Con tantos yerros no se pude conducir un país, menos una revolución

Cuando el propio ministro de industrias básicas públicamente declara que no tienen la formula para combatir el dólar paralelo, reconoce sin más que el gobierno es incompetente para resolver uno de los problemas que más afectan la economía del país.

Cuando se destituye a la ministra de salud tres días después que se publica un informe que expone las cifras sobre la mortalidad infantil, mortalidad materna y otros tópicos habidos durante el 2016, presenciamos alarmados como el gobierno cercena el derecho que tenemos los venezolanos a estar informados. Lo cual evidencia un malintencionado ocultamiento de cifras acerca del desempeño del gobierno en las distintas actividades que les conciernen para el buen desenvolvimiento de los asuntos públicos.

En esta práctica vemos como se utiliza el engaño a la población sencillamente para no mostrar la verdadera realidad e imponer una falsa imagen. No obstante, mientras tanto, es solo el pueblo el que sufre en su cotidianidad las terribles consecuencias de una gestión deshumanizada que no atiende sus necesidades de salud, particularmente en lo concerniente a los medicamentos prioritarios, que desde hace buen tiempo brillan por su ausencia. Tristemente, esta conducta negligente es la esta produciendo esas altas tasas de mortalidad que el gobierno se afana por ocultar.

Una asociación de ganaderos del Valle del Mocotíes, Tovar, Bailadores y La Grita, afiliados a Fedenaga, acaban de anunciar que no enviarán ni una gandola más de comida para Caracas hasta que el presidente Nicolás Maduro renuncie.

Esa declaración representa una página más de esta ya larga guerra a muerte que tienen los empresarios contra la administración chavista. Los dueños del capital profundizaron el sabotaje al gobierno desde que Maduro llegó al poder. Entre estos dos bandos esta el pueblo de a pie como verdadera victima en esta contienda. La carne que no enviarán ya se había desaparecido de la mesa de muchos hogares. El kilo a Bs. 12.000,00 hace que sean muchos los que no puedan adquirirla.

Esta guerra de los dueños del capital contra el gobierno esta encabezada fundamentalmente por las empresas transnacionales que tradicionalmente operaban monopólicamente en Venezuela y por Fedecámaras. Lo contradictorio es que el gobierno sabiendo cuales son estas empresas; sin embargo, sigue dándoles ingentes cantidades de dólares preferenciales; en vez de cortarle el chorro de divisas y buscarse otras empresas capaces de sustituirlas. En el mundo existen poderosas empresas que no lo pensarían dos veces para instalarse en nuestro país. También esta la posibilidad de crear empresas venezolanas con capital del propio estado. Lo extraño e inexplicable es que el gobierno se aferra a continuar nutriendo a quien realmente lo quiere ahogar. También pudiera el gobierno nacionalizar todo el proceso de importación de bienes. Además, en medio de esta situación de asfixia a que esta sometido pudiera perfectamente nacionalizar la banca. En fin, son varias las opciones que tiene para derrotar contundentemente a quienes desde el escondite no hacen otra cosa que conspirar para derrocarlo, utilizando al pueblo como carne de cañón.

La guerra de los dueños del capital contra el gobierno de Nicolás Maduro han creado las condiciones para que el descontento popular crezca. Las medidas con que ha reaccionado esta administración han podido ser casi inmediatamente neutralizadas por el empresariado. Ante cada aumento salarial no han hecho otra cosa que incrementar los precios de los bienes y servicios pulverizando dichas subidas de los salarios. Ante la llegada de productos a los puertos del país se apropian de los procesos distributivos para sabotearlos. Así pues, no pierden tiempo para neutralizar los esfuerzos que hace el gobierno para paliar la situación de escasez que propician. Es una guerra a muerte que no ha podido ser enfrentada y derrotada por esa actitud dócil, contradictoria y cobarde que mantiene un gobierno que quiere estar bien con dios y con el diablo.

En Venezuela lo que estamos viviendo es una cruenta lucha de clases por el poder, donde la clase propietaria del capital esta clara de su papel y no titubea a la hora de producir daños al país, y donde el gobierno no entiende que no cabe concordia posible en esta lucha porque es por su propia naturaleza antagónica, irreconciliable. Su razón de ser es la toma del poder político como sea.

Convivir armónicamente con el enemigo de clases es realmente imposible a menos que se le entregue la hegemonía, esto es, el poder. Al enemigo de clases hay que someterlo imponiéndole la hegemonía del poder del pueblo; pero si se pierde esta hegemonía se pierde el poder. Esto ocurre cuando se rompe el vinculo entre el pueblo y el gobierno, cuando se divorcian, esto es. cuando el clamor del pueblo ya no encuentra eco en el gobierno. Uno de las causas de esta fatal separación suele ocurrir cuando el gobernante es dominado por una soberbia y una prepotencia que le impiden acertar en la lectura de la realidad. Tal como viene ocurriendo con el presidente. Su popularidad no se encuentra en su mejor momento porque no ha sido capaz de resolver los prioritarios problemas que afectan a la población. Sus desvaríos son evidentes cuando se alegra desmesuradamente porque ganaron una elección en un centro de estudiantes.

Aunque constitucionalmente el presidente esté facultado para tomar la iniciativa de convocar a una asamblea constituyente; al hacerlo, no debería, sin embargo, violar el espíritu de la constitución de la República Bolivariana de Venezuela, cual es su carácter democrático participativo. En este sentido, lo correcto sería que le preguntara al pueblo si quiere o no que le modifiquen su constitución. Si no hace la consulta y si la derecha tiene el tino de participar en la convocatoria, estará exponiendo todo lo bueno que nos trajo Chávez. Entonces, la convocatoria podría convertirse no solo en su capitulación, sino en una tragedia. Si lo que quiere el presidente es modificar algunos artículos de la constitución, con una reforma basta. Si lo que desea es aplacar la violencia opositora; en las elecciones regionales esta el mejor de los caminos. Si tiene el presentimiento de que en este momento perderá cualquier elección; mal camino, entonces, el que ha tomado al convocar a una constituyente.

Con tantos yerros no se pude conducir un país, menos una revolución.

ricardovargas.rv.rv@gmail.com


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