Nicolás: creo en la Palabra de los hombres

Y "Palabra" con mayúscula porque eso es algo muy serio. Aunque no estamos en tiempos de Caballeros, la Palabra encierra muchas cosas más allá simplemente de decir algo. Dar la palabra significa poner en tela de juicio la conducta, confianza, credibilidad, respeto y yo añado: la virilidad, si es un hombre el que la da.

En página abierta.com se puede leer que "a través de la palabra revelamos si somos íntegros o no". Es la Palabra el patrimonio más preciado de una persona; y si esa Palabra es la de un Presidente, ni pensemos cuáles serían las consecuencias de su incumplimiento; y, si esa Palabra dada por un Presidente ha sido vista y escuchada en todos los Continentes, no quisiera yo estar en Enero escribiendo otra vez sobre el impago de las pensiones en el Exterior.

Como soy tan neurótica que hasta las especias coloco y tengo que mantener en estricto orden alfabético (ajo, albahaca, canela, comino, cúrcuma, curry, perejil, pimienta, sal..), he visto el vídeo del Presidente Maduro y Jordi Évole como mil setecientas veces, porque siempre debe uno escudriñar las cosas y darle a cada palabra el exacto significado que tiene y el orden en que se pronuncian; así como estudiar los gestos, las expresiones, la mirada, el tono de voz y la valentía de las personas. Y el Presidente Maduro volteó el rostro hacia la cámara y miró a los televidentes (o viej@s pensionad@s que todavía podemos medio ver)al dar su Palabra: "me comprometo, como siempre me he comprometido...". Creo que fue una Palabra empeñada seriamente, porque ya estamos viendo a todo aquel corrupto que se comprometió a trabajar seriamente por el bien del país en su industria bandera, y hasta barcos fantasmas han surgido de las profundidades. Qué horror!

Y entonces, el fantasma que siempre ronda en mi mente que no es un barco sino la famosa frase del Cónsul de Venezuela en Barcelona según quien "los pensionados en el exterior están desangrando al país", me hace comparar la modesta pensión de vejez que ya cotizamos previamente cuando el Bolivar si que era Fuerte de verdad, con los millones de billones de trillones de dólares que se han embolsillado los rateros corruptos dentro y fuera del país para llevarlo a la crisis más dramática de su historia.

Es que nosotros, los viejecillos lejanos, ahora debemos parecerle al Honorable Señor Cónsul, un pinchazo de aguja en el meñique al lado de la hemorragia de billete extraído del país que se conoce, lo que falta por conocer y lo que no conoceremos nunca.

Y allí está la crisis: producto de la Palabra falsa. Del fraude de la Palabra de quienes se comprometieron a cumplir. Esos son los verdaderos traidores a la Patria. Traidores a la Palabra dada, a la integridad y a su propia alma.

No nos traiciones Nicolás

 

iraidalambert@gmail.com



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