La democracia del siglo 21 es obsoleta

Al comenzar a escribir estas líneas pensaría usted que me he vuelto loco y que pretendo convencerlo de que la dictadura o las formas de gobierno monárquicas resultan mejores en el mundo de hoy, pero en realidad este articulo busca hacer entender al lector que la democracia que hoy conocemos en la humanidad está atravesando graves problemas y conflictos.

Basta observar a la primera potencia del mundo y como sus representantes se refieren a los demás pueblos del mundo, como delincuentes, violadores o seres inferiores, pero no ven que su casa está ardiendo, amenazas de terrorismo interno, paquetes bombas, tiroteos producto de xenofobia, racismo, clasismo, etc.

Luego la elección de un hombre de derecha en Brasil que claramente por su discurso no es de mente abierta a los graves problemas sociales que vive su nación, los cuales no pueden ser resueltos solo con violencia, miedo y uso de la fuerza, tal y como este lo plante.

No conforme con esto si cruzamos el océano atlántico las disputas en Europa, los separatistas, el racismo y la xenofobia que profesan algunos grupos políticos, en Alemania, Francia y el mismo Reino Unido, no dan mucha esperanza respecto a los manejos que las democracias en el mundo tiene para resolver las crisis políticas, sociales y económicas de las que adolece este nuestro planeta.

Si revisamos la imagen local, no es más alentador el panorama, en el gobierno venezolano hay personajes que se dicen demócratas, pero hablan de "Hegemonía Política", lo cual no es compatible con un discurso democrático, que plantea principios como diversidad de pensamiento, libertad de expresión, derecho a la vida y a la integridad, etc. Que vale la pena recordar están plasmados en la constitución de 1.999, legado del presidente Chávez y bandera durante 2 décadas del sistema imperante, como la mejor del mundo, que ahora por razones desconocidas quiere ser modificada.

Lo grave de estos modelos discursivos en Venezuela y el mundo, es que la hegemonía no es referente a los intereses supremos de los ciudadanos, sino de de las cúpulas que manejan el poder. Tan cierto es que si observamos el mundo en general son pocas las caras nuevas que veremos acceder a estos epicentros de mando, los cogollos políticos que nos gobiernan no lo permiten, pues la hegemonía , que se nos quiere implantar mundialmente, sean de izquierda o de derecha, no es contra otros grupos políticos, sino contra la humanidad en general, volver los tiempos oscuros de ciudadanos, de primera, segunda y tercera clase o modelos de patriciado, plebeyos y esclavos, que mantendrían el status quo a favor de estas elites políticas dominantes.

La idea es crear a lo largo del mundo, republicas o naciones con supuestas democracias en modelos cargados de nepotismo y aristocracias. Créanme la ideología es lo de menos, es la simple conservación del poder lo que motoriza estos movimientos, por los medios que sean, no importa el ser humano, ni sus necesidades, es por eso que en cualquier parte del mundo, cuando un líder de cualquier corriente o de forma independiente, tiene buena gestión, este es apartado, humillado, invisibilizado, porque a las elites no importa si es aliado de la dirigencia en funciones de poder, nunca les convendrían nuevos rostros, incluso si estos nacen de su seno, pues cualquier innovación es un atentado en contra de los secuestradores del poder.

Y no se asuste hermano lector, no soy un revolucionario, ni un izquierdista o un derechista. Al contrario, la última barrera por derrotar es pensar que solo existe una manera de hacer política. El mundo debe avanzar a los pragmatismos, sin descuidar al ser humano. Recordemos que la democracia no existe para controlar a las masas y mantenerlas en oscuridad, por el contrario, es un medio para el desarrollo de las habilidades, pensamientos y capacidades de todos y cada uno de los hombres y liberarnos de las cadenas del miedo, hambre y la ignorancia, no existen tales cosas como pueblos o naciones malas o corruptas, como conjunto, lo que existen son elites, gobiernos o individuos que dañan y esos debemos siempre apártalos. No es factor determinante de la bondad o maldad de una persona, el color de piel, de donde viene o su preferencia, religiosa, sexual y política, son sus acciones individualísimas las que nos definen a cada uno como ciudadano, es allí donde radica la grandeza y el verdadero poder humano.



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Farrude El Basset

Periodista, analista político, profesor universitario y articulista. Desde hace nueve años mantiene su programa de radio ¿Aquí no es así?, que se transmite en Valencia por Tecnológica 93.7 FM.

 rafaelolmos101@gmail.com      @aureliano2327

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