¿En cuánto atraso contribuye influjo religioso en la revolución?

La revolución ha quemado etapas, pero todavía arde en llamas pasionales su ascendiente religioso; hasta el líder máximo caracterizó con todo énfasis ese desatino, que de una u otra forma produjo y produce connotables retrasos en la formación ideológica, no puede haber concubinato entre dos posiciones de adverso pensamiento y son asexuales ideas políticas, encierran un conflicto en la pretensión de su impropia coexistencia. Por un lado cuando se está formado en la concepción marxista la irreverencia al laudo religioso es total; Fidel fue muestra fiel hasta el final. Los retrasos están dados en la toma de decisiones donde influye el tema religioso y en particular afecta al sistema educativo en donde se sigue formando niños-niñas para el ejército de ciudadanos cautivos de la temeridad y plegados prosaicos al fabulismo religioso, el cual, merma la capacidad influida de la duda como cosecha psíquica de inseguridad del pasmo que significa la involución religiosa. La revolución tiene de estas características anómalas que se "justifican" del proselitismo; problema de la suma sin calidad y el inusitado del voto en momentos cruciales electorales y se ha convertido en un kilo de estoma ideológica e infructífera en la formación. Es preciso que en un instante revolucionario se dé interés político e ir cambiando la política.

La religión es lepra que no abandona el cuerpo de la libertad, que muestra piel de desvergüenza, que destroza nervios periféricos del raciocinio, que obstruye mucosa y vías respiratorias superiores de toda armonía humana, ahíta de fecunda ignorancia, que mutila extremidades para que no caminen verdades y que condena mediante gotículas mitológicas.

Y connotando que en una revolución prevalecen los sentimientos, pero no así han de supeditarse absurdos de una histórica nigromancia que ha carcomido la originaria fe de la colectividad con etéreos preceptos, con tótem, con tabúes suplantando la espiritualidad racional por historietas e imágenes subliminares, de ridículo atraso cognitivo subyugante, y es por lo que se hace menester que esta revolución se deslastre de toda entelequia religiosa y ya dé comienzo en cumplir su rol de descolonizador, de ser ventana del conocimiento sin ataduras y de revolucionar desde la profundidad de la necesaria libertad, no más mitos enfermizos, que fluyan verdades que convulsionen de rebelión y de revolución.

 

 

 



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Omar Ignacio Pinto


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