¿Revolucionarios? ¡Bola ’e perro!

Desde que la Revolución llegó a guiar la nave venezolana, al parecer a muchos de los politiqueros de la IV-R, que laboran en las dependencias del Estado, les cayó un pote de pintura roja en los cabellos y en las pezuñas. Se volvieron chavistas y bolivarianos.

Anteriormente hasta el propio abuelo Monster, más conocido como A. Ledezma, se enojaba cuando escuchaba la palabra “bolivariana”.Un día se subió a un camión y se asomó después de haberse puesto unos zancos para hacerse visible a la muchedumbre que lo seguía (eran treinta y seis, por la esquina de San Francisco y gritó que… “Nosotros no queremos que Venezuela sea un país bolivariano, porque como se llama está bien” (¿?). Me quedé loco, ¿qué tipo de racionamiento tiene este señor?, ¿sería que estaba esperando que le colocaran a la nación venezolana “país betancouriano” de Venezuela? Bueno, los escuálidos, ex adecos, eran expertos en eso de ponerles nombres a las cosas en honor a sus adalides de la corrupción, perdón, de su partido. Por ejemplo, ellos ya tenían en mente, fundar una universidad cuyo nombre sería UNE, es decir: Universidad Negro Encarnación, biblioteca EC, o sea, Enego Cova y una escuela donde se les enseñaría a los jóvenes adecos y copeyanos, cómo iniciarse en la corrupción veloz, la cual llevaría las siglas, PDH, es decir “ponme donde haiga”.

Estos núcleos se construirían por Alto Prado y El Cafetal, porque por allí es que habitan los que se hicieron ricos en “la lucha democrática”. A los escuálidos pobrecitos, que todavía quedan disgregados, y a quienes les sale “Operación Milagros” porque no ven en su enfermedad mediática la obra de la Revolución, les construirían hangares de tabla y zinc con los nombres Grupo Escolar El
Encantado “Condolezzo Petkoff”, Escuela Básica Golpista “Bush Borges” y I.U. La Bragueta Mágica “Rumfeld Granier”, y estarían en los barrios “Negro Marín”, “Toronto Herrera”, y “Popi de Probeta Blyde”. Pero menos mal que ¡¡¡No volverán!!!

Volviendo a los Echa, es decir, Escuálidos Chavistas, a uno le da como una especie de rabia ilimitada cuando observa con estos ojos que se han de comer la computadora, la indolencia, la falta de respeto, la burla que le hacen estos “nuevos revolucionarios” a la nación y a la sociedad inteligente, con sus descaros. Por ejemplo, los invasores. Los que no respetan la propiedad privada. Se lanzan, después de sacar cuenta y aprovisionar de rabia a quienes se prestan para el juego, a penetrar, amparados por la oscuridad de la noche a equis edificio. Rompen a punta de cizalla, martillo y mandarria, las puertas de esos lugares y luego derriban las ídem de los apartamentos y aguardan al siguiente día. Las lecciones que les dan a los invasores son: “Debes poner cara de tucusito en desierto, derramar lágrimas de amante de telenovela, tambalear como borrachito de miaíto y no pelar la eterna frase: soy padre o madre de familia” (¿se puede ser padre o madre de otra cosa?). Cuando el pobre Alcalde se entera de la cuestión y acude al sitio, salen los capis de la mafia.

Normalmente son elementos mal encarados, con tatuaje y todo. Visten franela, bermuda y zapatos de marca. Son escuálidos, disfrazados de revolucionarios, porque un verdadero revolucionario, que respete el proceso, que sigue las normas sociales, no puede ser un estúpido invasor. Al Alcalde no le queda más remedio que irse por la tangente. No puede sacarlos de ahí, pues muy cerca, acechando, como maridos machistas, se encuentran las escuálidas cámaras de Globotraidor, Venenomojón, Rata CTV, y otros medios golpistas, y además no puede echarse encima a esa gente. Mientras tanto los “revolucionarios” han sacado a los niños con sus respectivas madres al frente del edificio, para hacer con ellos un escudo humano de “sangre, sudor y lágrimas”. Para gritarle al alcalde que… “Esa pobre gente vivía en ranchos insalubres a orillas del Támesis, entre gacelas de Monterrey, varanos y ratas de Papúa, señor…” El Alcalde promete. No puede traicionar la obra humanista de Chávez y la Revolución. Una vez más, los escuálidos, disfrazados de chavistas, se han salido con la suya. ¿Qué hacen después que el Alcalde se va?

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Ángel V. Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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