Propuesta alternativa para aliviar la crisis eléctrica nacional

III Parte: Situación Actual del Sistema Eléctrico Nacional

Los Sistemas Eléctricos de Potencia son las obras de ingeniería más extensas, dinámicas, complejas y costosas que han realizado los seres humanos en toda la historia. Se han convertido en la base para la vida y el desarrollo de las naciones, y van creciendo sin límite en la misma medida que aumenta la demanda de energía eléctrica de la sociedad para llevar adelante sus planes de desarrollo.

El Sistema Eléctrico Nacional (SEN), a pesar de ser una obra maestra de ingeniería de resonancia mundial y el mayor logro tecnológico en la historia de nuestra nación, se encuentra en crisis. El balance elemental entre la generación y el consumo de energía eléctrica se hace cada vez más difícil de mantener. La potencia generada no es suficiente para satisfacer de una manera confiable y continúa, la creciente demanda de los usuarios conectados más las pérdidas producidas en los conductores y cables eléctricos de las líneas de transmisión, distribución y transformadores.

Esto quiere decir que el sistema es incapaz de generar con margen de reserva, suficiente energía eléctrica confiable y de calidad a los clientes y usuarios. Este desbalance, y la certeza de que el Sistema Eléctrico está

operando al límite, ya se venía anunciando desde hace varios años mediante apagones regionales y nacionales producidos por incapacidad del sistema eléctrico de generar y transportar la energía a niveles adecuados, después de alguna falla importante; y se agudizó dramáticamente con la drástica disminución de la reserva de agua del embalse de Guri, que comenzó el año 2009 cuando se batió 3 veces el record mínimo histórico del embalse. Esta situación obligó a limitar la generación de Guri, que produce más del 70% de la energía eléctrica nacional, para evitar que colapse el embalse al agotar la reserva útil de agua.

No se puede aumentar la generación, a corto plazo, debido a que el 83% de la misma es hidráulica y su fuente de energía es el agua y aunque ha sufrido los embates de la sequía, también ha sido víctima de sabotajes tanto en los equipos de generación, trasformación y software por medio de ataques electromagnéticos. El restante 17% de generación es térmica, operada por gas natural, explotada al máximo y con pocas posibilidades de aumentar su capacidad al nivel y celeridad que la crisis requiere.

Evidentemente, aumentar la energía eléctrica generada para compensar el desbalance con la demanda y solucionar la crisis, no es factible a corto plazo y menos mientras hayan temporadas seca.

La ecuación de balance y ley fundamental de operación de todo sistema eléctrico es que en todo momento la Potencia Generada (PG) debe de ser igual a la Potencia Consumida (PC). Es un balance dinámico y continuamente cambiante que debe ser mantenido rigurosamente; de otra forma, si una de las potencias es mayor que la otra, aparecerán oscilaciones electromecánicas, que de no ser amortiguadas a tiempo harán colapsar el sistema y provocar apagones de gran magnitud y tiempo de duración. Los usuarios del sistema, al conectar la potencia a ser consumida, imponen las condiciones que deben ser cumplidas por los generadores en forma inmediata.

Las cargas eléctricas determinan la potencia total en Mega voltios-amperios (MVA) a ser producida por el sistema, pero las cargas necesitan de 2 tipos de potencia para poder funcionar normalmente: La potencia útil o activa en Megavatios (MW), es la que genera trabajo (luz, calor, movimiento, etc.) y va en una sola dirección, de los generadores a los usuarios; y la potencia magnetizante o reactiva en Megavar (MVAR), que es la energía necesaria para crear los campos electromagnéticos que requieren la mayoría de las cargas para arrancar y operar, y que viaja adelante y atrás entre los generadores y la carga, sobrecargando innecesariamente los generadores, conductores, cables del sistema de transmisión y distribución.

Los generadores producen y el sistema transporta los dos tipos de potencia que las cargas eléctricas necesitan para funcionar, la útil o activa (P) medida en Megavatios y la magnetizante o reactiva (Q) medida en Megavar. La combinación de ambas: potencia total o aparente (S) alcanza actualmente un valor cercano a los 11.000 Mega voltios-amperios o MVA en todo el país. La potencia útil (P) máxima generada en el Sistema es alrededor de 9.000 MW, y solo puede ser producida y suministrada por los generadores. La potencia no útil magnetizante (Q) máxima es alrededor de 6.500 MVAR y puede ser suministrada por los generadores, o colocando baterías de condensadores cerca de las cargas, liberando a los generadores, y permitiéndoles producir mayor corriente y energía útil (Megavatios), consumiendo al mismo tiempo menos agua (hidráulicos) o combustible (térmicos).

Actualmente, la potencia reactiva Q es producida casi totalmente por los generadores como se muestra:

De la potencia total generada de 10.800 MVA = 9.000 MW + j 6.480 MVAR, se resalta:

Entre Guri y Uribante Caparo producen, en energía hidráulica la mayor parte: 8.920 MVA = 7.135 MW + j 5.350 MVAR, las termoeléctricas producen la diferencia: 1.873 MVA = 1.500MW + j 1.124 MVAR, dejando de alimentar o de atender una demanda equivalente a 585 MVA=468 MW+ j 350 MVAR.

Se observa claramente que el sistema tiene dos problemas relacionados e interdependientes a ser resueltos para superar la crisis; la generación y transporte de potencia reactiva, así como las altas perdidas del sistema. La altísima generación de potencia reactiva acelera el consumo de agua en los embalses y gas en las termoeléctricas, y no permite que los generadores suministren mayor cantidad de potencia útil, lo cual provoca dichas pérdidas por calor en los conductores, cables y transformadores del sistema de transmisión y distribución.

El gobierno ha tenido la extraordinaria capacidad de maniobra para evitar el colapso eléctrico, pero necesita soluciones estructurales a corto y mediano plazo que estabilicen el sistema y garantice un servicio eficiente y confiable. El Sistema Venezolano ha venido operando desde hace varios años con baja eficiencia, se ha forzado a los generadores a producir la casi totalidad de la potencia reactiva (Q) y al sistema de transmisión a llevar esa potencia extra "no útil" a la carga. Esto ha consumido por lo menos un 20% más de agua en el caso de los generadores hidráulicos como Guri, o combustible en el caso de los térmicos. Además, las pérdidas del sistema se han elevado a 22%. Como referencia, los sistemas eléctricos operan con pérdidas del 5 al 12%. Esto significa, que de los 9.000 MW de potencia máxima generados, más de la quinta parte o 2.000 MW se pierden y no llegan al consumidor.

Hay que evitar el colapso del sistema eléctrico porque las consecuencias negativas de carácter social, económico y de desarrollo para nuestro país serian incalculables, sobre todo cuando se proyecta a gran escala el desarrollo industrial de los hidrocarburos pesados en la franja petrolífera del Orinoco; profundizar los programas sociales de vivienda, salud, infraestructura del país y turismo; cumplir con los compromisos internacionales de exportación de electricidad, y suplir la energía que las industrias pesadas estratégicas en Guayana necesitan. Evidentemente, cumplir con todos estos planes requiere grandes aportes de energía eléctrica estable y confiable y no incrementar los recortes del suministro eléctrico.

endertgil@gmail.com



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Endert Gil Monserrat


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