La inmediatez sepultura de la humanidad

Los sistemas sociales basados en la dominación y la sumisión, en la división de las sociedades entre dominantes y sometidos, han desarrollado una visión inmediatista de la vida, una psicología del presente que sin dudas sentencia la extinción de la humanidad.

El reciente fracaso en España de la reunión mundial sobre el cambio climático, los incendios en Australia, nos afirman la alarma de que es el capitalismo la culminación de la cultura de la inmediatez, y la convicción de que su existencia es la sentencia de extinción de la humanidad. Veamos.

El capitalismo ha refinado los sistemas de dominación, ha instaurado la hegemonía del lucro pronto como centro de la vida humana, ha esquivado la visión de futuro: lo importante es la ganancia aquí y ahora; el resto, el futuro, no importa. De esta manera todo se arrasa, todo se atropella por el dividendo: los bosques, los mares, los glaciares, el aire, la condición humana, todo sucumbe a esta ley de lucro.

La diferencia entre el tiempo de vida de los individuos (de los políticos) y de la vida de la naturaleza dificulta la visión del hombre como parte de la naturaleza, dependiente de ella. El hombre de hoy no ve más allá de su corta vida, sólo le importa el inmediato futuro.

El hombre del capitalismo se ha desligado de la naturaleza. En las grandes ciudades, donde se toman las decisiones, pasan años sin ver las estrellas, sin contacto con los bosques, sin sentir a la naturaleza, sólo percibiéndola en las calamidades. Su horizonte es corto, sus metas inmediatas, su visón miope. La sociedad capitalista no ve más allá de un año fiscal, del cierre de la contabilidad en un año. Los políticos no ven más lejos de la próxima elección, los gobernantes lucran sin considerar las consecuencias de ese lucro. Luego caen enfermos, envejecen, desaparecen y la vida queda lesionada. La suma de esas heridas son pasos hacia la extinción.

No hay historia, nadie recuerda cómo eran los ríos hace pocos años. No percibimos, por ejemplo, que ayer el Guaire era navegable, la gente no percibe los cambios de la naturaleza, por su vida corta no los puede percibir, piensan que siempre fue así y seguirá siendo así pase lo que pase. Los pocos que ladran el peligro no son escuchados. La caravana sigue su camino hacia la destrucción. No hay forma de salvarnos, o mejor: para salvarnos, no nosotros, para salvar a nuestros hijos, a los nietos de nuestros nietos, a la vida planetaria es necesario cambiar la forma de pensar, de sentir, es necesario cambiar la forma de relacionarnos entre nosotros, cambiar las metas de la vida, la visión de la posición nuestra como individuos y como especie en el entorno natural. El principal escollo es el egoísmo, la principal palanca para el cambio es la conciencia de pertenencia a una especie y a la naturaleza, tener conciencia de humanidad y en consecuencia de no poder existir sin una relación armónica con la naturaleza.

Todo comienza por derrotar al egoísmo y en pensar en humanidad, en naturaleza… más claro, todo comienza por el amor en lucha contra el egoísmo, más directo: es necesario superar el capitalismo base material y espiritual del egoísmo.

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Toby Valderrama


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