¿Biden o Trump?

Un falso dilema. Es como aquel que dice que las críticas a Maduro le dan argumentos al imperialismo en su contra, como si Maduro no pudiera él solo con su desprestigio; es otro falso dilema, nadie puede arruinar más a este país y a su gente.

Para los venezolanos tan Biden como Trump representan lo mismo. La política exterior del imperio es imperial, no hay una forma más bonita que otra de colonizar y saquear un territorio. Algunos asocian a Trump con la doctrina Monroe y no a Biden, pero es falso. La política imperial no depende de ellos, la última palabra la tienen las grandes corporaciones.

Hay gente que no quiere ver, o no le da la gana de ver, que Maduro acabó con la revolución de Chávez. Una revolución que no tenía por qué ser reactiva, de repente se hizo reactiva. Su fuerza, todo su entusiasmo mermó, desapareció de repente, para que el imperio nos permitiera "hacer la revolución en paz", les entregamos nuestra economía –"le liberamos los precios, le damos los negocios, el petróleo, el oro, pero ustedes nos dejan "hacer la revolución". ¿Acaso ésto no les parece sospechoso y contradictorio?

Mientras más se acerca Maduro al capitalismo más lo quiere sacar del gobierno el imperio. Si el imperio necesita un procónsul este no será Maduro, tal vez López, pero no Maduro. O sea que el imperio nunca va dejar a Maduro hacer "su revolución" en paz. Es un falso dilema, Maduro no hace ninguna diferencia con su política con lo que quiere Estados Unidos imponer a Venezuela y a sus habitantes. Lo que molesta al imperio es Maduro y su gobierno de arribistas, que han sido capaces de vender la revolución y traicionar el legado de Chávez por sostenerse en el poder con su mamarracho de democracia destartalada.

La doctrina Monroe avanza, con o sin Trump, y Maduro se los facilita demoliendo todo lo construido por Chávez. En especial, la fuerza y el entusiasmo revolucionario, "pacificando" al pueblo en la resignación y la desesperanza –en lo que va de año han muerto dos familias por inanición: una madre y su hija, en Las Vegas de Petare y dos hermanos de 72 y 73 años en Puente Hierro. La gente se deja morir sin esperanzas. Al dejar de comer la muerte es lenta hasta que dejas escapar el último aliento, ¡no debe doler mucho! –. El peor daño que le ha hecho Maduro al pueblo chavista, el cual era más de la mitad del país a la muerte de Chávez, fue robarle la esperanza en los cambios sociales radicales, el futuro, entregando el control del país a la empresa privada y a los capitales extranjeros, a los mismo zánganos chulos que nos han desangrado toda la vida.

Pacificar a un pueblo en revolución es una contradicción, es reaccionario, es lo que quiso el imperio, y Maduro se lo dio como ofrenda. Pero lo hizo bien, ahora la población está cada vez más confundida, enferma, desalentada, amedrentada, tiene todos los síntomas psicológicos de un pueblo derrotado, que acaba de perder una guerra.

La revolución socialista es sinónimo de lucha, de cambio, de avance, de mentes activas y creativas, de entusiasmo por vencer el pasado o el presente que lo representa; el socialista dice "o la empresa privada se somete a la voluntad y necesidades de las mayorías o desaparece", "o nos salvamos todos o no se salva nadie". Maduro convirtió esta proposición en: "salvamos a los capitalista para salvar al gobierno". Hay gente que no le da la gana de ver esto y dice que las cosas no son tan simples. Sin embargo, entender dónde está el error no es tan complicado, y este está en haber trabajado para objetivos mezquinos en nombre del socialismo. No sería tan simple si realmente se avanzara en cambios revolucionarios. Entender a Maduro es fácil si sabemos lo que queremos, difícil es entenderse uno mismo cuando no se sabe lo que se quiere.

Pero el gobierno de Maduro, en vez de luchar, entregó la revolución. Así de simple. Y para los que ven en el gobierno la continuación de Chávez, yo les aseguro que Chávez estando vivo hubiera actuado frente a la crisis política y económica en dirección contraria a la de Maduro, hubiese radicalizado la revolución y sacado la gente a la calle para defender su revolución, no para ganar unas elecciones peorras o defender unas instituciones podridas.

Ahora no existe ni una cosa ni la otra; no hay revolución pero tampoco instituciones, podridas o nuevas, solo el capricho de un gobiernito que desaparece y 540 pendejos que levantan las dos manos cada vez que se tiene que aprobar una vagabundería en la constituyente.

¿Biden o Trump? ¿Maduro o López?, son falsos dilemas, ¿los ángeles tienen pene o vulva? ¿Se podrá decretar el estado socialista desde la Asamblea Nacional? ¿Socialismo en lo social o capitalismo en lo económico?, son falsos problemas ¿Será posible una burguesía revolucionaria? ¿Cómo podemos domesticar a un capitalista? ¿Y el capitalista se "auto suicida"? Es el sueño y deseo de Enrique Ocho Antich que late en el corazón de los maduristas: poder echarse palos con Lorenzo Mendoza el día de su cumpleaños.

¡Patria socialista o muerte! ¡VIVA CHÁVEZ!

 

 



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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