las privatizaciones y el enriquecimiento de unos cuantos super capitalistas que juegan con las necesidades y la buena fe de la gente y de la revolución.

Esto ha sido históricamente demostrado con el sacrificio y los combates populares de los últimos 450 años en Venezuela. Por ello, una ley realmente proletaria contra el bloqueo no puede ser demagógica, ni producto de la maniobra, tampoco podrá ser un mecanismo de distracción electoral, deberá ser una ley verdaderamente popular, antiimperialista y socialista que no se rinde ante el agresor, sino que lo castiga.

En otras palabras, una "Ley Antibloqueo Imperialista, deberá preparar a las masas para:

-(1) Desmontar los mecanismos internos del plan aislacionista oponiéndose a la dolarización del país, a la monopolización capitalista de la economía, a los atropellos del sistema financiero privado que distorsiona a conveniencia los precios, arruina el salario, libera el control de cambio y promueve la fuga de divisas US$ 348.724 millones correspondiente a sobrefacturación en las importaciones entre 1976 y 2014, (Cifras. Prof. Pascualina Curcio. "Antología de propuestas conómicas". Octubre.19.2020. Últimas Noticias.)

-(2) Frenar los atropellos del gran capital. La burguesía monopólica financiero-industrial y comercial anarquiza la economía venezolana, haciéndole la vida imposible al pueblo. Exigir la socialización de los monopolios capitalistas es una necesidad objetiva e impostergable para el desarrollo nacional de Venezuela. Aunque su prohibición esta ordenada en el artículo 113 de la Constitución Bolivariana y en el art. 97 la Constitución del año 61, este no se cumple porque los intereses entrecruzados entre el capitalismo de Estado y los monopolios privados lo impiden. La enorme distorsión especulativa de los precios tiene su origen en los intereses del capital monopolista concentrado en Fedecámaras-Venamcham.

-(3) Organizar una línea general del antibloqueo que permita alcanzar la liberación nacional y los objetivos socialistas del urgente proceso revolucionario de cambio.

-(4) Crear la Ley que actúe de forma inmediata contra la hambruna congelando los precios; que eleve el infra salario actual de menos de un dólar mensual, por encima de la canasta básica; que disuelva y estatice por decreto las mafias del transporte y ponga punto final a las privatizaciones estratégicas so pretexto de empresas mixtas donde el gran capital transnacional termina asumiendo propiedades y derechos que son constitucionalmente del pueblo venezolano; que en lugar de privatizaciones disimuladas se emprenda ya una poderosa ofensiva de industrialización nacional, una gran revolución agraria y tecnológica verdadera, basado en el esfuerzo propio pero también en la solidaridad internacionalista. Venezuela tiene los recursos naturales, humanos y las condiciones objetivas para el desarrollo de grandes fuerzas productivas y alianzas internacionales que permiten ese esfuerzo general.

-(5) Acabar con el mito socialdemócrata alimentado por el imperialismo anglo norteamericano de que todo depende de las , que esa es la salvación ante las crisis capitalistas. Esta solución pone a los ratones a cuidar el queso. Las "inversiones" imperialistas en más de cien años de inversiones petrolera, educativas, mineras, bancaria, farmacéuticas, médicas etc., han llevado la economía venezolana y latinoamericana a la ruina. Mientras han acumulado fortunas inmensas explotando enormes maquilas a la clase obrera, al campesinado y a las comunidades para finamente cerrar con broche de oro con el bloqueo general. Las inversiones del gran capital extranjero, especialmente del privado, debe ser rigurosamente controlada por el Estado y el pueblo en provecho del desarrollo nacional y social. Las inversiones extranjeras deben servir al bienestar del pueblo venezolano, no para hacer del país la caja chica de la acumulación imperialista, capital mundial en plena caída recesiva y generando mundialmente centenares de millones de desempleados y una pobreza crítica general sin precedentes.

(6) Frenar de verdad el bloqueo imperialista, que en complicidad con apátridas internos asfixian la vida del pueblo venezolano, desaparecen el bolívar, dolarizan peligrosamente la economía, derrumban las barreras arancelarias dejando sin protección básica a la nación venezolana; inundan el mercado de mercancía importada arruinando la economía nacional, (US$ 348.724 millones correspondientes a sobrefacturación en las importaciones entre 1976 y 2014, importaciones que han sido realizadas en un 71% por el sector privado.- Ib. P.C.) Favorecida la gran burguesía por disposiciones recientemente aprobadas en la ley de inversiones extranjera, que hacen de Venezuela un verdadero paraíso jurídico para el saqueo capitalista de nuestros recursos naturales y humanos.

-(7) La verdadera ley antibloqueo debe ejecutar los artículos nacionalistas y sociales presentes la Constitución bolivariana como los mencionados artículos antimonopolistas 113 y 114, eliminando adefesios antinacionales como los artículos 302. 303 y similares.

-(8) Finalmente, la implementación de Ley antibloqueo imperialista debe blindarse con grandes movilizaciones populares; con la organización disciplinada del poder popular a nivel de la clase obrera, del campesinado y las comunas, en todo el territorio y Embajadas del país.

No se trata pues de una ley para ganar votos, adelantar maniobras de poca monta, hacer populismo barato o practicar un democratismo jurídico formal, sino de una ley para un giro revolucionario de 180 grados en función del cambio proletario requerido por el proceso bolivariano.

Una ley, enemiga de la corrupción, de la burocracia, del reformismo, de las posiciones colaboracionistas, de la especulación y del sectarismo infantil; que se vincule a las grandes consignas antiimperialistas por el socialismo y el nuevo estado comunal de obreros, campesinos y de todo el pueblo, gobierno del que siempre hacía referencia el propio presidente Chávez. En fin, una Ley de desarrollo social producto no del papeleo inútil sino de las luchas populares.

Las organizaciones revolucionarias de las nuevas vanguardias políticas de Venezuela, reconocidas y unidas en la Alternativa Popular Revolucionaria, el PRT, el PCV y otras corrientes de clase, deben dejar establecido que la ley contra el bloqueo imperialista (así debe llamarse esta Ley) no termina con la crítica de la ley, sino que se profundiza hasta alcanzar el nuevo Estado proletario. La crítica a la Ley antibloqueo aprobada es de hecho una crítica al capitalismo de estado y un llamado a fundar nuevo estado obrero campesino- y comunal.

La semblanza de Engels y Marx ironizando contra quienes buscan los cambios de la historia en los hechos del pasado, viene al caso con motivo de esta Ley Antibloqueo. "Generalmente, -escribe Lenin citando a Marx en El Estado y la Revolución- las nuevas creaciones históricas están destinadas a que se las tome por una reproducción de las formas viejas y aún ya caducas, de vida social con las cuales las nuevas instituciones presentan cierta semejanza…" (Ibidem, 64)

Igual vigencia adquieren las citas de Lenin invocando los pasajes de Engels y Marx sobre la Guerra civil en Francia y el 18 brumario. Invocando el pensamiento de Marx contra el viejo Estado francés, Lenin nos recuerda que el régimen comunal (organizado por la Comuna de París) habría devuelto al organismo social todas las fuerzas que hasta entonces venía devorando el viejo Estado parásito. "La destrucción de la maquinaria burocrático-militar del Estado -escribe Lenin citando nuevamente a Marx- es "condición previa de toda revolución verdaderamente popular" (V. Lenin "El Estado y la Revolución", ediciones UBV, junio 2006 p48).



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Otto Van der Velde Q

Dirigente del Partido Revolucionario del Trabajo - PRT (Venezuela)


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