Bloqueo económico, crisis del rentismo y sus alternativas de superación

En un desesperado intento por boicotear las negociaciones del gobierno con la oposición en Oslo, Trump ha vuelto a golpear al pueblo de Venezuela con nuevas sanciones, requisando todos los activos e inversiones del país caribeño en EEUU. No contento con esto, se retiene un buque en Panamá con mas de 2500 toneladas de alimentos necesarios para la población y pone sus buques alrededor de las costas para evitar cualquier ingreso de insumos. Por otro lado, John Bolton, Consejero de Seguridad Nacional, advirtió tajantemente: "se acabó el tiempo de dialogo, es tiempo para la acción". Por lo que el pote de humo que escondían las negociaciones sólo fue una medida del imperio para ganar tiempo y acomodar mejor sus piezas en el tablero geopolítico. Michelle Bachelet, juega un importante rol en este escenario. Como Comisionada de la ONU para los DDHH, y con su histórico discurso de "socialista", redacta un informe demoledor sobre la situación lleno de graves mentiras y omisiones con la intención de generar una matriz de opinión negativa entre dudosos pseudoizquierdistas y fanáticos defensores de la democracia quienes con una evidente doble moral ponen el grito en el cielo cuando miran a Venezuela, mientras ignoran la realidad de otros países serviciales a los intereses norteamericanos. La negación de las cajas CLAP, es solo otra arremetida para generar hambre y con esto el caos necesario para imponer el proyecto "humanitario" que restablecerá el paraíso neoliberal con el que tanto sueñan los Guaidós, los López y el séquito de alimañas que danzan enaltecidos al ritmo de las trompetas de guerra que suenan desde el norte.

Crisis de la economía rentista y estrategias de su superación.

Venezuela arrastra históricamente el peso del rentismo, ya desde la época colonial su producción agraria, al igual que en todo Latinoamérica, la fueron transformando en una "economía de puerto" y los actuales consorcios petroleros, en materia económica, no se diferencian mucho de la Compañía de Guipuzcoana que saqueó la tierra y la fuerza de trabajo de su pueblo. Con la llegada de Chávez y la nacionalización efectiva del hidrocarburo empezó la primavera del Socialismo del siglo XXI, las gigantescas utilidades que brindaba la exportación del petróleo se convirtieron en importantes avances en derechos sociales. El crudo sirvió para garantizar el apoyo popular y electoral del proceso, la proliferación de numerosas organizaciones sociales y culturales, los procesos de alfabetización, salud y el exitoso plan vivienda que esta entre los más completos de América Latina. Pero toda primavera tiene su fin, la impactante caída del precio del petróleo y el deterioro de su infraestructura productiva que hoy produce menos del 30% que hace años atrás le pasaron la cuenta al gobierno y su plan de desarrollo. Ya por los años 30 el polímata Arturo Uslar Pietri, escribió un articulo llamado Sembrar el petróleo, donde exponía la peligrosa dependencia petrolera del país y planteaba usar sus riquezas no para pagar más importaciones sino para buscar nuevas fuentes de ingreso para el desarrollo endógeno y sostenido de la economía. La miopía de los gobernantes de la época (que se arrastra hasta la actualidad) no permitió dar ese gran salto y desde todas las veredas de la política siguieron bebiendo de ese manantial ponzoñoso.

Hoy ante la inminente crisis del rentismo petrolero el gobierno busca nuevas alternativas a su debilitada economía no en base al desarrollo, ni a la producción, mucho menos en el desgastado proyecto cepaliano de la Industrialización por Sustitución de Importaciones (que podría ser una salida temporal) sino a través del cambio de patrón extractivista, entregando el Arco del Orinoco a las grandes corporaciones mineras con una extensión de alrededor de 112 mil kilómetros cuadrados (12% del territorio nacional) y esta vez, será el oro el nuevo minotauro que desde las entrañas de la madre patria seguirá consumiendo la vida, la naturaleza y la sangre de los pueblos indígenas que habitan el territorio. La grave amenaza que se cierne sobre el Amazonas, es mucho peor de lo que pensamos, más allá de las visiones pachamamistas con las que debe enfrentarse cada intención de desarrollo económico propuesta por los gobiernos progresistas, esa zona es también la principal fuente de energía eléctrica que posee el país generando hasta un 70% del consumo total y su intervención se convierte en la espada de Damocles que pende sobre la cabeza de los habitantes de Venezuela amenazando con un nuevo periodo oscuro.

También es importante destacar la excesiva protección jurídica que se le dio a esta concesión, ya que debido a la urgente necesidad económica de la extracción minera, que generaría importantes ingresos en el corto plazo, se eleva a nivel de "Industria de Interés General" creando una Zona de Desarrollo Estratégico bajo la responsabilidad de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. En el decreto en cuestión se establece en forma expresa la suspensión de los derechos civiles y políticos en todo el territorio minero, especialmente en su artículo 25:

Ningún interés particular, gremial, sindical, de asociaciones o grupos, o sus normativas, prevalecerá sobre el interés general en el cumplimiento del objetivo contenido en el presente decreto.

Los sujetos que ejecuten o promuevan actuaciones materiales tendentes a la obstaculización de las operaciones totales o parciales de las actividades productivas de la Zona de Desarrollo Estratégica creada en este decreto serán sancionados conforme al ordenamiento jurídico aplicable.

Los organismos de seguridad del estado llevaran a cabo las acciones inmediatas necesarias para salvaguardar el normal desenvolvimiento de las actividades previstas en los planes de la Zona de Desarrollo Estratégico Nacional del Arco Minero del Orinoco, así como la ejecución de lo dispuesto en este artículo.

Esta "prevalencia del interés general por sobre el particular" es una grave legislación que ata de manos a los habitantes del Arco del Orinoco ante el deterioro ambiental y su calidad de vida, sin contar los pueblos indígenas que la habitan que, en el mejor de los casos, deberán ser desplazados de su forma de vida ancestral y su territorio histórico.

Esta ley de concesiones no debe tomarse a la ligera ya que es la punta de lanza que impone el gobierno para callar la voz de los explotados y potenciar jurídicamente un estado de sitio que bajo la misma excusa del Desarrollo Estratégico puede expandirse a otros sectores de la economía.

La crisis del extractivismo no puede superarse cambiando el patrón de exportación sino impulsando un potente proceso de desarrollo interno que sea capaz de cambiar la noción de estado rentista por un nuevo paradigma de estado, enfocado en la soberanía alimentaria y la producción de por lo menos un porcentaje importante de sus productos básicos de consumo en el corto plazo.

Alternativas de desarrollo.

La salida del rentismo no será tarea fácil después más de un siglo de economía de puerto, este cambio requiere no sólo de una importante planificación estatal, sino del más profundo proceso de deliberación y participación popular, ya que es evidente que quienes se benefician enormemente del chorreo que cae de la monoexportación no soltarán sus ganancias de la noche a la mañana. Por lo tanto se requiere de una potente iniciativa popular y organizativa para lograr estos propósitos y no es desde el estado precisamente de donde emanarán esas propuestas sino del más importante proceso deliberativo que haya tenido lugar en la historia de Venezuela, un proceso en el cual las bases se verán obligadas, producto de sus necesidades materiales inmediatas, a impulsar y reconstruir el olvidado proyecto comunal en base a los siguientes planteamientos.

  1. Un mayor desarrollo del mercado y la producción interna. Como lo analizamos anteriormente, nuestra debilidad económica se basa en gran parte en nuestra dependencia ante el precio internacional de la exportación de materias primas y también, de la posibilidad casi nula que tienen nuestros productos para posicionarse en el mercado internacional, por esto se hace imprescindible impulsar una política de desarrollo industrial que sea capaz de satisfacer las necesidades del mercado interno, y un reajuste de la apertura, que quiere decir, poner al servicio de la economía interna los beneficios del comercio internacional, y no a la inversa.

El viraje hacia esquemas de crecimiento que otorguen una mayor ponderación a los mercados internos parece ineludible, teniendo en cuenta que la especialización intensiva en la producción y exportación de bienes primarios aumenta nuestra vulnerabilidad a las turbulencias externas y genera una mayor volatilidad de los agregados macroeconómicos internos.

Ello conlleva vencer resistencias mentales y políticas de parte de quienes se aferrarán a seguir esperando que el mayor aliento venga "de afuera". La mayor fuente de emprendimiento está en nuestro territorio y en la capacidad creativa y creadora de los trabajadores del país. Por ello es necesario este rediseño de la estrategia, concediendo a los sectores vinculados al mercado interno sobre todo al de las empresas de menor tamaño y las cooperativas, urbanas y rurales un rol decisivo en el crecimiento económico, y por cual una promoción especial de acceso crediticio y de recursos humanos reduciendo así las asimetrías con las grandes empresas, como también de acceso tecnológico a todos los sectores y tipos de empresas para reducir las brechas externas.

  1. Recuperar el protagonismo del Estado y la participación de la sociedad. De lo anterior se desprende este punto: es imprescindible que el Estado "recupere allí donde no la tiene y fortalezca donde la tiene, una capacidad efectiva de liderar el proceso de acumulación". La recuperación de la propiedad de los recursos naturales y de las empresas en sectores estratégicos (banca, energía, comunicaciones, transporte). Debido a la exposición anterior, se entiende que el protagonismo del Estado en el proceso productivo debe estar conducido por la sociedad organizada con capacidades ilimitadas de contraloría, esto permite la emergencia de una gran área de producción social. generando diversas formas de cooperativismo, como cordones productivos comunales y empresas gestionadas por trabajadores, cordones estudiantiles-pobladores etc. Esta es la apuesta más efectiva para generar empleos, riqueza territorial y el desarrollo de la creatividad de la clase trabajadora. O sea la participación de la misma clase que produce la riqueza, pero bajo modalidades de acumulación y reproducción de relaciones sociales de un nuevo tipo. Ejemplos de este proceso hay bastantes a nivel local: FASINPAT (Fábrica sin Patrón) de Argentina, en donde los trabajadores controlan la producción y la ponen a disposición de las necesidades territoriales creando no solo una empresa autogestionada, sino también nuevas formas de relacionarse entre ellos basado en el cooperativismo de clase.

  2. Desarrollo sustentable. También es necesario avanzar hacia un cambio de la matriz energética y desarrollar patrones de producción, consumo y vida armónicos con la preservación de la naturaleza. El agotamiento de los combustibles fósiles, al mismo tiempo que el calentamiento global, hacen impostergable avanzar en el cambio de la matriz energética hacia formas renovables y en la adopción de patrones de producción alternativos. Las propuestas del Acuerdo de los Pueblos surgida de la Cumbre Mundial sobre Cambio Climático y Defensa de la Madre Tierra, son un verdadero programa que debiera ser incorporado en la agenda y en la lucha de los movimientos sociales, puesto que, como Evo Morales señala, "el mejor instrumento para enfrentar el reto del cambio climático no son los mecanismos de mercado, sino los seres humanos organizados, conscientes, movilizados y dotados de identidad". Lo que nos enfrenta con los esquemas de tipo extractivista, que debemos ir superando, es un proceso que no será fácil ni breve, por los ingresos que hoy nos significan los recursos mineros, petroleros y gasíferos y que hay que ver cómo remplazar.

  3. La propiedad de la tierra. Una verdadera reforma agraria es ineludible. Ya que es el medio para asegurar una "Soberanía Alimentaria" que comience por revertir la concentración de la propiedad de la tierras, entregando títulos a las familias y comunidades campesinas. La tierra debe ser declarada un bien social y debe ser protegida del deterioro y la contaminación. Se requerirá además apoyo técnico a corto y largo plazo, respetando las formas de producir, vivir y organizarse de los campesinos. Apoyos estatales para el procesamiento de la producción sin intermediarios y fomento de redes de comercio justo, control de precios y relación directa entre las comunas del campo y la ciudad. La movilización campesina de estos últimos días debe ser la punta de lanza del despertar social que sea capaz de quitarnos la venda de los errores y omisiones del gobierno ante las necesidades populares palpables.

  4. Territorializar la política en base al poder comunal. Se hace urgente desplazar la política a los territorios, identificar los problemas cotidianos de los habitantes y volver a levantar mesas técnicas que aborden las diferentes falencias presentes en los barrios y desde ahí politizar las necesidades inmediatas. Este proceso nos permitirá reconocer los lugares donde el estado ha abandonado su presencia y posicionar la organización popular como alternativa al desamparo institucional. Una buena medida para comenzar, es penetrar las diferentes mesas de trabajo, que son de carácter abierto e impulsar la organización popular como respuesta a los problemas cotidianos. Creando redes de solidaridad y trabajo voluntario en pos de una solución inmediata a la falta de iluminación pública, seguridad, gas, agua, etc. esta medida tiene como finalidad introducir un nuevo discurso político entre las masas desilusionadas con el estado y la clase política pusilánime ante sus necesidades. El poder popular es la respuesta evidente ante la falta de atención del gobierno y su imposibilidad de tener una lectura correcta de la situación.

  5. El poder popular como eje del desarrollo. Como hemos podido ver, en Venezuela durante la era del oro de la renta petrolera, las organizaciones sociales y las cooperativas de producción proliferaron con una fuerza nunca antes vista en este país, sin embargo fueron víctimas de un planificado desgaste por parte del naciente burocratismo, perdiendo su capacidad de autonomía, contraloría y poder de incidencia dentro de las políticas estatales abriendo paso a una cúpula de dirigentes y tecnicistas que en muchos casos se convirtieron en trabas para el avance del proceso y profundización del socialismo. Muchos de los procedimientos administrativos aun están empapados de las formas orgánicas heredadas de la cuarta república y sabemos muy bien que debido al principio jurídico de inamovilidad de los cargos públicos, muchos de los burócratas son fervientes copeyanos u otros partidos de oposición que aun siguen presentes en los ministerios boicoteando silenciosamente la iniciativa popular. ¡Llegó la hora del pueblo! Las masas populares han estado demasiado tiempo expectantes a este proceso y las consignas deben cambiar drásticamente a esta coyuntura. El gobierno se ha mantenido demasiado atento al dialogo con la burguesía nacional mientras desde sus empresas saquean nuestros recursos y elevan el precio de la canasta básica empujando al hambre a amplias capas de la población; ha hecho la vista gorda a la corrupción y el despojo planificado de todos nuestros recursos y nosotros aun no hemos despertado a la realidad ni al inmenso poder que tenemos en nuestras manos. Se acabo la hora del dialogo, es tiempo de reconstruir la iniciativa popular creando nuestras propias instancias de discusión y deliberación, nuestras herramientas de contraloría y vigilancia de nuestra escasa producción y retomar el proyecto comunal y de poder popular del que tanto se vocifera en los ministerios. Es tiempo de elevar nuestras propias asambleas de carácter resolutivo y construir en el seno del pueblo las herramientas para llevar a cabo sus propuestas. Es tiempo de vernos las caras y reconocernos, la tarea es dura pero no imposible y solo de nosotros depende el futuro de esta nación y el de Latinoamérica. Son los pobres quienes construyen la historia a pesar del mal gobierno, a pesar del hambre y la miseria a la que nos quieren someter. Hoy esta en nuestras manos decidir entre socialismo o barbarie.

 

anakuklosis@gmail.com



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