Tensiones, contradicciones y desafíos

Venezuela en disputa más allá de del momento coyuntural

Venezuela está en disputa; y contextualizar la disputa, permite poner de relieve la importancia de las prácticas de los actores políticos y, en particular, la dimensión histórica de estas prácticas.

Es así como decimos que toda disputa que se libra en un marco de transformaciones sociales, no puede ser medida de manera genérica e imprecisa desde un momento coyuntural. La coyuntura, como la batalla, representa un instante de la disputa; no la disputa en sentido del tiempo histórico (Mészáros).

Demasiado frecuentemente se habla de la coyuntura, pero de maneras fetichizante, es decir, de maneras que la convierten en una fuerza independiente de las acciones globales y hacedoras de nuestros destinos. Así representada hay quienes la demonizan y quienes hacen su apología. Pero lo común a ambas concepciones fetichizantes es imaginar la coyuntura (como dos cúpulas políticas en pugna) más allá de toda acción global, a la vez que como un proceso único, «el proceso del momento coyuntural», el cual además suele caracterizarse como un fenómeno de carácter exclusivamente económico y/o político.

En vista de esto, parece conveniente caracterizar algunos elementos que en nuestra opinión nos ayudan a desarrollar una aproximación analíticamente más fértil a la lectura de la Venezuela en disputa más allá del momento coyuntural. Es decir, una lectura que en lugar de cerrar las posibilidades de interrogación (desde la coyuntura), las abra hacia lo estratégico en sentido histórico (trascender la Modernidad/Colonialidad Capitalista/Eurocéntrica). De manera que, la aproximación que proponemos persigue un interés peculiar: el de inclinar la balanza en favor del bloque social de los oprimidos, pues, entendemos que las transformaciones sociales se dan cuando ese pueblo (pescador, campesino, indígena, afro-caribeño, mujer, obrero, sexo-diverso, poblador, excluido, asalariado, etc.), construye su hegemonía e impone su relato.

Desde allí escribimos y proponemos entonces esos elementos que facilitarían una aproximación analíticamente más fértil a la lectura de la disputa, divisemos:

TENSIONES

La disputa política que vivimos en Venezuela, tiene precedentes históricos de larga data; reiteramos, no es lo mismo el momento coyuntural que la disputa histórica. En ese sentido, muchos son los acontecimientos relativos al imperio de turno. Esto nos dice que los venezolanos estamos en tensión desde hace cinco siglos, solo que, desde la conquista política del movimiento Bolivariano liderado por Chávez (1998); se retoma y acentúa el conflicto de clases en el país, dicho en términos decoloniales: se reverbera la lucha entre «El Capital vs. El Pueblo». Lo que explica el Golpe de Estado de 2002; el paro petrolero en 2003; la oleada de disturbios en 2004; el boicot político de 2007; el plan "La Salida" que dejo más de 40 muertos en 2014 y otros tantos hechos que seguro se nos escapan.

No obstante, si de lo que se trata es de analizar el momento coyuntural sin perder de vista la disputa que lo precede y lo trasciende; entonces, es el último lustro donde el pueblo venezolano ha sido sometido a un incesante estado de conmoción, el cual combina poderosas armas que desorientan fácilmente el juicio crítico sobre nuestra realidad. En ese sentido, el poder de los medios (la mediocracia para Agamben) [1], la guerra psicológica, la crisis alimentaria y el bombardeo depravado a la moneda nacional (Bolívar), son combinados en una perversa agenda de desestabilización política por parte de la derecha, que ha intentado sacar provecho a partir de la desaparición física del Presidente Chávez (2013), lo que se traduce en una brega coyuntural entre poderes. Brega, vale decir, iniciada por el Diputado electo Ramos Allup cuando lo primero que hizo al ser nombrado Presidente de la Asamblea Nacional fue sentenciar que a Nicolás Maduro le quedaban 6 meses en el poder; ignorando o subestimando deliberadamente, la fuerza histórica que constituye el chavismo en estos casi 20 años de lucha por un modelo alternativo al capitalismo. Siendo lo coyuntural una ventana táctica que puede conectar con lo estratégico para cualquiera de las partes sumergidas en el conflicto.

Por otro lado, tratan de imponer en el imaginario colectivo una supuesta violación masiva de los derechos humanos de quienes son usados por parte de la dirigencia política opositora como carne de cañón en manifestaciones para nada pacíficas. Todo ello, sin obliterar alguna acción desmedida en el uso de la fuerza por parte de los funcionarios del orden público. En todo caso, de esta escalada violenta por parte de la derecha, el saldo llega, al 6 de junio de 2017, a las 80 víctimas mortales [2], destrozos a instituciones públicas, quemas inconcebibles e indignantes de maternidades y preescolares, así como de transportes de uso público, camiones de alimentos, gandolas de combustible y violación al libre tránsito, etc., con lo cual soslayan la verdadera realidad de Venezuela, a tal punto que el psicólogo argentino Marcelo Colussi después de su corta estadía en Caracas recomienda vehementemente "no creer ni el 1% de lo que se dice de Venezuela" [3].

No obstante, sabemos que el objetivo principal derechista es asaltar el poder; así sea por medio de una intervención extranjera por parte de los Estados Unidos, quien mueve sus hilos en el contexto internacional, cuya carta –más derrotada– ha sido la OEA con la que buscan legitimar su invasión. Desde este punto de vista, podemos identificar al menos dos frentes de ataque bien definidos; uno que se libra desde la arena nacional (desestabilizaciones, disturbios, enfrentamiento de poderes), y otro que proviene desde la arena internacional cuyo rol es asumido desde la potencia imperial estadounidense vía Luis Almagro y los gobiernos neoliberales de la región (asfixia financiera, presión diplomática, injerencismo).

El último punto llama la atención porque es aberrante ver al gobierno de Estados Unidos repitiendo la misma dosis neurálgica aplicada a Irak en 2002 para justificar su intervención. De todas maneras les decimos, no vengan a darnos ejemplo de democracia cuando son el único país con más de 1000 bases militares en todo el mundo; no intenten dar lecciones de derechos humanos cuando ese gobierno, históricamente, ha violado sistemáticamente los derechos de pueblos soberanos, incluido su propio pueblo; no digan que el pueblo chavista esta militarizado o se está militarizando, cuando el presupuesto militar de aquel país, sobrepasa, a todos los presupuestos militares de todos los países juntos en todo el planeta. Igualmente, ya sabemos y podemos predecir, cómo, cada vez que se ha llevado a cabo una intervención a nombre de "la libertad, la democracia y el desarrollo", son borrados étnicamente pueblos enteros, son bombardeadas injustificadamente ciudades completas, son desaparecidos líderes y lideresas que se oponen al estatus quo, son colocados gobiernos títeres que garantizan acceso directo a combustibles fósiles, negociando la dignidad de los pueblos y sumergiéndolos en altos índices de pobreza. Por eso y mucho más, seguimos diciendo; los problemas de Venezuela lo resolvemos los venezolanos.

CONTRADICCIONES

Un acuciante artículo de Claudio Katz [4], llama poderosamente la atención al interior de las izquierdas, "más izquierdas", que en sus análisis no diferencian, o no quieren diferenciar en la coyuntura política actual quién es el verdadero enemigo, y por el contrario se sitúan desde un no-lugar desde el cual justifican una posición bastante etérea muy propia del pensamiento moderno/cartesiano/liberal, con la cual hacen un perfecto juego a la derecha acusando al presidente Nicolás Maduro y su gobierno de autoritario y hasta de neoliberal.

Decía Katz en el referido texto: "Nuestros principales enemigos son la derecha y el imperialismo y doblegarlos es siempre una prioridad. Este principio elemental debe ser reafirmado en los momentos críticos, cuando lo obvio puede tornarse difuso. Cualquiera fueran nuestras críticas a Salvador Allende nuestra batalla central era contra Pinochet".

Ahora bien, en un análisis realizado por Emiliano Mantovani [5], se habla de la flexibilización económica, pero eso supone un comando que debería ser leído no solo desde el intra sino también desde el extra del conflicto. Después de todo, nos resulta difícil pensar que Maduro accede voluntariamente a priori, cuando eso implica que el pueblo que lo eligió, que la base social que le dio vida, lo abandone. No podemos entonces, separar del análisis que el neoliberalismo con todos sus medios construyó eficazmente un tejido de redes, que hicieron dependientes a todos los países periféricos del centro de gravitación del capitalismo mundial. Esto desliza la lectura hacia las alianzas del capital transnacional para vulnerar cualquier gobierno, para doblegarlos económicamente y arremeter contra la voluntad de vida de los pueblos (Dussel) [6], veamos el caso reciente de Grecia.

Entonces, a contra parte de lo que describe Mantovani, decimos que no se trata de una reducida lucha entre cúpulas, sino de una auténtica lucha de clases (El Capital vs. El Pueblo). De otra manera no sabemos si Mantovani solo está pensando que esto es únicamente una crisis histórica del capitalismo rentístico venezolano, que lo es; o si pensamos de forma más integral para dar un análisis mucho más complejo que advierta que no estamos ante una crisis periódica del capitalismo, sino ante el mismísimo capitalismo histórico y global en crisis-crónica-rampante, donde hoy, necesita más que nunca apoderarse de los llamados recursos naturales. Pues, en palabras de Boron [7]; a diferencia de crisis anteriores, esta surge al interior de la economía más grande del sistema, Estados Unidos, donde y por mencionar un ejemplo; la fuerza de trabajo que sostiene esa economía en un 70% por medio del consumo, ostenta una pavorosa tasa que sobrepasa el 20% de desempleados, por lo que se trata de una crisis sin precedente alguno.

De allí que, los países centrales y en especial la supremacía blanca/imperial nordocéntrica (Grosfoguel) [8] busque paranoicamente tomar parte de sus antiguas colonias para sostener su sistema-mundo (Wallerstein). De manera que, el agotamiento del rentismo, la profundización del extractivismo, la corrupción societal, los desmanes propios de la antropología del petróleo, etc., son todas manifestaciones criticas de occidente, su modelo de vida y su cosmovisión universalizada; el eurocentrismo se muere y los países periféricos sienten los impactos del caos, al fin y al cabo, no escapamos del diseño de la economía global que nos ha cercado y caracterizado por más de 500 años.

Lo escrito hasta aquí no es novedoso, esa retórica anti-extractivista, anti-rentista, que con verdaderas razones pueden captar a personas al interior de la izquierda y dejar en evidencia las contradicciones estructurales que afrontaría cualquier gobierno progresista o revolucionario, no da cuenta o nunca responde a pragmáticas interrogantes como las suscitadas por el mismo Atilio Boron, p. eje.: ¿De qué va a vivir Venezuela hoy por hoy si no explota su naturaleza? ¿Cómo superaremos el retraso que viene de siglos si carecemos de los más elementales 'recursos' para invertir en 'desarrollo' social? ¿Cuál es el arco temporal al cual se remite el pachamamismo (buen vivir) como proyecto civilizatorio? ¿Cuál sería la relación entre el buen vivir y el socialismo y el comunismo? ¿Podrá Venezuela tener éxito en su proyecto de refundación civilizatoria en un corto período de años y en un ambiente tan desfavorable como el signado por la decadencia del poder imperial? ¿Podrá Venezuela avanzar resueltamente en una propuesta que, desde el punto de vista civilizatorio, es más radical aún que el socialismo productivista encarado por la URSS y China, al margen de una sintonía con los demás países de la región, o por lo menos de su entorno geopolítico inmediato? ¿Será que el Gobierno venezolano tendrá que esperar que llueva el maná del cielo para que les aporte todos los recursos imprescindibles para la construcción de una buena sociedad, pautadas sobre las orientaciones ecológicas? ¿De dónde obtendría el dinero que requiere cualquier programa de reforma social? ¿Cómo avanzar en esta pacífica transición en sociedades como las del capitalismo actual, dominadas por completo por la rapacidad de la lógica de la ganancia, por un aparataje coercitivo y mediático que se erige como un formidable obstáculo ante cualquier tentativa de cambio?

Ante estas grandes contradicciones que surgen al calor de las izquierdas, recordamos pertinentemente las palabras de Álvaro Gracia Linera [9]: "o la revolución es mundial y continental o es caricatura de revolución".

DESAFÍOS

Retomando nuevamente la disputa histórica (trascender la Modernidad/Colonialidad/Capitalista/Eurocéntrica), el proceso revolucionario de Venezuela enfrenta grandes desafíos que requerirán, primeramente, de enormes esfuerzos por la unión de las múltiples luchas. Pensamos que posiblemente tal acción reforzaría a la izquierda, sin que esto signifique una homogenización donde el otro renuncia a su otredad fundamental, pues, el punto es que la diversidad implica la tolerancia (Díaz-Polanco).

Un segundo elemento requiere realizar verdaderos giros decoloniales que permitan descolonizarnos epistemológica-mente, desarraigar viejos dogmas de tintes eurocentrados son una necesidad. Muchos intelectuales, académicos, políticos y gran parte de la memoria popular sigue habitando el meta-relato moderno, conservando las trazas que lega el eurocentrismo, sus mitos y su forma de ser/conocer el mundo.

En tercer lugar recordamos, nadie puede verse el ombligo y pensarse como el centro gravitacional, al fin y al cabo, no hay quien pueda decir por aquí es el futuro. Solo entre todos podemos construirlo, abortando lo más rápido posible el proyecto de la Modernidad. De allí que nos parezca crucial delegar el poder en la gente, en las comunidades organizadas; impulsando procesos autogestionarios que rompan la dicotomía Público-Privado, puesto que de lo que se trata es de ir transformando paulatinamente el Estado [10]. No reducirlo como pretenden los liberales, sino transferirlo como pretendemos los comunes; esto es democratizar la democracia; es lo que definimos como verdadero empoderamiento popular; es el mandar obedeciendo de los zapatistas; "Comuna o Nada".

Otro punto de suma importancia tiene que ver, según nuestra interpretación, con la creacion de un modelo productivo para la vida, ir prescindiendo del rentismo y del metabolismo de muerte del capitalismo pasa por establecer alianzas con los países de la región que permitan impulsar otros tipos de economías, mucho más respetuosas con la Madre Tierra, al menos en primera instancia, de forma multilateral. El capitalismo es un problema global y se necesitan de respuestas globales para transgredirlo, trascenderlo. No podemos pretender cambiarlo desde las fronteras de un Estado-nación, ese es un pensamiento liberal.

Un último reto que observamos, pasa por la comunicación política. Somos pésimos comunicadores, además de que se necesita de una verdadera democratización comunicacional; radios y televisoras comunitarias, cyber-laboratorios contraculturales, campañas constantes que informen lo que se hace y se deja de hacer, es inundar todo con la verdad, ganar la opinión pública es ganar el sentido común.

En fin y como nos recordaba un militante de mucha estima, son tiempos de oscurana porque se agotan los mitos fundantes de la Modernidad. La gente dejo de creer en eso y ya no saben en que creer, y complementamos; tenemos la obligación moral de reinventarnos, por respeto a las futuras generaciones, si no el capitalismo en su lecho de muerte llevará con sigo a la especie humana y todas las demás formas de vida que llamamos biosfera. Torcer el destino es el gran desafío, a esa disputa histórica nos sumamos, mientras tanto resistimos.

*Arquitecto

richy_1910@hotmail.com

NOTAS

[1] Dussel, Enrique. Mediocracia y Hermenéutica, 18/06/2017 http://www.jornada.unam.mx/2006/03/30/index.php?section=opinion&article=010a1pol

[2] Víctimas fatales de la violencia política en Venezuela, Junio 2017 http://albaciudad.org/wp-content/uploads/2017/06/Victimas-fatales-de-la-violencia-pol%C3%ADtica-en-Venezuela.pdf

[3] Colussi, Marcelo. Venezuela: ¡No creer ni el 1% de lo que se dice!, 16/06/2017 https://www.aporrea.org/tiburon/a247760.html

[4] Klatz, Claudio. La izquierda frente a Venezuela, 20/06/2017 http://www.rebelion.org/noticia.php?id=227863

[5] Mantovani Teran, Emiliano. Venezuela desde adentro: siete claves para entender la crisis actual, 20/04/2017 http://www.alainet.org/es/articulo/184922

[6] Dussel, Enrique. Tesis 2: El poder político de la comunidad como potentia, en: 20 Tesis de politica (2006)

[7] Boron, Atilio. Capítulo 2: La crisis general del capitalismo y la situación del imperio americano, en: América Latina en la geopolítica del imperialismo (2012)

[8] Grosfoguel, Ramón. Caos sistémico, Crisis Civilizatoria y proyectos descoloniales: pensar más allá del proceso Civilizatorio de la modernidad/Colonialidad, 02/06/2017 http://www.revistatabularasa.org/numero-25/05Grosfoguel.pdf

[9] García Linera, Álvaro. "No hay revolución verdadera sin profunda revolución cultural", 16/04/2017 http://www.psuv.org.ve/temas/noticias/no-hay-revolucion-verdadera-sin-profunda-revolucion-cultural/#.WU03V1GABhE

[10] Dussel, Enrique. [Entrevista Códigos Libres]. Decolonialidad del poder con Enrique Dussel 09/12/2016 https://www.youtube.com/watch?v=BBe1W63uLjM



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