Constituyente y Revolución (I)

Introducción: Los espacio/tiempo/culturales.

Antes de entrar en materia sobre la Constituyente que en pocos días se instalará y de la cual se hizo un simulacro de votación sumamente exitoso, quisiéramos hacer un necesario ejercicio teórico, con la finalidad de ubicarnos correctamente ante este transcendental e histórico acontecimiento. Como todos sabemos, durante los últimos cincuenta años tanto la Ciencia de la Complejidad como la Ciencia de la Vida o del Hombre han tenido un formidable desarrollo y, hoy por hoy, nos permiten tener una nueva percepción de la vida y de la sociedad, que nos dota de mecanismos para encontrar soluciones a los temas culturales, sociales y políticos que nos desafían y que hasta hace poco tiempo eran indescifrables, pues los analizábamos aplicando los principios y métodos del pensamiento lineal. Dentro de esa idea nos permitimos proponer una unidad de análisis, planificación y diseño del acaecer socio/cultural, que pensamos ayudaría mucho en el diseño y aplicación de un Proyecto País, de ese proyecto país por el cual clamamos fieramente los venezolanos, sencillamente porque no podemos seguir viviendo entre la aporía que afecta a quienes intentamos pensar y la anomia de quienes, absorbidos por las tremendas necesidades cotidianas, no pueden trascender esa cotidianidad.

Esa unidad de planificación/acción son los Espacio/tiempo/culturales, que, como su nombre sugiere, significa entender la sociedad como un sistema vivo, que se despliega en un territorio específico durante un determinado intervalo temporal y es guiado por los procesos culturales. Es una categoría cognitiva muy simple y sencilla, se trata, por ejemplo, de enfrentar la situación venezolana como un proceso socio/cultural, que se desarrolla dentro de unas fronteras históricamente creadas durante un período de tiempo determinado irreversibble. Profundicemos algo más. Como bien sabemos los sistemas vivos son los que producen y reproducen por si mismos los elementos que los constituyen, definiendo así su propia unidad: son sistemas abiertos a su entorno que disipan la energía que proviene de él después de consumir la que necesitan para vivir. Tal es el caso de la célula, las especies biológicas y animales, los ecosistemas, la tierra (Gaia) y el Universo. Para simplificar denominaremos a los Espacio/tiempo/culturales con las siglas ETC. La lámina que a continuación presentamos grafica los elementos que se mueven en un ETC general. Como podemos ver consta de 4 ámbitos generales y 5 infraestructuras territoriales, para un total de 27 elementos en constante interacción y movimiento, unas veces dialéctica y otras dialógicas.

 

 

 

 

 

Un ETC es un fenómeno vivo que se mueve mediante un proceso, donde la cultura es el impulso vital creado y sostenido por la red conformada por sus elementos materiales, quienes, al interactuar entre sí mediante un proceso se dotan de significado, generando y manteniendo, de esa manera, la cultura. Como vemos es un círculo perpetuo que solo cesará por causa de una implosión que genere una catástrofe (guerra atómica o cambio climático total) o un desastre cósmico. La encarnación material de la cultura (materia) incluye artefactos y textos escritos, mediante los cuales los significados son transmitidos de generación en generación.

Como puede fácilmente comprenderse, estamos ante un tema muy complejo, podríamos decir hipercomplejo, y solo el pensamiento, también complejo, puede analizar con probabilidades de éxito una cuestión de tal naturaleza. El pensamiento hipercomplejo solo lo puede producir el homo sapiens, pues hasta hoy no hay maquinas que puedan siquiera compararse con el cerebro humano, con su volumen de 1.500,00 cm3, sus 100.000 millones de neuronas, 1014millones de dendritas y sabe dios cuantas conexiones de flujos bioquímicos para transmitir y crear información, en verdad ni la imaginación más fértil pude imaginarse tan portentosa complejidad.

Si quisiéramos usar la matriz de la Reproducción Social señalada en la lámina, para planificar linealmente y escogemos dos de los veintisiete elementos para estudiar sus interrelaciones, veríamos que de acuerdo a la teoría combinatoria se producirían 3450 maneras de interrelacionarse y observaríamos que en la medida en que los grupos de elementos aumenten la cifra también crece, llegando, si buscamos combinaciones de grupos de 26 elementos a la cifra de 10.280x1024 combinaciones. Como vemos es una cifra inmanejable con los medios que disponemos en la Ciencia Lineal y solo el humano, mediante la Ciencia de la Complejidad, puede hacerlo si se dota de la estructura organizacional debida. Ante tal complejidad ¿cómo nos manejamos actualmente? Sencillamente y por incremento cuantitativo, con la Ciencia de los Grandes Números, o lo que es lo mismo, el mundo de las estadísticas que mide y distribuye en base a políticas de y para las grupos representativos, definidas mediante el diseño de políticas públicas (antes economía política) y decididas desde arriba por quienes tienen el poder ejecutivo especifico para ello.

Si algo podemos colegir del análisis planteado con base a estas cifras y en este momento, es que el conocimiento progresa pero no lo hace ni lo hará mediante procesos acumulativos (cuantitativos), muy por el contrario, lo adelanta mediante cambios cualitativos, mudanza de paradigmas, de pasar de la entropía sistémica a la egentropia (de lo simple a lo complejo, de lo complejo a los hipercomplejo), mediante un proceso de quiebres epistemológicos, de discontinuidades, de bifurcaciones y de la emergencia de lo nuevo. Como dice Carlos Eduardo Maldonado1 «Con las revoluciones científicas no llegamos a saber, conocer o entender más, por el contrario, conocemos y entendemos distinto; y por eso mismo, sorpresivamente, mejor».

Para situarnos ante los ETC usaremos el método de la prospectiva estratégica, esto es, situándonos en nuestro presente y analizando desde el punto de vista de la reproducción social, tendremos un diagnóstico de nuestra real situación desde el punto de vista cultural, social, político y económico/territorial, para después ver cómo llegamos a esta fotografía contextual y dinámica y los acontecimientos que marcaron esta deriva a partir del momento escogido como su inicio. Podemos escoger cualquier momento que consideremos suficiente relevante para el fin que perseguimos, bien podría ser el momento de la conquista, el inicio de la etapa republicana o el comienzo del siglo XX, todo depende de lo que queramos explicar. Para comprender por qué estamos donde estamos, debemos hacer el mismo análisis para la dimensión regional que más nos afecta (América del sur y el Caribe y también debemos considerar el contexto mundial: la situación del Sistema Mundo y sus derivas pasadas y presentes, así como las deseables y posibles a futuro.

La lámina que exponemos a continuación, representa a los elementos que interactúan para que la especie se autoreproduzca bajo el impulso de los bucles de retroalimentación de la cultura, a partir de un cierto pasado y hasta nuestro presente, para luego, a partir de aquí diseñar el futuro posible y deseable que Immanuel Wallerstein denomina utopística2:

Este modelo de planificación es socio/cultural, y solo podría funcionar si organizamos la institucionalidad del Estado para que este sea un ente planificador total en base a la participación y el protagonismo de los diseñadores/actores (todos nosotros: el pueblo). Hemos propuesto en varios sitios y oportunidades, y ahora lo hacemos ente la Constituyente, la creación de un ente planificador central que funciones como una sala situacional de diseño y control, que mediante una red de ámbitos similares haga participar los gobiernos comunales, regionales, locales, y las empresas del estado, constituyendo una red físico/electrónica que practique lo que hemos llamado planificación radical. La Sala Situacional Central no funcionaría como una jerarquía que ordena e instruye de arriba hacia abajo, por el contrario es un ente para estimular el cuerpo social como sistema vivo que es, diseñando políticas públicas previamente consensuadas mediante los instrumentos de la democracia participativa y protagónica.

Partiendo de esta premisa, pasemos a considerar el caso de un país como Venezuela. En primer lugar, somos un constructo histórico, existimos como existimos a consecuencia de un proceso que podríamos considerar se inició en 1498 cuando los españoles tocaron nuestras costas (Es solo un punto de referencia, pues realmente hay mucha historia anterior) nos encontrábamos en lo que podría llamarse una etapa primaria que denominamos etapa tribal/recolectora/cazadora/agrícola, localizada en pequeños y determinados lugares del actual territorio nacional. Estábamos viviendo un momento estelar en la evolución de la especie, el paso de la civilización recolectora/cazadora/trashumante a la agrícola/sedentaria, momento en que modernos estudios3 afirman que nuestro cerebro llegó al punto de inflexión en cuanto a capacidad craneana y peso y a un equilibrio entre el desarrollo social y el individual. Se inició allí lo que actualmente llamamos colonización, un período de nuestro espacio/tiempo/cultural donde los europeos, al inicio españoles castellanos, pero después europeos en general, desplegaron su cultura sobre nuestra gente imponiéndoles por la fuerza, su religión y la cotidianidad de valores negativos como el lucro por arrebato (hoy, según David Harvey apropiación por desposesión) y el racismo. El racismo junto al esclavismo, al desplegarse sobre nuestros aborígenes que apenas iniciaban el tránsito de la sociedad trashumante a la sedentaria, que era una sociedad libre, produjo un impacto demoledor en la psique individual y colectiva que no permitió (y quizá no permite todavía) que tomemos plena consciencia de nuestra identidad como pueblo y como individuos. Recorrimos de un solo empujón milenios de evolución y nos lanzaron al despeñadero en lo que, sin lugar a dudas, es uno de los mayores genocidios de la historia.

En estas circunstancias los europeos ocuparon el territorio, iniciaron la explotación minera y la esclavización mediante la encomienda (más adelante crearon la hacienda) provocando una hibridación (según Herrera Luque una sociedad mentalmente enferma) que dio lugar a un paisaje humano formado por pardos, pues basta que a cualquier persona se le determine su genoma para ver cuanto de negro, de ario, de neandertal y de aborigen posee. La gente se asombra y se explica cautamente muchas cosas de familia a la luz de estos conocimientos.

Luego fuimos viviendo nuestra historia durante trescientos años de coloniaje y conformamos un nicho ecocultural que devino en una geometría ocupacional del territorio al servicio del reino de España y de Europa en general, pues no debemos olvidar que con la dinastía de los Habsburgo (Carlos V, Felipe II y un largo etcétera) fue el sempiterno conato de un Imperio Europeo quien nos gobernó, y los Habsburgo eran alemanes y flamencos, en forma alguna españoles. El territorio que luego sería el de la Republica de Venezuela a partir de 1830, se definió con la creación de la Capitanía General de Venezuela en 1777 y desde entonces ese es más o menos nuestro marco territorial.

Ese coloniaje directo, se prolongó hasta 1830, cuando se inicia el período indirecto que llega a 1999 pasando por diferentes etapas: la primera que podríamos denominar republica bananera cuyos dirigentes buscaban anexionarse y ser anexionados por uno de los imperios existentes: Inglaterra, Francia, USA, para formar parte de la clase imperial y se extiende desde 1830 hasta 1916 pequeños momentos, algunas veces de nacionalismo y otras de sensatez; la segunda va de 1916 hasta 1999 y la podemos clasificar como «petrolera/rentista/oligárquica/prosistema» gobiernos cortos momentos en el tiempo de gobernar de ribetes nacionalistas, finalmente el proceso bolivariano de 1999 hasta hoy, que lo quisiéramos definir, a manera de propuesta como «petrolero/rentista/popular/nacionalista/buscador del ideal socialista» con la finalidad de que estudiemos el tema.

El hecho central es que desde 1830 hasta el presente nos hemos movido en el marco de la división axial del trabajo que implanta el Sistema Mundial, esto es, países centrales y periféricos con roles totalmente definidos que impone el Sistema como camisa de fuerza, de tal manera que cuando algún país periférico trata de salirse de la coyunda se le persigue, hostiga y si no cambia se le sustituye. Nuestro ETC ha sido estimulado por una cultura dominante colonizante, clasista y racista que nos subordina al Imperio y sus clases imperiales, pero somos un ETC pluricultural y con un fortísimo sustrato revolucionario que nos da nuestra historia pasada y presente. En nuestro sustrato pluricultural que compone la cultura parda, está nuestra fuerza.

Constituyente y Revolución.

En pasados artículos, quisimos definir la «situación revolucionaria» como aquel intervalo del tiempo histórico (flecha del tiempo) cuando en un territorio determinado (espacio), se exacerban las contradicciones propias del Sistema Socio/cultural realmente existente en el cual está inserto (Cultura), hasta una cota en la cual ya sus problemas no encuentran solución dentro de la estructura de dicho sistema, o, para decirlo en otras palabras, el período donde el potencial emocional/revolucionario que impulsa a los de abajo a buscar una trasformación radical, buscando abrirse paso entre las grietas surgidas en el seno de los grupos dominantes –desde la oligarquía hasta los sectores medios– poniendo la Revolución en el orden del día. En una situación de esta naturaleza, si los de abajo han encarnado un Proyecto Revolucionario específico, la Revolución puede producirse y realizarse. Es una condición necesaria aunque no suficiente.

Esta tesis es semejante a la que define los tiempos de cambio –momentos de bifurcación– en los sistemas complejos que funcionan lejos del equilibrio, y se evidencian sobre todo en los vivientes, aquellos que autoreproducen y transforman su estructura ante los estímulos internos o externos que los estimulan. Los sistemas, salvo el Universo, no son totales, están insertos dentro de otros mayores y son abiertos a ellos, pero, por el principio de «clausura»4 y en determinados períodos, funcionan como sistemas cerrados, pues sus membranas o fronteras dejan de tener la interpenetración que les es histórica y funcionalmente característica, debiendo, entonces, estudiarse internamente las estructuras históricas de sus redes culturales/territoriales para accionar hacia la revolución. Este estudio se hace necesario, para poder comprender cómo estas estructuras luchan entre sí, buscando romper los desequilibrios socio/culturales históricamente establecidos, para, de esa manera, construir una nueva percepción del cambio histórico en un plano más complejo5.

Eso es lo que sucede en todos y cada uno de los territorios que ha conformado la especie humana en su devenir, pues desde que las tres grandes redes (Americana, Euroasiática y Africana) que había conformado la especie durante millones de años, se unieron e hibridaron en el largo siglo XVI —partiendo de la conquista de América por los europeos—, comenzaron a emerger estados territoriales cada vez más definidos, hasta llegar a nuestro presente, cuando prácticamente toda la especie está inserta en un sistema socio/cultural mundializado (el Sistema Capitalista Mundial) y vive constreñida en estados territoriales, donde cada uno de ellos tiene una posición geopolítica real y especifica, pero que a la vez, y esto es lo importante, contienen en sí mismos las geopolíticas posibles y deseables para que la especie como un todo se mueva en una nueva dirección, que siendo en principio indeterminada, puede ser objeto de un diseño que estimule el cambio estructural en un sentido posible, deseado y necesario para la supervivencia y felicidad de nuestra especie en uno cualquiera (donde la situación revolucionaria devenga en momento revolucionario) de estos territorios que existe como un «espacio/tiempo/cultural», es decir, una unidad geográfica, un paisaje, que fue ocupado por la especie desde tiempos remotos creando una cultura (un sistema de valores, creencias, emociones e ilusiones, conductas y percepciones) durante un período muy largo que llega a millones de años y que luego, en su devenir, fue densificándose y relacionándose con otros grupos humanos hasta convertirse en un conjunto de pequeñas congregaciones, aldeas y poblados donde comenzó a emerger la separación entre la ciudad y el campo y con ello una cultura patriarcal que, separando a los humanos creó, según David Hume6, esa maravilla mediante la cual las mayorías son gobernadas por las minorías y se someten renunciando a sus propios sentimientos y pasiones a cambio de los de sus gobernantes. Allí empezó la lucha entre los de arriba y los de abajo, resistencia y afirmación que llega hasta nuestros días.

Debemos tener muy en cuenta que la hibridación o mestizaje étnico nos es importante orgánicamente, seguimos siendo los mismos seres biológicos, no generamos una especie nueva, no existen temas fisiológicos que nos diferencien; en cambio refleja, simboliza, patentiza y escenifica un mestizaje o hibridación de grandísima importancia, el mestizaje cultural. En definitiva hombre y cultura conforman una unidad dialéctica donde individuo, especie y sistema ecológico construyen el devenir histórico como un todo indivisible.

En cada «espacio/tiempo/cultural» se genera una cultura dominante y otras secundarias que integran una red de conversaciones y/o comunicaciones que transmiten semánticamente significados, los cuales se inoculan –tanto en la mente individual como en la colectiva– en los distintos grupos que se construyen en la medida en que las redes se densifican y se hacen más complejas al paso del tiempo, generando las modificaciones en el ecosistema, por causas tanto exógenas como endógenas. Por eso, y en la medida en que los territorios se van haciendo cada vez más concretos y específicos, adquieren una cierta individualidad que exige se les trate como unidades de planificación (eco-diseño) y acción trasformadora. El conflicto entre las redes culturales abre las compuertas para un dialogo fecundo, que debe buscar las raíces históricas de los problemas que nos agobian, para así encontrar soluciones reales, posibles y deseables.

En el caso Venezolano basta observar la realidad para entender cuál debe ser la dirección en que debemos trabajar. Los temas que nos agobian, entre otros, son la inseguridad, el desabastecimiento, la desigualdad, la anomia y la aporía generalizada y sobre todo, la ausencia de esperanza y fe en un Proyecto Nacional histórico que nos alumbre un camino deseable y posible y que, por sobre todas las cosas, sea creíble. Pero, cuando observamos lo que sucede en el Mundo vemos lo mismo: incremento de la desigualdad entre países centrales y periféricos y de la violencia contra estos últimos, aumento de la misma situación al interior de todos y cada uno de los estados territoriales; crecimiento de la violencia en todos los órdenes, pero sobre todo de la alevosía, premeditación y desparpajo por parte de los estados antiprogresistas. Creemos, sin embargo, que lo más grave de todo eso es la naturaleza del discurso mundial donde se afirma lo contrario de lo que se hace: hablan de combatir el tráfico de drogas, para que su negocio sea mayor y más rentable; de querer implantar la paz externa e interna, para beneficiar al complejo militar/industrial; de luchar por la paz, la democracia y la conciliación, para instrumentar los mecanismo que permitan reducir a súbditos a los otros territorios y poblaciones, etc., etc. Es un problema sistémico, total. Nosotros, los venezolanos, nos encontramos en un momento históricamente decisivo: los actores políticos adversos han agotado su discurso y no pueden transmitir aliento en el presente y confianza en el futuro.

La derecha, representada tanto por la MUD como por la mayoría de los grupos de "estatus", caso de la academia, la iglesia, los medios de comunicación y por sobre todo "el sentido común" que emana de la cultura dominante mediante sus personas notables (constructos culturales) que crean opinión, no tienen otra respuestas que la de volver al pasado e inscribirnos en una globalización dominada por el Capital, el cual, paradójicamente y al mismo tiempo, naufraga estrepitosamente a escala mundial; mientras que la izquierda, con su carga histórica, no encuentra otra solución que incrementar el estatismo aceptando la institucionalidad culturalmente creada durante un pasado de por lo menos doscientos años. Por eso, en la izquierda, tenemos el imperativo de nuclearnos mediante un «Moderno Proyecto Nacional Territorial» que entienda que la llamada industrialización fue un mecanismo impuesto por el sistema para hacernos cada vez más periféricos y que por ello no tiene sentido hablar de «reindustrializarnos»; que la paz y la conciliación fueron sepulcrales al atañer solo a los de arriba e invisibilizar a los de abajo y que no existe la «reconciliación» entre quienes jamás estuvieron conciliados; que la "democracia formal y representativa" es solo un mecanismo mediante el cual las oligarquías, sobre todo la del Capital, logra que las mayorías, incluyendo a los sectores medios, sean, dominados y gobernados en términos reales por las minorías; que la economía es solo el ámbito de la socio/cultura donde se producen, distribuyen y consumen bienes y servicios y no el demiurgo del comportamiento socio/cultural; que en el fondo quien decide qué es un bien o un servicio, es la mente, la socio/cultura, pudiéndose por ello, transformar el comportamiento de los seres humanos mediante la acción revolucionaria; en fin, que es un problema sistémico, de modelo, de percepción de la realidad, que pone a prueba la existencia o no de un equipo revolucionario que enfrente la existente situación revolucionaria con humildad y firmeza.

La respuesta a la crisis que nos atenaza —recuerda a la vivida en 1814 cuando parte del pueblo en armas con Boves a la cabeza, trastocó las estructuras socio/culturales vigentes en el territorio de la Provincia de Venezuela construidas durante trescientos años, generando una tragedia histórica, en términos de Marx, que aún nos arropa— solo encontrará una vía progresista rompiendo con la percepción política antigua de la Revolución. El concepto Revolución es polisémico y su significado ha mutado a lo largo del tiempo, debido a las cambiantes circunstancias socio/culturales que transformaron el espacio/tiempo/cultural donde emergió y se desarrolló: desde la visión de Marx a mediados del siglo IXX hasta nuestro presente, donde en cada estado territorial y grupo de actores se maneja y trata de imponer un significado distinto. Ese concepto –Revolución y Reforma– tenemos que redefinirlo, para que responda a nuestro espacio/tiempo/cultural concreto. No podemos navegar sobre abstracciones ideológicas paralizantes que nos pueden llevar a la consumación de una tragedia histórica.

En este sentido quisiera hacer una convocatoria a las diversas personalidades y grupos del movimiento revolucionario para que reflexionemos y hagamos un extraordinario esfuerzo por entendernos y actuar –dentro de nuestra humana emocionalidad– con racionalidad, honestidad y humildad revolucionaria. Somos muchas las individualidades y grupos que pugnamos en la izquierda por imponer nuestra visión, una percepción, una perspectiva, tanto del camino transitado como del que construiremos ¡eso está muy bien, es imperioso que lo hagamos! pero también es necesario que nos reconozcamos como lo que somos individualmente, que dejemos de pensar que por una misteriosa taumaturgia nos hemos convertido de clase media con preocupación y fuerza intelectual revolucionaria, creer que somos mutantes que pensamos y actuamos como proletarios fabriles que representamos a la clase obrera y que nos hemos convertido en una especie de caja de resonancia de un pensamiento infalible.

Volveremos sobre ello, pero entre los años 1998 y 2005 un vastísimo movimiento de venezolanos nos lanzamos con fuerza y abnegación a participar y construir un Proyecto Nacional Moderno y Territorial y fueron muchos los logros y fantásticas las perspectivas ¡estuvimos a punto de lograrlo! pero se impuso la presión del enemigo histórico (que era y es previsible), el dogmatismo y lo más negativo de la cultura patriarcal: la prepotencia y el secretismo descendió en cascada sobre el cuerpo revolucionario, de mano de líderes apoyados en la fuerza del aparato burocrático obsoleto y negativo heredado, el mismo que estábamos exigidos a trasformar, que debíamos destruir. Estamos obligados a cumplir esta tarea, no es posible que cualquier grupo que intenta formarse se disuelva por la presión individualista de sus componentes, que diariamente veamos los ataques a que algunos someten a los compañeros que están en el gobierno y cómo los descalifican sin piedad. No creo en ese camino. Claro que los compañeros que están en el gobierno deben ser los primeros en actuar con humildad y aceptar en verdad la crítica, sin calificarla previa y prepotentemente como correcta e incorrecta, pero esto también vale para todos nosotros. Debemos ser muy serios y responsables para poder salir de este drama al que el mal hacer nos ha llevado. Como siempre afirmó Saramago, hay que ser genética y emocionalmente revolucionarios y también, parodiando a Mao, saber distinguir entre las contradicciones antagónicas y las que ocurren en el seno del pueblo. Diferenciar en la Venezuela de hoy, el tratamiento que se da al estamento político representado tanto en la MUD como en otras agrupaciones e individualidades de derecha con peso en el imaginario social, del trato a quienes hacen vida en el campo del proceso revolucionario, no solo es importante, sino vital para construir el Nuevo Proyecto Nacional Territorial, diseñarlo y aplicarlo.

Por último, y acerca de las tareas que debería acometer la ANC, diríamos que lo primero es fortalecer y definir el Estado Revolucionario, es decir, y en forma sencilla, gobernar y detener el accionar de los enemigos de la Revolución. Hay que transformar el Estado por etapas, pero con decisión revolucionaria, esto es, atacar al poder judicial en sus raíces sistémicas, lo cual significa, no solo un cambio en la dirigencia y en los cuadros medios, sino una transformación institucional cualitativa, profunda y radical. En otras palabras, crear un poder judicial popular, participativo y protagónico que destruya al actualmente constituido que es burocrático, clasista y sistémico.

Lo segundo es derrotar el funesto concepto de que nuestros problemas son económicos, cuando realmente son culturales, son de percepción y de ver la economía en su realidad, pues la economia es una técnica7 que opera en el ámbito de la socio/cultura donde se producen, distribuyen y se consumen bienes y servicios, pero quien decide qué es un bien o un servicio es la mente social, la socio/cultura. La distribución puede ser una actividad comercial monetizada o el fruto de un diseño organizacional que evalue las necesidades reales de la población considerando la diversidad de esas necesidades. En un espacio/tiempo/cultural enmarcado por la cultura matríztica la economía podría reducirse a un esquema de administración y contabilidad social. Lo decía una y mil veces Chávez «no poner la carreta delante de los caballlos, no es la economía quien decide: es la política»

Tercero, diseñar e implantar un Proyecto País territorial moderno y libre de dogmatismo. Cuando hablo de dogmatismo no me refiero a los marxista, hablo de los liberales, de los economistas formados en las academias que realimente son los sacerdotes del capitalismo con sus mil formas de penetrar como un virus el cuerpo y la mente social. Hay que reformar urgentemente la totalidad de la educación, pero, por sobre todo y preferentemente a las universidades, para que dejen de ser antros que producen mediocridad y pensamiento simple, pues realmente la academia en el fondo solo produce tanto más académicos que piensan lo mismo como jubilados que van a influenciar y confundir a quienes creen, que por veteranos, son valiosos.

Cuarto, y por último, enfrentar con sinceridad y afecto revolucionario, la forma y contenido de la alianza cívico militar, el mayor y decisivo soporte que legó Chávez a la revolución bolivariana. Sin la efectividad de esa alianza nos habría sido sumamente difícil rechazar la arremetida del imperio, de la clase imperial y de tanto cuadro confundido. Gracias a la firmeza de esa alianza y al valor de sus cuadros dirigentes, hemos podido cruzar el rubicón y hoy nos encontramos a las puertas de una verdadera y profunda revolución. Diseñemos una nueva institucionalidad para quienes participan en la cosa pública, y construyamos un nicho para que nuestros militares vivan plena y responsablemente su rol de cuadros dirigentes de la revolución.

 

1 Significado e impacto social de las ciencias de la complejidad. Ediciones desde abajo, Colombia, 2013. Pág. 17

2 Utopistica. Siglo XXI Fondo de Cultura económica. 1988. Según Wallerstein, «Utopistica es la evaluación seria de alternativas históricas, el ejercicio de nuestro juicio en cuanto a la racionalidad material de los posibles sistemas históricos alternativos. Es la evaluación sobria, racional y realista de los sistemas sociales humanos y sus limitaciones, así como de os ámbitos abiertos a la creatividad humana. No es el rostro de un futuro perfecto (e inevitable), sino el de un futuro alternativo, realmente mejor y plausible (pero incierto) desde el punto de vista histórico. Es, por lo tanto, un ejercicio simultáneo en los ámbitos de la ciencia, la política y la moralidad.»

3 Yuval Noah Harari. SAPIENS, de animales a dioses. Editorial Debate 2017, pág. 65

4 El «principio de clausura» es un concepto presentado por Humberto Maturana y resuelve cómo analizar y estimular un sistema abierto como la sociedad humana – que procesa la energía del universo disipándola, funciona estructuralmente en desequilibrio y donde cada momento es irrepetible– haciéndolo asequible a la mente humana, al verlo como una unidad dentro de su complejidad e historicidad, pero clausurado.

5 Como un dato adicional, quisiéramos plantear que la desaparición del Capitalismo, como un momento del sistema histórico creado por la especie humana, se producirá por las transformaciones estructurales antisistema que ocurran en los estados territoriales, pues al cambiar las relaciones internas y externas de uno o varios de ellos dentro de las redes sistémicas, se producirá un estimulo endógenos sobre el Sistema como un todo que modificará su estructura para, necesariamente, adecuarse al cambio so pena de sucumbir.

6 David Hume, "De los primeros principios de gobierno", Ensayos y tratados sobre varios temas, 1758.

7 Santos (2006: 16) plantea: "Es bien sabido que la principal forma de relación entre el hombre y la naturaleza, o mejor, entre el hombre y el medio, está dada por la técnica. Las técnicas son un conjunto de medios instrumentales y sociales, con los cuales el hombre realiza su vida, produce, al mismo tiempo, crea espacio. Esaforma de ver la técnica no ha sido, todavía, completamente explorada".

 



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José Luís Pacheco Simanca

Ingeniero Civil (ULA). Fue fundador del (MIR) en Mérida en 1959 y secretario de organización y de formación ideológica en el Dto. Federal y el Edo. Miranda. Coordinaba el apoyo logístico al frente guerrillero El Bachiller y dirigió revistas Rojo y Negro, órgano del MIR y Vanguardia, del Movimiento Marxista Leninista de Venezuela– MMLV– en 1965. Estuvo preso por revolucionario. En 1997 participó en el Plan de Gobierno de Hugo Chávez. En 1999 fue Viceministro y Director General del Ministerio de Transporte y Comunicaciones, luego Viceministro de Planificación. En 2000 fue Viceministro de Energía en el Ministerio de Energía y Minas con la misión de coordinar la elaboración del Plan Nacional de Energía. En 2001 fue director principal de la Junta Directiva del Banco Nacional de Desarrollo (Bandes). Posteriormente fue director principal de la Junta Directiva de Bandes Uruguay, hasta 2010. Fue Presidente de la Fundación Teatro Teresa Carreño. Es autor de varias publicaciones.


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