La dos marchas

La una, el domingo, partió fundamentalmente del este de Caracas. La otra, el lunes, emergió sobre todo de los sectores más populares de la capital. En la una, un joven de recalcitrante posición de derecha, se atrevía a anotarse en pos de la presidencia de la república. En la otra, ya maduro en sus ideales por el socialismo, el hoy presidente tomaba la iniciativa de pedirle a su pueblo la ratificación de la confianza para continuar por los caminos de redención popular. En la una, abundaba Catia, Petare, 23 de Enero, Caricuao, Mamera y La Vega. En la otra, Chacao, Las Mercedes, El Country, La Lagunita y Los Dos Caminos, aportaron la mayor contingencia humana.

En la una, un montón de gente lucía estrafalaria indumentaria con desamparo a veces de la estética como modo de exhibirla. En la otra, mucha gente de a pie, sobre todo a franela roja y calzones abigarrados, con deseos de proseguir sus caminos de esperanza. En la una, la sombrilla y el parasol eran frecuentes sobre los rostros velados por exuberantes gafas de tornasol. En la otra, sobraba el sombrero y la cachucha con creativas alusiones de libertad. En la una, una larga caminata y un recortado discurso de intención. En la otra, el paseo de la alegría y la disertación de un estadista marcaron la notable diferencia. En la una, la mayoría no atinaba a explicar las motivaciones que los mantenían allí. En la otra, muy clara la expresión popular, la gente humilde se atrevía a revelar los atributos del socialismo. En la una, se notaba resentimiento. En la otra, se desbordaba la alegría. En la una, mil canciones. En la otra rencores miles. En la una, un camino inmenso para la independencia y la libertad. En la otra, aferrados deseos entreguistas en nombre del progreso mal delineado. En la una, Gente de Petróleo en busca de anacrónicos privilegios. En la otra, Gente del pueblo con la idea de continuar el sendero de dignificar el recurso petrolero. En la una, viejos líderes reaparecían a veces dejando entrever sus egoístas posiciones partidistas. En la otra, el carácter unitario contagiaba la multitud.

En la una, se escondían las banderas. En la otra ondeaban fulgurantes las banderas de Bolívar. En la una, trajinaban Washington, Roosevelt, Obama, Pinochet, Uribe y otros líderes del capitalismo mundial. En la otra marchaban Bolívar, Martí, Sandino, Fidel y otros líderes de la integración americana. En la una, caminaba Capriles Radonsky menguado. En la otra, relumbraba Chávez de convicción.


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Neri La Cruz


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