75 horas sin luz…y sin Corpoelec

Por años les dije a mis alumnos en la universidad, y también por mi programa de radio, que el mayor estigma de la sociedad moderna, es que la gente no tiene quien la oiga. El ciudadano de hoy no tiene un interlocutor. Ese fulano que va a una dependencia para que alguien lo escuche, sea privada o pública, es igual. Es tan ineficiente la empresa privada como la pública. Y ambas igual de delictivas. Es parte del gravísimo proceso de deshumanización de las personas.

El martes 5 a las 5 de la tarde se fue la luz en El Trigal Centro. Ya en julio del 2016, en varios cortes en una semana, la luz se ausentó por 88 horas. El miércoles 6 a las 8 de la noche ya llevábamos 26 horas sin luz. Recuerdo que transmití la arrechera por las redes y una amiga de la urbanización Los 300 en Tocuyito, me respondió: "Vas perdiendo Rafael, nosotros llevamos 20 días sin agua". Casi al mismo tiempo, un camarada de Bejuma me escribe: "tienen que ser tan arrechos como los municipios Bejuma, Miranda y Montalbán, que tuvimos 252 horas sin internet y sin telefonía celular". Hasta me sentí una mamita reclamando que tenía 26 horas sin luz cuando toda una urbanización llevaba 20 días sin agua, y 200 mil habitantes del occidente carabobeño estuvieron sin servicio bancario y sin celular por 252 horas.

Creo que fue el futurólogo austríaco Peter Drucker o el economista Lester Thurow, uno de los dos, acuñaron el término "Aldeización de la sociedad". Este principio se basa en que las comunidades serán cada vez más desatendidas por los gobiernos, incapaces de resolver sus problemas. Ante los hechos, éstas desarrollarán por sí mismas su propia capacidad de autogestión. Es decir, buscarán sus propios mecanismos de generar electricidad, perforarán pozos para encontrar agua, sembrarán, criarán cochinos, tendrán sus propias escuelas, etc. Más aún, en el libro de Thurow "La Guerra del siglo XXI" -creo que ese libro es de hace 25 años- asegura que, en un futuro no muy lejano, las nuevas naciones serán las trasnacionales y que el mundo acabará aboliendo banderas, ejércitos, y toda referencia patriótica. "La nueva patria serán las corporaciones" dice el autor fallecido en el 2006.

Ya el jueves 7, con 48 horas ininterrumpidas de luz, la desesperación comenzó a causar estragos no solo en mí, sino en los vecinos, como el caso de un matrimonio de pensionados que viven dos casas más abajo, cuyo único pollo que tenían guardado se había podrido.

Y me consta que, para entonces, muchos camaradas habían hecho distintas gestiones para que nos repusieran el servicio. Todas las gestiones hechas desde Caracas, porque aquí llamé a varios de los que podían ayudarnos y todos están ocupados con la campaña de Lacava, como si resolver un problema de ese calibre no es parte de una campaña. ¡Que bruto, póngale cero!

¿Porque decía lo de la gente que no tiene quien las oiga? Porque todos esos teléfonos a los que uno llama, o ese montón de 0800elcdtm, nunca han servido para nada. No es un problema de servicio, es un problema de conciencia. Cuando llamábamos a Corpoelec, la respuesta siempre era la misma "ya el camión salió para allá", decía la voz ya hasta con arrechera. "No joda, ni que el camión viniera de Maracaibo", le comenté a un dirigente del Psuv en Carabobo, quien vio la tragedia casi como un chiste. Por supuesto no sabe lo que es dormir con 34 grados de temperatura y con una nube de zancudos encima, además de la preocupación de que se dañen los alimentos que cuestan una bola conseguir y otra bola pagar.

Finalmente, el viernes 8 a las 8 de la noche, es decir 75 horas después, llegó la luz. Increíble. Así que el viernes en la noche, descansé, dormí de lo mejor. Y menos mal que lo hice porque el sábado a las 11 de la mañana se volvió a ir, para regresar a las 6:37 minutos de la tarde, es decir, siete horas después, volvió a llegar. Era como una ñapa. Y como no es la primera vez que nos ocurre, me pregunto qué realmente ocurre con la burocracia del Estado. Por qué la ineficiencia es una línea de comportamiento. Finalmente, el sábado en la noche me llamó un alto funcionario, quien con mucha deferencia y respeto se puso a la orden para en caso de otra anomalía, por lo que le estoy enormemente agradecido. Pero también sé que eso fue producto de las presiones de arriba, porque he descubierto -al menos en los que tienen intenciones de hacerlo bien- que se sienten atados de manos y pies.

Y ahora veamos:

Uno: La electricidad es un servicio estratégico para un país, razón por la que debe permanecer siempre en manos del Estado. En lo personal no creo en la empresa privada para las áreas estratégicas.

Dos: Habían en Venezuela algunas fábricas que producían componentes eléctricos para las necesidades del país, no todos, pero sí muchos. Éstas desaparecieron porque las mafias del gobierno que buscan dólares, las mataron.

Tres: Ciertamente en ese proceso de saldar una deuda social, Chávez le dio a los pobres lo que nunca habían podido tener y que probablemente nunca tendrían. No solo viviendas, sino millones de quipos eléctricos, lo de aumentó casi exponencialmente el consumo de energía.

Cuatro: Ya es el sumun de la estupidez, mantener un servicio que es gratis para el 40% de la población, y casi gratis para el otro 60%. Nadie paga lo que se debería pagar por el servicio de luz. Ningún Estado soporta ese subsidio. Cómo puede pagar 87 bolívares de luz un hogar, donde hay dos televisores, tres neveras, tres aires acondicionados, un congelador, dos computadoras, un equipo de sonido, calentador y un horno microondas. Cualquiera de esos aparatos, por sí mismo, consumen más de ese monto. ¿Qué cosa vale 87 bolívares en la Venezuela de hoy? Y Para colmo, el propietario de ese hogar se arrecha por pagar ese monto, bebiéndose una cerveza por cuya caja pagó 70 mil bolos.

Cinco: Chávez compró 60 plantas termoeléctricas a los chinos, de las cuales, según entiendo solo hay dos instaladas. Una está en Guacara que debió instalarse en dos meses y duró ocho años. Ahora trabaja a un cuarto de máquina por falta de repuestos para su mantenimiento. Si se hubieran instalado todas esas plantas cuando lo ordenó El Arañero, la situación sería otra. pero ya sabemos que se burlaron de él.

Seis: La obsolescencia del parque eléctrico venezolano, pavorosamente tiene cincuenta años, mismo tiempo que el parque industrial venezolano, razón por la que no sirve, pero que, en lugar de renovarlo, el Estado -mejor dicho, los delincuentes del Estado- se dedicaron a la importación.

Siete: Ya hace tres años que los trabajadores están pidiendo la renovación de sus implementos de trabajo: botas de seguridad, cascos, guantes, ganchos, lentes, etc, lo que hasta ahora ha sido imposible. No hay ánimo para trabajar.

Ocho: En Carabobo hay cementerios de vehículos de Corpoelec, literalmente nuevos, parados cogiendo agua, sol, sereno y tragados por el monte, por falta de algún repuesto. Mismo que nunca llegará porque el negocio es la importación. Por tal razón, cuando hay una avería, no hay vehículos para asistirla.

Creo que está claro que ninguno de los ministros que han pasado por ese despacho, han dado pie con bola. El servicio eléctrico, desmejoró notablemente y de ser algo más o menos bueno, pasó a ser una porquería. ¿La razón? Es un área extremadamente costosa, más cuando todas sus necesidades son producto de la importación. Y creo honestamente que deben comenzar por el principio: aumentar el pago por el servicio y que al aumento sea extensible a todo el mundo, incluyendo ese 40% que no paga, y con la proporcionalidad del caso obviamente. De lo contrario, el deterioro irá en aumento, hasta que pase quién sabe qué, como que el país se quede a oscuras, por ejemplo.

Caminito de hormigas…

Lo de ayer domingo de las primarias de la MUD, fue patético. Es una evidencia de que eso es un cascarón vacío, o como solía decir Hugo: "La nada". Solo existen cuando queman y matan gente. Del resto no hay política, no hay calle. De los cuatro gatos que participaron, dos se entraron a palo limpio. Jajaja. Yo lo pregunto con toda la seriedad del mundo, al menos a la gente de ese sector que tiene cordura ¿cómo se construye un país así?



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Rafael Rodríguez Olmos

Periodista, analista político, profesor universitario y articulista. Desde hace nueve años mantiene su programa de radio ¿Aquí no es así?, que se transmite en Valencia por Tecnológica 93.7 FM.

 rafaelolmos101@gmail.com      @aureliano2327

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