Volver a Chávez

¿Chávez de verdad o Chávez de mentira?

Ahora si se encaramó la gata en la batea. Resulta que existen dos Chávez, el de verdad y el de mentira. ¿Cómo sabemos cuál es uno u otro? ¿Quién puede ayudarnos en este empeño? Urge que resolvamos el acertijo o nos hundiremos, estrepitosamente, por el despeñadero de la "patria boba".

La oralidad de Chávez, hombre de carne y hueso, nos cautivó constantemente. Con su irreverencia argumentativa aprendimos a develar los hilos ocultos de la historia de la dominación burguesa, historia interrumpida el 4F cuando, junto a otros compañeros, se insubordinó militarmente. Fue una imagen viva, real y contundente ante tantos años de mediocridad e ignominia. Ahora dudamos si fue Chávez quien apareció ante las pantallas de la televisión o fue una imagen recreada en el espejismo de lo imposible. Conjeturemos.

La derrota militar fue el escenario perfecto para la opción política revolucionaria. El hombre detrás de la pantalla del televisor se agigantó en el imaginario popular y entre ambos nació una conexión amorosa que se prolongó y profundizó en el tiempo. La política adquirió otros ribetes y avanzó en el tortuoso camino de la revolución bolivariana. Nos preguntamos: ¿Hubo revolución o sólo disfrutamos de una entretenida película de Charles Chaplin? ¿El color, el sonido, el sabor y la pasión sazonaron la vida colectiva esos años o fue simplemente la proyección de una imagen en blanco y negro detenida en el tiempo? Sigamos. El acertijo se pone interesante.

Los intríngulis revolucionarios achicaron la distancia en el afecto y el compromiso político de millones: la verdad de la realidad real cambiante los unía. Tanto así que un día y a pedido del Líder y Comandante Chávez, bendecidos por la lluvia, conjuraron no detenerse jamás hasta construir el socialismo. Fue en ese instante que ocurrió el milagro, TODOS FUERON CHÁVEZ. Nacía el chavismo como la fuerza política destinada a barrer los vestigios de la lógica del capital y así asentar la lógica del amor entre hermanos y hermanas. Fue entonces cuando Chávez comprendió que no había arado en el mar y podía retirarse tranquilo al cajón del Arauca donde lo esperaban los arrullos de su mamá Rosa: la construcción del socialismo estaba garantizada. Dudamos de nuevo; tanta manipulación despiadada entre la verdad y la mentira enloquece a cualquiera: ¿La conjura existió realmente o fue un espejismo del cordonazo de San Francisco?

Para cumplir con el juramento, los chavistas se valieron del Plan de la Patria, el que Chávez escribió y les enseñó con insistencia. Era su testamento político, su obra más acabada, la guía del accionar revolucionario en pos del socialismo bolivariano anticapitalista. Pero en el camino otro plan-ley de la patria apareció de repente y lo complicó todo. El de Chávez proscribía la lógica del capital, el segundo, obra de los hijos políticos, la restituía y reivindicaba. ¿Por qué? ¿Existió otro testamento que desconocemos sólo reservado a quiénes fungen como sus hijos e hijas, únicos depositarios de las verdades de Chávez? ¿Dónde está ese testamento? ¿Por qué lo desconocemos? ¿A quiénes beneficia? Las dudas se multiplican, el acertijo se complica….

La voz de Chávez se acalló con su muerte. Su irreverencia histórica y política descansa en las bóvedas y en los archivos; quizás perviva en la conciencia de unos y otras quienes añoran, en silencio, su presencia. Otras voces, pocas, coparon el escenario de la política oficial; unas más altisonantes que otras. Se impuso la unanimidad, también el mutismo; quizás por temor. Nos preguntamos: Si hacemos una regresión hipnótica, ¿con cuál de los Chávez nos tropezaremos: el de verdad o el de la mentira? Continuemos con este sabroso acertijo; la patria boba se perfila cada vez con mayor nitidez.

El 8 de diciembre, en su última alocución, Chávez legó a los chavistas mandatos concretos en aras de preservar y seguir creando el socialismo amoroso; sólo que la tecnología, utilizada intencionalmente, distorsionó la plenitud de la luna llena. En su lugar, retornó la insulsa consigna "inventamos o erramos" del Libro Azul para encubrir la esencia creadora de las tres raíces, la Utopía Concreta Robinsoniana, argumento fundante del Socialismo Bolivariano del siglo XXI, expresión testamentaria de lo mejor del pensamiento político de Chávez. Nos preguntamos: ¿Hacia dónde nos conduce este complicado acertijo? Parece que nos aproximamos a la verdad. ¿Dónde encontrarla?

La hilaridad del discurso profano de Chávez, intencionalmente silenciado, nos retrotrae a la esencia de su evolución política. Es el discurso de la praxis revolucionaria antípoda de la realidad real presente, la concatenación de un hombre crecido en las adversidades y en la conciencia desde el CHÁVEZ "PENDEJO", afín al capitalismo con rostro humano, bolivariano nacionalista y antineoliberal hasta el CHÁVEZ DE VERDAD, revolucionario antiimperialista, anticapitalista e internacionalista, socialista bolivariano, defensor a ultranza de los humildes y desamparados quienes esperan sus señas para desplegarse en batalla.

El otro, el CHÁVEZ DE MENTIRA, es un invento de los menos, anclados, eso sí, en los recovecos malsanos de la lógica del capital que necesitan, aplauden y aúpan para restaurar la patria boba, la de las conciencias adormecidas y los espíritus sumisos.

Resuelto el acertijo, usted tiene la última palabra.

LEE, DEBATE Y DIVULGA EL LIBRO ELECTRÓNICO:

EL SOCIALISMO DE CHÁVEZ, PARADOJA INCONCLUSA

http://issuu.com/elsyrojasparra/docs/el_socialismo_de_ch__vez__paradoja_/1



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