Auditórium

Si soy ‘alacrán’: ¡Y muy orgullosamente pajuos!

"Cuyo fin será la perdición, cuyo dios es el vientre, y su gloria está en su vergüenza; que sienten lo terrenal. Entonces dirá también a los de su izquierda:"Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno que ha sido preparado para el diablo y sus ángeles". Fin de la cita. Sagradas Escrituras 1569.

https://mundo-oriental.com/video-brito-admite-que-es-un-alacran-del-gobierno/

La base de todo tipo de relación gobierno-población, debe estar fundamentada en la lealtad. Una voluntad auto creada de ser firme con nuestras creencias, y principios, donde todo es el equivalente a defender aquello en lo que creemos, y profesamos, y en quienes creemos. Es una fuerza natural nacida de la convicción basada en lo que hacemos, y como pensamos todo aquello, a lo que nos debemos. La lealtad es el mantenernos siempre firmes con nuestros principios, sin los cambios provocados por la ambición económica, y el dinero fácil desmedido, la conveniencia temporal, o las alacranearías de otra índole, menos aún, por: "proyectos políticos mercenarios", sea cual fuere su nombre, conversiones o inclinaciones ideológicas dinerarias.

Le debemos lealtad a todo aquello que hemos considerado importante en nuestras vidas, nuestro país, la familia, amigos, empleados, creencias religiosas o ideológicas; lo que para estos ‘especímenes de alacranes’ no es muy importante para una vida en la "High Society" por la puerta trasera. El político, sin importar si es el más alto intelectual o no, sin diferencia por sus correrías de pertenencia a partidos creados con dineros de la corrupción, cuando se comprometen consigo mismo para servir a la causa de cualquier delincuente adinerado, y apartando, ante todo, el vivir la deslealtad en esencia hacia el pueblo, cuya voluntad, desesperadamente en unos álgidos momentos, le deposito su confianza, que es la que mandaba en esos estertores de la vida.

Quien, como político, es desleal a los intereses de quienes los votaron, y solo persigue una ambición vanidosa, no merece el título de servidor público, la verdadera definición de un político, con amplitud, de criterio, vocación de servicio, y amplitud de criterio, sino el de, el vulgar aprovechador de los dineros públicos, para montar un partido político, hacer campaña electoral, y pagar la asistencia a las putrefactas reuniones politiqueras. Quien vio una oportunidad de hacer dinero proveniente del delito, y se lanza a político, debe ser castigado duramente por quienes, creyendo en su sinceridad, le otorgaron de buena fe su voto. Quien negocia su bienestar político a conveniencia, para darse a conocer, mantenerse en la cima de las politiquerías falsarias, y lograr poder arrastrándose como una serpiente, no es leal sino a sí mismo, y a sus bajos instintos, y como rata de albañal continua indignamente jugando en el campo de la política, porque existen pranes que lo financian. Hoy a escasos 30 días del 6D electoral parlamentario del 2020, la corta, y pobre visión, que tienen de un país arruinado llamado Venezuela, al que creen, todavía, se le puede aprovechar, y terminar de secarle la ubre, es pura deslealtad al sentido del servicio público, y al pueblo que le entregó una vez su confianza.

Quienes negocian delincuencialmente sus posiciones e ideologías, dejando de lado principios, y logran diputaciones, alcaldías o gobernaciones, desconocen el sentido de la lealtad. Es desleal porque no respetan las infrahumanas condiciones de vida de sus paisanos, que mueren de mengua por condiciones de desnutrición como los dos hermanos septuagenarios de 72 y 73 años encontrados muertos en su apartamento en el sector Puente de Hierro en Caracas-Venezuela. La deslealtad de estos alacranes de la política, tarde o temprano, pagarán su codicia, al traicionar sus principios en nombre de los más oscuros intereses de la corrupción. Deberían retirarse por indignos, su palabra cada vez que hablan se desvaloriza mas ante la opinión pública y, pronto, se verán fuera de toda lid, sea esta justa o injusta, cuando pierdan su espacio público, y se encuentren sin poder, y aún más, sin la posibilidad de lograr volver a engrandecerse, envalentonarse, envanecerse de aquello que nunca les perteneció por su falso sentido de la lealtad, hacia un pueblo que sufre por el alto costo de la vida, la escasez de gasolina, y la falta de gas domestico. Todas sus obras, inclusive las que puedan calificarse como positivas, pasarán al olvido sin pena ni gloria, porque descuidaron con su traición ante todo, ese ser inhumano que llevan por dentro, que una vez se autocalificó de político, y traicionó deslealmente al pueblo que lo escogió.



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Edgar Perdomo Arzola

Analista de políticas públicas.

 Percasita11@yahoo.es      @percasita

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