¡Ahora le toca al Pueblo! Venezuela se mueve por inercia

Venezuela se mueve como un enorme tren, al que paulatinamente le han ido agotando el combustible (dólares petroleros) y además, no han atendido debidamente su mantenimiento. Sus maquinistas son inexpertos o les importa poco el éxito del viaje, sus mecánicos no se encuentran bien capacitados, sus repuestos no son suficientes y además por desgracia, no tenemos una tripulación de relevo que ofrezca alguna esperanza o mayor seguridad. El único consuelo que tenemos es que actualmente el tren se mueve en una llanura y debido al poco impulso que lleva, puede recorrer cierta distancia adicional sin detenerse totalmente.

Pero,

¿Qué pasará si encontramos una pequeña pendiente más adelante?

¿Qué sucederá si surge una eventualidad en algún momento?

¡Dios proveerá! Dice Maduro.

¡Como vaya viniendo vamos viendo!

Decían los adecos y los copeyanos.

Pero, quien sufre las consecuencias de semejante improvisación, siempre es el pueblo. Por consiguiente, nosotros (el pueblo que vive de su trabajo), sufriremos las graves consecuencias de la detención del viaje (escasez total, inseguridad, hambre, especulación, robos, saqueos, enfermedades, etc.), pues nuestros dirigentes, tanto los que están en el gobierno, como los de la "dizque oposición" no tienen la capacidad, ni la voluntad para recuperar al menos la velocidad que traíamos hace un tiempo. Todos los Poderes Públicos del Estado Venezolano están viciados y deslegitimados por su incapacidad, la corrupción, la impunidad, la ineficiencia, la indolencia, etc. Por tanto deben ser renovados tan pronto como sea posible.

¡La responsabilidad de ahora en adelante es nuestra!

¡Ahora le toca al Pueblo!

Pero también nosotros nos hemos desentendido de tomar las previsiones necesarias. Hemos puesto toda la confianza en la tripulación actual y carecemos de una tripulación de relevo. No nos hemos preocupado por tener combustible de reserva, por exigir un riguroso mantenimiento del equipo, por preparar personal idóneo, por comprar o saber fabricar los repuestos necesarios. Estamos obligados a aprovechar el tiempo y la poca velocidad que aun tenemos para no dejar detener el país, pues una vez detenido, el problema será mucho más grave y los costos que tendremos que afrontar serán mayores. Serán tan graves, que ni siquiera podemos imaginarlos o compararlos con los que estamos actualmente padeciendo.

Hemos desaprovechado demasiado, el tiempo que tuvimos de "vacas gordas", pensando que tal vez nunca se acabaría. Nuestros dirigentes y nuestra ingenuidad nos impidieron ver con claridad el camino que teníamos por delante y la responsabilidad que debíamos tener para con nuestros descendientes y las futuras generaciones. El más preocupado de todos nuestros dirigentes, el Comandante Chávez, pensó que lo más importante era saldar la "deuda social acumulada" por todos los gobiernos anteriores y en realidad, en gran parte lo logró, pero pagó la deuda social con dinero y hoy todo ese dinero se encuentra engordando las cuentas de la burguesía y empresas transnacionales en el exterior, pues así es como funciona el capitalismo.

Se preocupó por darle dólares al pueblo para que viajara, para que comprara televisores, carros, cosas inútiles, etc., o sea para que no se preocupara por trabajar y hoy estamos pagando las consecuencias de esa errada política.

Ahora bien, si se hubiesen dedicado tan ingentes recursos que tuvimos, para desarrollar la capacidad productiva del país y fomentar la educación y el trabajo productivo de la población, los resultados que hoy tendríamos serían completamente diferentes y no estaríamos sufriendo las consecuencias de esta horrible escasez de todo lo que deberíamos estar produciendo, ni estaríamos siendo testigos de la enorme fuga de venezolanos capacitados, que se han marchado, en busca de otros horizontes a países extranjeros, lo cual complica aún más nuestra situación, pues es un enorme capital humano que estamos perdiendo.

Pudimos haber modernizado y desarrollado la agricultura y la ganadería, el agro venezolano en todo el territorio nacional, la agroindustria, la producción de equipos y maquinaria en colaboración con las universidades y todas las instituciones del país, etc., con unidades productivas eficientes, tecnológicamente avanzadas, dotadas de confortables viviendas, centros de salud, centros educativos y de servicios que brindaran excelente calidad de vida en todo el territorio nacional de tal forma que hoy fuéramos una potencia alimentaria moderna, pues para eso contamos con más de treinta millones de hectáreas cultivables, aguas abundantes, un clima paradisiaco, vías de comunicación, un pueblo amante del campo, en fin, todas las condiciones para producir todo tipo de alimentos y darles valor agregado de alta calidad.

Solamente con los dólares denunciados como desaparecidos en CADIVI en 2012 y que no han sido recuperados por falta de voluntad del gobierno nacional y de la "dizque oposición", pudiéramos haber construido mas de 3.000 Unidades Productivas de unas mil hectáreas cada una, con capacidad para albergar y generar trabajo a doscientas familias, dotadas de viviendas de calidad, centro de salud, centro educativo, club social, comedor, etc., así como también toda la maquinaria, vehículos, equipos modernos necesarios, planta eléctrica, etc. Con estas Unidades Productivas se hubieran podido desarrollar armónicamente más de tres millones de hectáreas en todo el territorio nacional, se hubiera solucionado además el problema de vivienda, trabajo, comida, salud, educación y esparcimiento de más de dos millones de venezolanos, viviendo placenteramente en el campo. Aprovecho la oportunidad para invitar a ver: "Una Propuesta Agrícola Nacional" http://propuestaagricolanacional.blogspot.com/

Demasiado tiempo transcurrió para que se implementara la Gran Misión Saber y Trabajo, pues no fue sino hasta el 2011 (después de doce años de gobierno), cuando se implementó, y además de una forma muy tímida y desganada por parte de las diferentes instituciones del país, tanto privadas como públicas, a pesar del entusiasmo aportado por el Comandante Chávez. Como siempre, le hizo mucha falta la colaboración de sus "colaboradores más cercanos". Allá ellos con su conciencia.

Hoy, no solamente los precios de nuestra principal fuente de recursos están deprimidos, tampoco tenemos ahorros, nuestra deuda externa es colosal, carecemos de créditos financieros y abastecimiento básico de alimentos, medicinas y materia prima en general para reactivar la producción. Además, nuestras empresas en su gran mayoría están desvencijadas y abandonadas debido a la inactividad de tantos años. A todo lo largo y ancho del país podemos observar unidades de producción sin producción, hospitales sin insumos elementales, almacenes sin mercancías, cementerios de maquinarias, equipos, autobuses, vehículos, etc., en estado de abandono y deteriorándose a la intemperie, por falta de un repuesto, o una pequeña reparación sin que aparezca un responsable por ninguna parte y mientras los medios públicos de comunicación e información nos dicen que todo el país funciona "normalmente" a pesar de la guerra económica, que lo único que necesitamos es el carnet de la patria para poder tener acceso a una humillante y escuálida bolsa de comida, así como asistir a concentraciones y marchas "revolucionarias" repletas de empleados públicos y de PDVSA para apoyar y aplaudir al gobierno, pues para eso, el gobierno tiene el triple de los empleados públicos que necesita y PDVSA el doble de los que requiere.

Durante más de diez y ocho años, la población venezolana se la ha pasado asistiendo a marchas, concentraciones, cacerolazos, protestas, etc., con la esperanza de transformar el país, convencida de que el "pueblo en la calle" podría lograr una total transformación del país. Pero lo cierto es que para mejorar las condiciones de una sociedad es indispensable que su población se encuentre en las fábricas, en el campo, en las universidades, en las escuelas, trabajando, estudiando, capacitándose, formándose y colaborando con la dinámica del cambio y el desarrollo y esto no se logra solo con el "pueblo en la calle".

Pero no solamente promoviendo marchas y concentraciones fue que el gobierno logró desestimular el trabajo productivo del venezolano. Además, con sus políticas populistas, el gobierno ha logrado convencer al más terco amante del trabajo productivo, que en solo ocho días, con los dólares otorgados por CADIVI, podría obtener, viajando a cualquier país, o raspando una tarjeta, mucho más dinero que lo que ganaría durante un año trabajando en Venezuela. Similarmente, los empresarios también se convencieron que ganarían miles de veces más, usando los dólares de la renta petrolera venezolana que produciendo en el país. En estas condiciones, ¿a quién se le iva a ocurrir realizar un trabajo productivo en Venezuela?. Todos se volvieron expertos en llenar carpetas para solicitar dólares a CADIVI, lo cual contribuyó a generalizar la corrupción en el país. Hoy estamos viviendo las consecuencias de un inaudito desgobierno que a su vez es un gobierno totalitario. Un Poder Ejecutivo que se la pasa tratando de entorpecer las acciones del Poder Legislativo y un Poder Legislativo que se la pasa tratando de entorpecer las acciones del Poder Ejecutivo.

Lamentablemente, gran parte de la población venezolana, no está capacitada para desempeñar un trabajo productivo y los que sí lo están, encuentran demasiados obstáculos para realizarlo. Solamente la corrupción, el comercio informal o ilegal, el contrabando, el robo, el bachaqueo, etc., pueden practicarse sin afrontar muchos riesgos y sin pagar impuestos. Las otras actividades se encuentran completamente desamparadas por el Estado.

Por todo lo afirmado anteriormente y en vista de que ni el gobierno ni la "dizque oposición" presentan planes ni a corto, mediano o largo plazo, el panorama para Venezuela se presenta muy sombrío, poco esperanzador y muy cargado de pesimismo. Lo único que crece es la pobreza, la corrupción, la escasez, el desabastecimiento, la desesperanza, etc.

¿Pero qué pasa con la gran mayoría de la población?

Son trabajadores, campesinos, militares, desempleados, empresarios, profesionales, estudiantes, amas de casa, empleados públicos, intelectuales, artistas, que carecen de privilegios, que se encuentran abandonados a su suerte, que sufren la falta de alimentos, medicinas y servicios elementales, que son irrespetados y humillados por esa dirigencia irresponsable, cuando su deber es acatar la voluntad popular.

¿Es que acaso, esa gran mayoría no puede reunirse, dialogar, hacer asambleas, convocar a sus sindicatos, sus colectivos, sus universidades y manifestarse exigiendo sus derechos y deberes ante esa dirigencia irresponsable e inmoral, que al llegar al poder ha convertido al Soberano en súbdito?

Esa gran mayoría de la población está tan desinformada, incomunicada, desorientada, hambrienta, desanimada, adormecida, pesimista, sin propuestas, que francamente es deprimente y vergonzosa la situación a que nos ha conducido tanta vacuidad e irresponsabilidad de quienes son los mayores culpables del rumbo que está tomando el país. Y como no escuchan la crítica, piensan que lo están haciendo muy bien y se niegan a rectificar.

¿Esa gran mayoría acaso no se puede comunicar a través de las redes sociales que tanto saben usar y que a diario usan?

¿Qué esperan para autoconvocarse en defensa de sus derechos y deberes y conformar un movimiento amplio basado en principios éticos, morales, nobles, solidarios, donde impere la dignidad, el respeto, el bien común por encima de los privilegios y la corrupción?

Comprometamos muy seriamente y con urgencia a una persona o grupo de personas, con solvencia moral y capacidad para que provisionalmente tomen las riendas del país, individualmente o como una Junta de Gobierno, mientras encontramos una salida estratégica con un gobierno que sirva realmente a los intereses de la mayoría del Pueblo Venezolano y que revierta la debacle económica, social, ética y política que vivimos.

Afortunadamente de lo que sí estamos seguros es quiénes deben irse.

Nos hemos acostumbrado a esperar un mesías que nos venga a solucionar los problemas, pero el país lo haremos entre todos, escuchando y haciendo propuestas con compromisos responsables.

Para que una sociedad funcione correctamente, deben estar la libertad y la responsabilidad presentes simultáneamente.

¡No debe haber impunidad!

Solo el pueblo organizado y consciente puede generar el impulso necesario para recuperar la marcha exitosa del país.

¡No podemos esperar que el país se detenga!

¡Tenemos la oportunidad, la necesidad y la obligación de asumir la responsabilidad en estos momentos decisivos para nuestro país!

¡Ahora le toca al Pueblo!

Como insiste Marea Socialista: "más que la Carta Interamericana, es el pueblo movilizado y en lucha, el que podrá restablecer la democracia que escasea tanto o más que los medicamentos y los alimentos en nuestro país".

 



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Gilberto Hernández Ortíz

Graduado en la universidad Nacional de Colombia en Licenciado en Ciencias de la educación especializado en el área de Física y Matemáticas Postgrado en Educational Media en la Universidad de North Carolina A&T State University año 1984 - Greensboro, N.C Prof. Jubilado de la Univ. de Oriente (Núcleo Anzoátegui)

 gilnandez@hotmail.com

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