Desconfiad de los desequilibrados

Hay quienes cambian de partidos políticos como de calcetines

Esta nota la escribo inspirado en la entrevista que le hizo Clodovaldo Hernández a Pablo Hernández sindicalista que después de estar a”mano izquierda se pasó a ídem derecha”. Hay un refrán que suena: “El que nace para triste ni que le canten canciones”, en eso creo. No es posible que un hombre o una mujer que haya tenido durante toda su vida activa pensante a favor de las masas trabajadoras, de repente se vaya cambiar de filosofía a favor del rico, los eternos explotadores de los pobres, eso es ilógico, ridículo y hediondo. Y que no venga nadie a decirme lo contrario sin que antes no se le salga una lágrima.

Pensemos por un instante, con el perdón de Dios, ver a Fidel Castro Ruz defendiendo al imperio gringo al que ha combatido toda su vida porque ha visto en él la crema del crimen y de la injusticia. Supongámonos al Comandante Hugo Chávez Frías contando una historia de lo bello que debe ser estar sentado en una mansión con un millonario, dejándose caen en la ranura bucal un líquido espirituoso llamado Don Perignon, mientras una mujer del pueblo vestida de cachifa, como ellos la llaman, trasiega y trasiega copas y copas para él y su pana millonario que hablan de cómo habrá amanecido “guolstrí” hoy. Quien deja a las masas populares por anexarse al fascismo explotador, es un pollo farsante, un desequilibrado, un ser que en sus trajinar político lo que busca es descubrir donde es que está el grifo que aporta dividendos. Daría asco y sabemos que so no sucederá jamás ni en Fidel ni en Chávez.

Y hemos puesto de ejemplo utópico a dos gigantes de la libertad, de la justicia, de la evolución propia del hombre y su principio. Más triste es cuando se trata de un SINDICALISTA, porque un sindicalista se supone que huele a obrero, a sudor de fábrica, a arepa con queso, a guarapo, a subida de cerro, a dolor, a lucha. En ese mismo periódico leímos con avidez una artículo de Ernesto Villegas donde escribe “Chipilín” para referirse a su hermano fallecido, murió de gastroenteritis atizado por la extrema pobreza en la cual vivía la joven pareja COMUNISTA Maja Poljak y Cruz Villegas”, los padres de Ernesto. ¿Hablo claro? ¿Me entendió el señor que un día me pidió que para escribir usara la sintaxis y la sindéresis? Es mi estilo, pana. Papá no sabía de gramática sino de sonidos. Un día me dejó una nota: “Yo nací en Karaka hijo” y cuando a mi me pidió la maestra que escribiera de donde era mi padre, yo anoté, “de karaka” Ella dijo: “Ah, es caraqueño”

Cruz Villegas fue un reconocido sindicalista venezolano que luchó toda su existencia por lo que creyó al lado de una dama polaca que surtió a nuestro país de seres con gran sentido social. Ella y él fueron ejemplo de la sencillez y de los sueños inconclusos hasta el final. Nunca cambiaron de tolda.

Por eso no creo en sindicalistas que pasan toda su vida de partidos netamente populares a organizaciones mafiosas, explotadoras: eso es el camino a “las arcas perdidas”, es decir “voy a donde haiga biyuyo” ¿Quién ha visto que la oligarquía va a estar al lado de quienes son sus esclavos, sus friega platos, sus sirvientes sus “jaimes”? Jamás se ha tenido conocimiento de que un directivo de FEDECÁMARAS se ponga al lado de los trabajadores, porque es muy evidente. Ellos obtienen las, riquezas, los lujos, la dolce vita a costilla del trabajador ¿De quienes se surten si no es del que va todos los días a la fábrica, al taller, a la oficina, a la industria a hacerlos crecer económicamente? Otra cosa sería si esos ricachones de FEDECÁMARAS se reunieran con los trabajadores y les dijeran:”Muy bien hermanos desde ahora en adelante las ganancias serán compartidas al 50% y los gastos correrán por ambos grupos” ¿No ven ustedes amigos lectores las diferencias de clases en lo que se refiere a infraestructuras? Los pobres luchando contra los ratones, la suciedad, la injusticia en los barrios, en los ranchos, mientras ellos gozan una bola en sus lujosas urbanizaciones. Eso es del pueblo, porque los dueños de fábricas, de emporios, de transnacionales, las mandan a construir con lo que les roban a los trabajadores, a estos les dan el 5% mientras ellos se llevan el 95%. No hay equidad, ni justicia, un explotador es la más rancia secuela de la indigencia chupa sangre.

Pero menos mal que llegó la revolución, carajo, a poner en orden estas anormalidades sociales, porque no estamos hoy en tiempo de reyes y príncipes, de súbditos ni cantamos “god save di cuin”.Es necio creer que un hombre que un día sintió en su corazón amor por los trabajadores y pobres, hoy se encuentre entre las hortalizas y las chayotas. En Venezuela se vivió la era del cacao hasta que llegó la explotación del sueño del fascismo, léase el petróleo. Hoy, empero, ha vuelto el delicioso cacao manufacturado por gente del pueblo, al extremo de que algunos se hacen llamar “chocolatito dulce por dentro” ¿ y por fuera cómo son? No me la jodas. A esos sujetos es que respaldan los “sindicalistas del imperio” que les dejaron el pelero al pueblo. Y tienen las santas bolas de decir en sus declaraciones que “debemos reconocer la derrota del paro” ¿Por qué no lo hicieron allende el pasado cuando el pueblo pasó las más horribles calamidades? ¿Serán estos sindicalistas los que iba a colocar Maricorina en su gobierno de la “bulguesía POLAR”? Se ven vainas.

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Ángel V. Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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