Vimos a Chávez como siempre, acompañado de la misma gente de García Carneiro, en el mismo momento cuando en otro escenario ingresaba en las instalaciones deportivas del “Naciones Unidas” en El paraíso, Caracas, un gran número de damnificados donde iba una niña de 8 años, enfermita ella, quien manifestó su deseo porque “…yo quiero ver a Chávez y darle un abrazo bien fuerte”. Búsquela camarada Presidente. Un abrazo y un beso suyo harán que corretee con las demás niñitas y niñitos. Es que nos conmovió hasta el palpitar, en la distancia que nos separa de Caracas y aquí en la región anzoáteguiense (anzoáteguiense), en el mismo instante cuando usted, camarada, estaba midiendo la cota de la montaña guaireña para subirle cien metros, de manera de ampliar la faja y construir allí miles de vivienda para los desposeídos.
La idea no es mala en sí misma pero asusta. No es que dudemos de la fortaleza de las fundaciones para esas edificaciones que allí se construirán. Pero es preferible, según nuestra manera de ver la construcción en ese desnivel, que los edificios no excedan de tres pisos y, en la nueva cota arriba, sugerimos que deben construirse baluartes antecedidos hacia la cumbre de torrenteras transversales u oblicuas que conduzcan las vaguadas a los 22 ríos y quebradas que bajan del Guaraira Repano.
Y dadas las circunstancias impredecibles, aunadas a la política fatal pro viviendas, heredadas de los ambiciosos desgobiernos de la cuarta república, le recordamos no echar en “saco roto” la sugerencia para la reurbanización de La Pastora, San Juan y Caño Amarillo. Y como quiera que en La Guaira, aún ampliada la cota, se agotan los espacios, somos de la idea y así lo sugerimos que se mude a otro lugar costero el movimiento de cabotaje (Carenero por ejemplo) con lo que ganaremos centenares miles de metros y se estabilizará la autopista sin el tráfico de las numerosas gandolas que se desplazan diariamente con 800 y hasta 1200 toneladas. El muelle y el aeropuerto quedarán para el movimiento de pasajeros nacional e internacional, por supuesto, con sus grandes “ciudades” andantes por los caminos azules y que atracarán en tan profundos remansos para que hombres y mujeres de la patria y del mundo disfruten de las aguas de nuestro litoral. Es que el Socialismo tal como lo concibió nuestro Jesucristo, lo historió el sociólogo, economista y escritor Carlos Marx y lo puso en la palestra el gran Lenin, no se pelea con quien no sea criminal. Y no hay que dudar que usted, camarada Presidente, y ese pueblo que lo sigue, somos Socialistas. Por eso gritamos: Patria, Socialismo o barbarie.