Ni yo ni ningún tuitero somos las personas para sentenciar ni decidir quién es violador y quien no. Yo no soy juez, ni fiscal, ni abogado

Este año, he tenido contacto con algunos casos de violencia machista (real o presunta). Casos muy lamentables que para nada deberían estar ocurriendo en nuestra sociedad. Se dice que determinados camaradas de izquierda estén involucrados en algunos de estos actos de violencia, lo que, de ser cierto, es absolutamente inaceptable y debería castigarse con el DOBLE del peso de la Ley, porque tuvieron la oportunidad de formarse y la desaprovecharon. Hay que exigir CELERIDAD de parte de las autoridades y los órganos competentes, para que estos casos sean prontamente investigados, las víctimas sean protegidas (sin burlas ni maltratos de ningún tipo de parte de las autoridades) y que las personas que sean determinadas como culpables por las investigaciones, sean prontamente sentenciadas.

Lo que no me está gustando PARA NADA es la actitud de algunas individualidades y colectivos, que muchas veces exigen de uno solidaridad automática y re-publicar comunicados e imágenes, en algunos casos anónimos, en los que se acusa a alguien de determinados delitos, reales o presuntos, con nombres, apellidos, fotos y epítetos.

Se espera que uno lo retransmita en sus redes personales, con su nombre y apellido, sin dudar, sin preguntar, sin considerar que toda persona es inocente a menos que se pruebe lo contrario, escuchando sólo a una de las partes. Y, si alguien muestra sus objeciones o dudas (estamos hablando de casos donde el acusado es una persona conocida dentro de las comunidades), es inmediatamente acusado de machista, misógino o de que los hombres (incluso los de izquierda) "nos apoyamos entre nosotros en nuestro actuar violento" porque somos "una tribu de cavernícolas insensibles a cualquier tipo de violencia", como si nosotros no tuviéramos, madres, esposas, hermanas, hijas y no tuviéramos sensibilidad con el tema, porque parece que la lucha contra la violencia machista sólo es comprendida por un grupo pequeño de personas, y por más nadie.

Esto causa peleas muy necias en redes sociales. Llueven los epítetos e insultos entre camaradas (como muy probablemente le lloverán a este texto), nos gritaremos "machista", "misógino", "loca", "feminazi", y de esa forma se terminan separando amistades y grupos que deberíamos estar luchando unidos, porque el enemigo (el machismo, el patriarcado y el capitalismo) es el mismo. Lo he visto un millón de veces, me ha pasado en carne propia, he bloqueado a much@s camarad@s por esta razón -uno no tiene por qué aceptar gente en su muro que venga a insultarlo o juzgarlo a uno- y sigo viendo esas discusiones día tras día en los muros de otras personas.

A lo mejor yo estoy muy sensible al respecto porque, cada noche que convocan a un tuitazo o una campaña, recibo no menos de 100 etiquetas y menciones esperando que yo apoye la campaña. El punto es que, ni yo ni ningún tuitero somos las personas competentes para sentenciar ni decidir quién es violador y quien no, quién es culpable ni quién es inocente. Yo no soy juez, ni fiscal, ni abogado.

Hay cifras terribles sobre los feminicidios que ocurren en Venezuela y otros países latinoamericanos. Es absolutamente cierto que, en la mayoría de los casos, la mujer es la víctima y que el hombre es el perpetrador, pero también es cierto que hay excepciones. Hay casos en los que alguien puede cometer un delito y hacer creer que lo cometió otra persona. También podría pasar que la persona que escribe los textos que se ponen a circular, puede que no lo haya hecho bien, esté exagerando o colocando datos que no son ciertos, o se coloca sólo una de las versiones sin comprobarla. En esos casos estaríamos difamando a alguien y dañando su reputación de forma irremediable, porque nadie va a sacar un comunicado dos semanas después rectificando o pidiendo disculpas, ni nadie tampoco lo va a retransmitir.

Dañando la reputación de personas que posiblemente sean inocentes no va a acabar con los feminicidios; todo lo contrario, va a crear rencores y críticas que ayudarán a quienes quieren minar la reputación de los movimientos feministas, como en efecto pasa en Europa, donde la prensa está avocada a desprestigiar a todo el movimiento feminista resaltando los errores de unas pocas personas y ocultando lo positivo.

Entonces, no pueden pedirle a un tuitero, o a un conjunto de tuiteros, que tomemos el papel que TIENEN QUE TOMAR la Fiscalía, el Ministerio Público, la policía científica y los Tribunales.

Alguien me dirá: "Bueno, ¡pero esto sí es así! Investiga, llama, pregunta, sal de tu ignorancia y tu comodidad". Pero cuando nos etiquetan, cuando nos llenan el Whatsapp o el Twitter de mensajes, menciones y etiquetas pidiendo retransmitir un comunicado, allí no nos están pidiendo que investiguemos, llamemos o preguntemos, sino simplemente que retransmitamos, de forma solidaria e incondicional. Sólo cuando uno tiene una duda es que te piden que "investigues". Eso no está bien.

Además, lo que me han enseñado compas que saben de ética periodística, es que deberíamos llamar a AMBOS lados y publicar AMBAS versiones. Y eso tampoco gusta mucho por acá, cuando ya se sentenció por adelantado a alguien como culpable.

En conclusión: En mi caso particular, no voy a retransmitir comunicados anónimos acusando a alguien, CON NOMBRE Y APELLIDO, de delitos o crímenes. Estoy de acuerdo en retransmitir comunicados donde se EXIJA a la Fiscalía, al Ministerio Público, a los Tribunales y órganos competentes que se investigue, se haga justicia con respecto a un caso y que se proteja a las víctimas potenciales, porque evidentemente si la vida de una o varias personas corre peligro, hay que actuar DE INMEDIATO.

Pero quien debe decidir quién es culpable e inocente, son los órganos competentes de justicia, en el entendido de que toda persona es inocente hasta que se pruebe lo contrario.

 



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Luigino Bracci

Estrecho colaborador y antiguo miembro del equipo editor de Aporrea. Bracci es un celoso defensor del Software Libre y de la libertad de expresión.

 lbracci@gmail.com      @lubrio

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