Caracas 31 de octubre de 2012 (y II Parte)

Haciendo Memoria: Foro “Comunicación y Revolución Desafíos de la Nueva Etapa”

4.- La Polarización.

Los dueños de los medios se han ocupado, en estos años de Revolución Bolivariana, de presentar a nivel nacional e internacional una imagen del país de acuerdo a sus intereses, y estos no han sido otros sino el de posicionar una matriz de opinión en el pueblo venezolano dirigida a desacreditar los logros y avances reivindicativos que se han alcanzado en estos últimos 15 años. Quizás haya que reconocer que los medios ocuparon el espacio dejado por los partidos políticos e instituciones del estado que se han deslegitimado, promoviendo así corrientes de opinión, muchas de ellas exageradas, referentes a la dinámica político-social del país. Tal situación ha llevado a una confrontación entre un sector identificado con el proyecto bolivariano y otro que le adversa. Esto ha creado una situación de polarización y donde las voces moderadas que pudieran servir de mediadoras, muchas veces se ven minimizadas cuando no amenazadas por uno u otro sector.

No obstante, se debe insistir en la necesidad de llevar a cabo actos de reconciliación, de encuentros, de diálogos, de acciones conjuntas sobre puntos mínimos de coincidencia. Hacer un esfuerzo por sujetar a los orates de lado y lado a la vez que estimulamos un ambiente de crítica, autocrítica y diálogo. Sólo así es posible convencer a aquel que nos adversa. Convencer para vencer, diría el Comandante Ernesto Che Guevara.

5.- El Pueblo como Sujeto Político.

Una de la formas de profundizar el proceso de Revolución Bolivariana es escuchando lo que dice la gente en la calle, meterle el zoom auditivo al pálpito protagónico del pueblo. Sería una manera como los medios contribuirían en la expresión de la línea popular, las demandas, problemas y propuestas del pueblo. Evidentemente marcando una notable diferencia con el estilo y la manera como lo hacen los medios de la derecha. Éstos le dan voz a determinados sectores del pueblo pero con el propósito de desacreditar e inocular la desesperanza.

Hasta ahora se ha visto al pueblo como un beneficiario de la acción asistencialista del estado y no como un protagonista político. Esta conducta de beneficencia pública o de estado benefactor en no pocas oportunidades es fuente de daño. Diría Ali Primera: "... eso es mala costumbre, y en lugar de hacer más grande a Dios lo disminuye." Los medios que tributan a la Revolución Bolivariana deben hacer posible que en su programación y publicaciones hable la comunidad. Esto es abrir los micrófonos, las cámaras, las paredes, las páginas y los encuentros a quienes hacen vida en la comunidad: grupos culturales, colectivos organizados, iglesias, comerciantes, instituciones educativas, de salud, grupos religiosos, productores, artesanos, artistas, inventores, etc. Por supuesto que el elemento político sobre el cual debe apoyarse tal acción no es otro que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Sería una manera de entender la expresión política que señala: "Dentro de la Constitución todo, fuera de la Constitución nada".

6.- Seducir para construir hegemonías.

Venezuela constituye uno de los pocos países que en Latinoamérica cuenta con una población mayoritariamente joven. Un segmento importante de su población se encuentra entre los 15 años y los 45 años. Es decir, parte de esa población nació a partir de la década de los años setenta del pasado siglo XX y otra parte ha nacido en el presente siglo XXI. Para el momento en que tiene lugar la rebelión militar encabezada por el Comandante Chávez – febrero de 1992 – parte de esas personas habían alcanzado la mayoría de edad y se aprestaban a ejercer su derecho al voto por primera vez.

La anterior consideración la hacemos como una manera de reflexionar en relación a lo que ha hecho y está haciendo la Revolución Bolivariana para llegar a las mayorías, para enamorar o seducir a otros públicos que, por diversas razones, constituyen un porcentaje nada desdeñable de la población que no se identifica con uno u otro sector político. Es decir, ¿cómo conectar culturalmente a los jóvenes de las clases populares con el proyecto de la Revolución Bolivariana?

Sin ánimos de hacer concesión suprema a encuestas o "rating", es importante contar con elementos propios de medición, estudios de audiencias, que nos permitan identificar sujetos claves presentes en las comunidades, identificar a aquellos referentes que hacen posible tejer las múltiples identidades que habitan el país. Tal estudio y análisis nos permitirá la construcción de alianzas y la articulación con miles de sectores y actores como una manera de evitar la especulación en relación a lo que creemos le gusta a la gente. Se trata de hablarle a las nuevas mayorías, seducir a nuevos públicos, hablarle a todo el mundo. Sólo así, creemos, estaremos contribuyendo en la construcción de una nueva hegemonía.

Una vez más hemos de reconocer las dificultades que tienen nuestros medios en relación a la producción de contenidos. Esto resulta una asimetría si lo comparamos con la cantidad de recursos que el estado ha invertido en la instalación y dotación de estaciones de radio y televisión. La producción de contenidos supone derrotar las barreras culturales, respetar los públicos, los sujetos y sus producciones culturales. Es decir, identificarnos con el pueblo. La producción de contenido supone hacer nuestras propias novelas, atrevernos a asumir otros formatos a partir de lo que vive, piensa y dice el pueblo.

La conexión cultural de las nuevas generaciones con el proyecto de la Revolución Bolivariana es lo que evitaría que muchas y muchos jóvenes sucumban ante la gran industria cultural capitalista que hizo posible acabar con aquellos espacios, aquellas narrativas y aquellas prácticas que nos hacían comunes.



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