La PDVSA roja rojita de Chávez

La PDVSA de hoy, la PDVSA de Chávez, es el producto de una definición histórica, de una manifestación concreta de la lucha de clase resuelta a favor de los humildes. Fue necesario superar un golpe de estado y un infame sabotaje petrolero para que PDVSA perteneciera a los venezolanos. Fue necesaria la valentía y la dignidad de un pueblo para no sucumbir ante su enemigo de clase y para acompañar consecuentemente a un líder de otros tiempos. El comandante Chávez, consciente de su papel histórico, convocó al pueblo venezolano a la grandeza, a la defensa de su bien más preciado: La independencia. A la conquista de una sociedad justa y fraterna que sirva al desarrollo integro de las futuras generaciones. Tales aspiraciones son irreconciliables con los intereses mezquinos de la clase dominante. El imperialismo y sus lacayos internos debían reaccionar contra un pueblo que desidia caminar hacia su emancipación: fedecámara, la iglesia católica, el departamento de estado norteamericano, sus voceros internacionales, la vieja PDVSA, la oligarquía criolla y los traidores partidos políticos venezolanos, ensayaron un golpe de estado sin el corazón del Pueblo ni el de la Fuerza Armada. Una reacción desesperada por arrebatar el futuro a los venezolanos, por volver al pasado del saqueo, exclusión, miseria y violencia del que nos rescató la Revolución Bolivariana.

La derrota propinada al imperialismo por la leal unión cívico-militar chavista fue aleccionadora. Sin embargo, derrotado el golpe de estado petrolero de abril del 2002, la arrogancia imperial arremetió contra la principal industria del país, saboteando sus instalaciones y paralizando sus operaciones sin importar consecuencias humanas, económicas ni patrimoniales. De allí viene nuestra PDVSA roja rojita, de la moralizante derrota del sabotaje petrolero, de la dignificante recuperación del manejo soberano de nuestros recursos. La oligarquía y el imperio no entregaron a PDVSA sin pelear, dieron batalla con cuartel, sustanciales recursos económicos, impresionante despliegue internacional, hombres armados e impensados recursos comunicacionales. Todo por la defensa del saqueo y la expoliación acumulada en más de cien años de colonialismo. La PDVSA de Chávez y su clase trabajadora devolvió al Pueblo su petróleo, el manejo de su industria, y el ejercicio soberano de definir e implantar su política petrolera. Se acabó con el saqueo de los convenios operativos, se puso fin a las infames asociaciones estratégicas del bitumen, se nacionalizó la Faja Petrolífera del Orinoco Hugo Chávez, nació un digno modelo de relacionamiento a través de las empresas mixtas que garantizan la mayoría accionaria a PDVSA, se posicionó al Venezuela como el país con la reserva de petróleo más grande del planeta, se materializó nuestra nueva Ley de Hidrocarburos Líquidos y se aseguró una captación de renta justa para el propietario del recurso natural no renovable: El pueblo históricamente excluido.

Esta es la historia que ha escrito la clase trabajadora de la Nueva PDVSA hecha pueblo. Su moral es ejemplo para los pueblos del mundo, y su lealtad convoca las mejores voluntades para las batallas por venir. Por eso siempre va a significar un peligro para el imperio y los enemigos internos de la patria, por eso siempre se atacará escarnecidamente su ética, su moral desde las generalidades, sin hacer la honrosa distinción del papel histórico que hombres y mujeres de la industria jugaron en el rescate de nuestra soberanía, en la definición de esa marcada línea que puso fin al saqueo. Pero las nuevas batallas no dejaran de contar con la historia y el espíritu combativo de esta clase trabajadora de la PDVSA Roja Rojita de Chávez. Su preparación y ejemplo la capacita para nuevos escenarios de construcción y confrontación como el que se plantea en la Asamblea Nacional Constituyente, o el que se discute en la revisión de nuestro modelo de relacionamiento. Se nos encomendó la tarea de acabar con los gazapos jurídicos que permiten entregar vergonzosas concesiones en forma de eufemísticas licencia de exploración, explotación, transporte, almacenamiento y aprovechamiento del Gas. Se nos asignó el objetivo de defender el manejo soberano de nuestros recursos y materializar la política petrolera de Chávez; se nos indicó maximizar la captación de la renta y no entregar la toma de decisiones a las transnacionales; se nos enseñó a invertir la renta petrolera en salud, viviendas, alimentación, industrialización, educación, dignidad y futuro para la mayoría, al tiempo que se nos encargó la misión de consolidar el modelo de inclusión socialista; se nos instó a cumplir con los retos en producción, refinación e industrialización enunciados en el Plan de la Patria con la inmutable visión de preservar la vida en el planeta, consolidar la Venezuela potencia, preserva nuestra independencia, y sobretodo construir el estado Socialista que hará posible la materialización de las tareas, misiones y objetivos históricos. Sin derecho a fallar, sin la opción de sucumbir, sin la posibilidad de morir en el intento y muchos menos desmayar, porque de ésta gesta depende la vida o la muerte, la dignidad o la esclavitud, el futuro de nuestros pueblos.

PATRIA O MUERTE, VENCEREMOS

Lavozpetrolerasocialista@gmail.com @VOZPeSocialista



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