Volver a Chávez

Chávez, socialista impenitente

Chávez fue un hombre de esencia, paradójico y atrevido. Protagonista de una vida social compleja, se aproximó a ella de forma zigzagueante con dudas y certezas como suaves espejismos que se le aproximaban y alejaban. …"La naturaleza, el mundo que uno veía en el horizonte parecía lejano pero yo quería alcanzarlo, trasgredir los límites… En ese sentido, yo era un niño de frontera. ¿De frontera? Sí, porque siempre me empeñé en cruzar fronteras, trasgredir límites, reconocer nuevos territorios"… (Chávez entrevistado por Ignacio Ramonet, Mi Primera Vida, pp. 158-159)

El realismo mágico y la mente volátil permeó su imaginario febril. La cotidianidad costumbrista no hizo mella en su afán de escrutar pensares disímiles; en ellos descubrió su conciencia de clase y en el fino tejido de los probables e imposibles, prefiguró el sí mismo en los otros:

…Lucho conmigo mismo por no dejarme arrastrar por las corrientes. Hay ocasiones donde tú sientes la soledad. Siempre se acercan personas creyendo que vamos a hacer lo mismo, a tomar la misma senda del facilismo, que vamos a inscribir un partido político, que vamos a lanzar una campaña electoral, o a apoyar a alguien, etc. Una serie de razonamientos que uno oye en todas partes, y cuando uno anda contra esa corriente, a veces te lleva al desierto. Ser y pretender transformar es un compromiso serio que requiere mucha convicción, fortaleza y meditación, para avanzar contra esas corrientes, además de convencer a la gente de recorrer nuevos caminos. (Chávez entrevistado por A. Blanco Muñoz, Habla el Comandante, p. 175).

El recorrido lo inició con firmeza sustrayendo provisiones de su pensamiento versátil, empírico y pragmático, y del flujo de las ideas confusas y verosímiles. Avanzó en ese marasmo ataviado con su esencia amorosa y la genuina dialéctica aprendida en el claustro militar; ambas lo preservaron de probables desvaríos. Pudo así abstraer su pensamiento a lo concreto real y desde allí terrenalizó en nuevos argumentos, el mundo plagado de contradicciones irreconciliables.

Fue una realidad contundente, de derrumbes y soledades: había cesado la guerra fría, el muro de Berlín fue demolido en un instante y la esperanza de los espíritus soñadores, la experiencia socialista soviética, debeló sus inexactitudes. Ni el capitalismo demócrata burgués ni el socialismo ortodoxo soviético comprendieron el lenguaje de los preteridos. Desde entonces reinó la desesperanza, el escepticismo y la apatía; la Madre Tierra gimió de dolor.

El gemido sobrecogió sus entrañas; se preguntó: ¿Pudo el hongo atómico arrasar la fuente del pensar profundo? ¿Exterminó la afable mirada de los viejecillos en el parque, el retozo de niños y niñas jugando al loco escondio o las manos centelleantes de los amantes insaciables? ¡NO! concluyó. La historia siempre alza la voz de los misterios indecibles:

A propósito de esta crisis mundial y de lo que llaman el fin de los paradigmas, estuve leyendo en estos días a un autor que decía que estamos en el fin de la bipolaridad, que se inició en 1945. Hay otras personas que dicen que se terminó lo que comenzó en 1917, con el fin de la guerra y la victoria comunista en Rusia. Y hay otros que dicen que es el fin de lo que comenzó en 1789 con la Ilustración, la Revolución Francesa y la democracia liberal. En todo caso diría que es el fin de todas esas cosas y muchas otras antes de eso. Ahora, creo que cualquier movimiento que surja o esté por surgir debe ubicarse en una visión histórica, hacer una evaluación de lo que está terminando y de lo que va a comenzar. (Chávez entrevistado por A. Blanco Muñoz, Habla el comandante, p. 169)

Y la historia cantó nuevamente con su sonrisa afable. La unanimidad fue sorprendida con el trinar de las ideas y el despertar repentino del sujeto adormecido. Un eco huracanado se sintió por doquier y desafió al sinsentido: ¡Regresamos! ¡Aquí estamos! ¡Vivimos! ¡Somos! El milagro había acontecido; otras miradas palpitaron con inusitado ritmo y desafiaron lo improbable: la reafirmación de la venezolanidad extraviada.

No creemos en este paradigma del mundo capitalista occidental, democrático burgués. Tampoco creemos en el caído paradigma de la Unión Soviética: el comunismo, la sociedad sin clases, sin Estado, la igualdad absoluta. Eso no existe. Entonces ante esa realidad nosotros hemos planteado, después de pensarlo y analizarlo, la necesidad de rescatar lo nuestro. Y en vez de estar tomando como bandera la hoz y el martillo, o Superman que sería la otra parte, preferimos con todos los defectos, con todas las contradicciones que podamos encontrar y que tenemos que reconocer, con 200 años de diferencia, y tomando en cuenta el actual contexto histórico internacional, retomar como símbolo una bandera para presentarlo como inspiración de un pueblo que está por el suelo en cuanto a la conciencia histórica de lo que fue, de lo que es, y de lo que puede ser. (Chávez entrevistado por A. Blanco Muñoz, Habla el Comandante, p. 95)

La quietud de la conciencia milenaria adquirió nuevos bríos. Otros guerreros y guerreras destinados a estrujar las ambiciones de la vieja oligarquía, empuñaron la espada de Túpac Atari, Guaicaipuro, Manuelita, Artigas, Abreu e ‘Lima, San Martín, Juana Azurduy, Sucre, Bolívar, Zamora, Maisanta, Miranda y millones en aquella madrugada del 4 de febrero. La rebeldía sin causa tomó forma y sentido: resquebrajar el sistema causante de la infelicidad de mujeres y hombres.

Hoy, después de casi siete meses de la insurrección militar del 4 de febrero, los hombres que condujimos aquella gesta, el Movimiento Bolivariano como organización cívico-militar, el árbol de las tres raíces como inspiración filosófico doctrinaria, basada en el pensamiento de Simón Rodríguez, de Simón Bolívar y de Ezequiel Zamora, es decir, todos los componentes de esa fuerza que irrumpió como del subsuelo aquella noche y aquel día del 4 de febrero, mantenemos en vigor, mantenemos la vigencia que nos proporciona la tremenda fortaleza del pueblo venezolano. Esa vigencia que mantenemos es una fuerza del alma popular y es una fuerza que difícilmente podrá agotarse, porque se confunde con la esperanza del pueblo, con su vigencia. Y no hay pueblo, no hay ningún pueblo en la historia que haya perdido esa vigencia que da su esperanza. (Chávez entrevistado por J. V. Rangel, De Yare a Miraflores el mismo subversivo, p. 31).

Un grito esperanzador, Por Ahora, rasgó los velos de la ignominia y las voces prisioneras en las mazmorras del silencio se avivaron con pasión inusitada: "Bolívar, Sucre, Miranda, Rodríguez, Zamora, hijos dilectos de nuestros altares y corazones, gimen; claman por otra oportunidad. Sus voces son las nuestras; temen la quietud del infinito". Los espíritus de la sabana habían escuchado sus ruegos; la aurora presagió el nuevo amanecer:

Lo revolucionario es un concepto de la vida. Y vamos a referir qué significa el término revolución: cambio radical, total, de un modelo, de una sociedad en lo político, económico, social, etc. Es concebir el camino necesario para Venezuela a través de un cambio total, radical. Una visión que también debe enfrentar todo sin eludir nada. He ahí otra calidad de lo revolucionario: no eludir ningún problema ni contradicción. No puede haber una revolución económica sin una revolución política, sin una revolución cultural, una revolución moral. Es un concepto integral para que sea de verdad revolucionario. He allí otra de las visiones que nosotros estamos manteniendo. (Chávez entrevistado por A. Blanco Muñoz A., Habla el Comandante, p. 115).

Se despejaba el horizonte; la revolución había nacido para prodigar vida, humanidad pero ¿cómo? ¿Qué debía cambiar: el capitalismo en socialismo; la democracia liberal burguesa en gobierno popular de los excluidos; el socialcristianismo y la socialdemocracia en marxismo ortodoxo y dogmático o en marxismo como filosofía de la praxis? ¿Un cambio total e integral o parcial y gradual?

La hegemonía burguesa estrujaba las conciencias de los conjurados; sus espíritus impelían un accionar difuso. Los acalorados debates en las noches de penumbra despuntaron el alba del Bolivarianismo, teoría para la acción rebelde, la conjunción de las viejas palabras de Simón Rodríguez, Simón Bolívar y Ezequiel Zamora pronunciadas en tono altisonante en época de finitud del ser histórico. El imaginario de los preteridos alzaba el vuelo de lo profano:

Pudiésemos ampliar esto y no hacer tres, sino quinientas fuentes, y en verdad cuando decimos tres no son en verdad fuentes, hablamos de tres raíces, de tres figuras. Porque del marxismo hay que beber, del planteamiento liberal, del estructuralismo hay que beber, de muchas corrientes. Del cristianismo hay que beber, de los pensadores clásicos de la antigüedad. Son fuentes. Cuando nosotros hablamos de estas tres figuras, hablamos de tres raíces. (Chávez entrevistado por A. Blanco Muñoz, Habla el Comandante, p. 75).

El nuevo bolivarianismo, ideología de los revolucionarios, es la síntesis creadora del humano, el arma para el combate desde y para la praxis en el concierto de un proceso complejo y complicado, de movimientos lentos y rápidos, formas pacíficas y violentas, sucesivos avances y retrocesos como la majestuosidad de las olas del mar, sin atisbos dicotómicos según el devenir de las contradicciones y circunstancias de sus protagonistas:

…creo no es dicotómico, tal como se planteó hace mucho: o reforma o revolución. Yo creo que es un proceso que avanza, retrocede o a veces parece que avanza, depende de donde uno esté ubicado. O que se devuelve u oculta, como el viento que arrecia y amaina. Es un proceso. No creo que una vía niegue la otra. (…) Por eso te digo, no creo que es dicotómico, sino fases, secuencias y que hay diversas condiciones que favorecen, retardan o impulsan un proceso revolucionario, o de transformación, que no tiene fin. (Chávez entrevistado por A. Blanco Muñoz, Habla el Comandante, p. 455).

Reverdecía la épica, el romanticismo contagiaba a los incrédulos; la insania había contaminado a los frágiles espíritus y urgía su sanación. En el subconsciente histórico yacían los resquicios de la restauración.

Un proyecto político de largo aliento, el Proyecto Nacional Simón Bolívar, encauzó las energías de los guerreros y guerreras. Inspirado en el Árbol de las tres raíces, encadenó situaciones ..."dentro de un proceso evolutivo de signo profundamente transformador". (Chávez, El Libro Azul, p. 21). Su razón total, la Utopía Concreta Robinsoniana, regó los manantiales de la libertad, la justicia social y la fraternidad de la vida social.

Samuel Robinson, el filósofo socialista, utópico pre marxista, vivía momentos de convulsión en la Europa de los siglos XVIII y XIX. El Racionalismo y la Ilustración atrajeron su ávida mente; su espíritu se conmovió frente a los desmanes del capitalismo en transición al librecambio; bebió sin remilgos las fuentes de los debates sobre el cooperativismo, los falansterios, las injustas condiciones de vida de la mujer de Robert Owen, Charles Fourier, Etiénne Cabet, Flora Tristán y otros.

Henri de Saint Simon fue su más cercano confidente. Le platicó, en la intimidad de la palabra, sus desasosiegos y preferencias; las comprendió y asimiló. La pobreza y los desajustes sociales podrían subsanarse con la intervención de los sectores productivos; con la integración del trabajo manual y el intelectual y del talento y el capital con el trabajo; la proscripción de la herencia y la mancomunidad del Estado como garante de la justicia social.

Los socialistas utópicos respiraban los aires del reformismo pacifista; era temprano aún para comprender las causas de tan vil explotación y revertir los excesos del capitalismo en transición. Las contradicciones se multiplicaban por doquier; Robinson las analizaba con detenimiento mientras rememoraba sus pláticas profanas con el inquieto discípulo Simón Antonio.

Un sinfín de rumores se esparcían por aquél mundo convulso. De la lejana Abya Yala se decía que una gesta libertaria avanzaba a paso redoblado. Pensó: ¿llegó el momento de retornar a la tierra que abandoné hace bastante tiempo? ¿Qué tan ciertos son los rumores de ruptura de las cadenas de la opresión? ¿Se podrá crear, inventar sin errar un destino social común? Lo decidió:

…La América está llamada (SI LOS QUE LA GOBIERNAN LO ENTIENDEN) á ser el modelo de la buena sociedad, sin más trabajo que adaptar. Todo está hecho (en Europa especialmente). Tomen lo bueno - dejen lo malo – imiten con juicio – y por lo que les falte INVENTEN". (Simón Rodríguez, Inventamos o erramos, pp. 53-54)

En su conciencia pesaban las viejas rémoras de una realidad mortificante, de indignación silenciosa por el desamparo de tantos entre quienes nació y creció. El viejo hombre, solitario y lobo de sí mismo, desdibujado en el tiempo, concibió la sociedad de los semejantes donde:

…el hombre, ese ser de nervio, sangre y razón, debe trascender los límites de sus propias miserias individuales y ubicarse en el ámbito fértil de las relaciones sociales solidarias y con profundas dosis de racionalidad, tal como lo señalaba el maestro Simón Rodríguez en Sociedades Americanas (1842), consecuente con el pensamiento más avanzado de su tiempo, y aún vigente entre nosotros. (Chávez refiriéndose a Rodríguez, El Libro Azul, p. 23)

Era la visión teleológica del reino de lo social, de la nueva sociedad impregnada de historia ajena a las miserias que carcomieron por siglos al hombre entristecido:

Es decir, la sociedad existe para abrir a los hombres el cauce hacia la liberación de sus fuerzas internas, de tal manera que salga de lo meramente individual, para potenciar su capacidad de pensar, de inventar y de crear sus propios modos de existir, en interacción constante y solidaria con sus semejantes.(…) El desarrollo de su capacidad creadora le permitirá, en ese estadio futuro de sociedad, comprenderse a sí mismo y dinamizar su propia cultura, con lo cual se asienta en los terrenos de la racionalidad, en la búsqueda del fin existencial. (Chávez, El Libro Azul, p. 25)

Había germinado la idea en el discípulo; sus maestros habían obrado bien. Por las anchas alamedas se abría paso la utopía; la esperanza estaba garantizada. El Socialismo había renacido en las catacumbas.

(CONTINÚA….)

Lee y debate EL SOCIALISMO DE CHÁVEZ, PARADOJA INCONCLUSA.

Lo encuentras en: http://issuu.com/elsyrojasparra/docs/el_socialismo_de_ch__vez__paradoja_/1







 



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