La red local económica, acierto o equivocación de la revolución chavista

Mirémonos en el Valle de El Cobre, allí, se añade al morbo del mercadeo agrícola, una escasa producción pecuaria, que no alcanza al sustento de la población local y, un avance en el desarrollo agrícola, basado en la ganancia a corto plazo, acción mercantil que destruye el ambiente, colocando a nuestras futuras generaciones en manos de la especulación y escases.

El modelo socialista plantea allí, en el año 2010, una red local de alimentación, pero esta nace con un mirar visco, con una mentalidad globalocentrica y uni-céntrica. Se establece una procesadora industrial de la leche, en todo el casco urbano de la población del Cobre, asunto, que es el menos grave, ante la no puesta en practica de la consolidación de las redes de producción social local; mecanismo fundamental para la nueva construcción de país propuesto.

De acuerdo al Dosier (Cobre, 2005), para abastecer medianamente la población de El Cobre, de leche, se estimaba acondicionar unos 180 predios para atender aproximadamente 1500 vacas y obtener un promedio de 1.300.000 litros de leche anual, igual a 3562 litros diarios. Sin embargo, de acuerdo a la Corporación Venezolana Agraria (CVA. 2010), sólo existen en el municipio 55 predios, 356 animales y una producción de 1512 litros diarios, existiendo un déficit de 2000 litros para el consumo de la población.

Para el año 2010, en cuanto se refiere la cuenca del Rio Valle, este poseía sólo 8 a 10 predios, unos 90 a 70 animales, 200 a 300 litros diarios. Es importante sin embargo señalar, que en datos tomados en este estudio, existen en el valle unos 70 familias, que como elemento tradicional poseen una o dos vacas en sus predios, con una producción promedio de 2,5 litros diarios, por animal. Ello reduce el déficit en 170 litros diarios.

La relación o modo de producción actual basada en el uso de medianeros en la producción hortícola ha reducido la costumbre de "tener una vaquita pa la leche". La cantidad de 300 litros diarios, es no significativa para cubrir el déficit o búsqueda de la seguridad alimentaria, tenida como meta, pero si importante para el proceso de autogestión, más cuando las producciones tecnificadas de producción de leche del municipio no es para el sostén de la población local, sino como elemento mercantil.

Dos o tres ganaderos del Municipio Vargas, venden leche al área industrial láctea y el resto lo utiliza para queso. Lo que hace de la costumbre de mantener vacas, no sólo un elemento de autogestión, importante como elemento de costumbre social, sino que se establece en herramienta cultural de diversidad, lo que facilita o facilitaría las políticas de desarrollo endógeno promovidas por el Estado, la aplicación de tecnologías avenibles y enfrentar los vaivenes mercantiles.

En estudio de la CVA. 2010, se muestra la influencia del clima en una relación de producción; se encuentra en el sector Valle de Venegara el mayor numero de desarrollos lecheros. Ello se debe a que el Clima, presenta condiciones más benévolas para el ganado Bovino, que el sector de Rio Valle. La cuenca de Venegara, se caracteriza por tener mayor humedad ambiental, mayor precipitación y suelo o mesetas de menor pendiente.

Parece haber algunas inconsistencias, en algunas fincas entre el número de animales y la producción lechera, al comparársele con número de animales. Ello se explica debido a que ciertos productores prefieren sacar queso, por ser más rentable y razonable para trueques en alimentos o dinero fresco para el sostén diario.

Por condiciones mas secas del lado oeste, el número de cabezas de ganado se ve reducido. En encuestas realizadas en los altos de los Cárdenas, sector La Loma, de los cinco productores de hortalizas, situados en la cima de esta montaña, se mantenía unas 15 reces por finca, solo en este sector se sumaba más de 75 cabezas de ganado. Otros caseríos que muestran cierto ganado en el lado oeste, son: el Zumbador, Santa Elena y Pernia.

En el 70 % de los casos, en donde se posee uno o dos animales, no se muestra un manejo técnico de la producción lechera, un 30 % tiene cierto manejo de potreros y cultivos de pastos de corte para una alimentación adecuada.

Si bien, el modelo socialista entendía como planteamiento la necesidad de establecer una red social de participación y protagonismo, para atender toda la población, a través una unidad de producción de leche, acopio y formación técnica-política a trabajadores (as) y productores (as) que garanticen eficientes niveles productivos en aras de la soberanía alimentaria", la gobernabilidad regional, no tiene claridad política suficiente para establecer este planteamiento y concluye con una estructura basada en principios y organización del capital, olvidando el entretejido social, como mediador de la diversidad y sustentabilidad.

En sus primeros pasos en la incursión en el valle, esta Unidad de producción Socialista, buscó proteger a los productores medianamente exitosos, como respuesta inmediatista de carácter político, cuestión que como táctica, no deja de ser válido, si se quieren respuestas ligeras y prontas. Sin embargo como el asunto era la diversidad y la sustentabilidad, atender a todos, se hacía perentorio, por lo que los programas debieron ser dirigidos o conducidos en la práctica a pequeños productores o producciones de carácter autogestionario tipo conuco. Sin embargo, estos fueron consideradas por los técnicos como "no productiva"; la táctica, se convirtió en estrategia. Lo táctico se hizo "valido", mas cuando estos pequeños productores no se relacionan, ni tienen que ver con los elementos proposicionales o escenario tecnológico o propuestas de desarrollo impuestas por el estado.

Los gestores de este proceso, planteaban que la red de la unidad de producción socialista menguará estas posibles fallas. Red que tomaría en cuenta las relaciones autogestionaria de producción de leche, presentes en la zona; pero, un interés político-trasnacional, las vacas y una tecnología Argentina, apareció

Acompañado de esta decisión, el gobierno nacional construyó una procesadora de leche con la capacidad de recibo de más de 60 mil litros, denominada Unidad de propiedad social El Cobre (UPS Cobre). Un reto significativo para este sector de montaña. Esta industria Láctea, basado en una red social local, arrancó en el mes de abril del 2010, con un arrime de diez mil litros provenientes de de siete municipios del Estado Táchira, llamados municipios de montaña.

El planteamiento del modelo de red y de organización social, según las encuestas realizadas, creaba expectativa de algunos productores para habilitar algunas hectáreas de sus predios y los ya establecidos para repotenciar la producción de leche, aun cuando el rendimiento promedio de litros de leche por vaca actual, no basta para cubrir los gastos de producción. La propuesta por parte de la Corporación Venezolana Agraria (CVA), del suministro de alimentos subsidiados, el asesoramiento técnico, el financiamiento para este rublo, la innovación tecnológica y las redes societarias de participación y protagonismo, a través de consejo de obrero, consejo de productores, consejos comunales, crea expectativas.

Sin embargo, Esta decisión gubernamental vino conducida de una tecnología industrial, mercantil y de producción lechera de la hermana república de Argentina, descuidando en su totalidad la cultura y geografía local. La estrategia productiva, debió ser acompañada por principios de biodiversidad, probando las experiencias de razas, manejos y saberes establecidos ya en la zona.

Vista así las cosas, el establecimiento de este rublo pecuario, hubiese tenido ventajas desde el punto de vista ecológico y económico para el valle, en cuanto a: Mayor sostén de suelos por el cultivos de gramíneas, menos uso de insecticidas lo cual favorecería directamente a la población de El Cobre el cual en forma permanente está expuesto a la aplicación indiscriminada de estos plaguicidas, la diversidad de rublos es una medida para mitigar los impactos producidos por una agricultura ecológica y económicamente insostenible.

La ganadería como lógica de la diversidad y una nueva red de producción social, permitiría mayor sostenibilidad ante cambios fortuitos del mercado capitalista.

Se hacía importante evaluar y redimensionar el material genético y aprendizaje dado por la importación de las vacas uruguayas y Argentinas.. Aprendizaje que repotenciaría las estrategias establecidas por los responsables de estos programas, y los saberes aprehendidos y aprendidos por los productores que asumieron el reto, respetando su cultura, ocupar sus potencialidades y aprovechar los recursos que le son propios, no solamente los naturales, sino lo mas importantes, como defensa de sus derechos colectivos, y ello, como garantía de hacer sostenible la búsqueda de la seguridad alimentaria planteada; pero una nueva transculturización arropaba a el Valle de El Cobre.

Ante la imposición, hubo reservas, dudas profundas por parte de productores locales, en la aceptación de animales de alta genética de marcaje lechero provenientes de Argentina. Existían pocos productores elites y medianos, que estaban en la capacidad de abordar la toma de estos animales y entrar en el programa o red de productores planteada por la CVA, como representante del Estado. Sus medios de producción poseen las condiciones, educación pecuaria y la tecnología básica, para aprovechar la oportunidad brindada. Sin embargo, los medianos y pequeños productores, no poseen, ni poseían las condiciones adecuadas, niveles de ingresos para el abordaje de esta tecnología genética.

Si bien toda tecnología implica un proceso de cambio y de transformación de los modos acostumbrados de producción, se añade o existía en los promotores del estado, por presión política o desconocimiento, una resistencia de abordar los saberes populares y de carácter endógeno establecidos históricamente en la localidad. Lanz, (2007) Refiere: "Promovemos una concepción humanista, donde la economía, la ciencia y las tecnologías, tiene que estar al servicio de los seres humanos. Por ello, la tecnología por más productiva que sea, si genera desempleo, depreda el ambiente y genera mayor dependencias, debe ser rechazada, revisada, desagregada y adaptada a nuestras necesidades, so pena de profundizar la exclusión social".

En un sitio denominado Portachuelo, ubicado en la aldea La Vega del Municipio, miembro de la red de unidad de producción socialista lecheros y sujetos de este estudio, muestra un grupo de animales seleccionados localmente, adecuados para la sobrevivencia a pendientes de 50 y 60 %, producción de 15 litros diarios y partos anuales. Esa experiencia, este conocimiento, este saber, esta tecnología lograda localmente, ante la propuesta de una vaca uruguaya o argentina, no adaptada a las condiciones de manejo de la localidad, costosa en su alimentación y de dificultad para reproducirse, sólo puede crear resistencia.

Es importante entender que todo aprendizaje y cambio social-pecuario lleva un paso que no puede aligerarse con paquetes genéticos y financiamiento inmediato. Estos procesos locales, producto de una tecnología innovadora es importante "mirarla". Peña (2006). Establece, que el enfoque clásico sobre innovación tecnológica omite en su análisis que el surgimiento de las innovaciones tecnológicas no es un fenómeno lineal y simple, olvidan que estas surgen de realidades particulares y su transferencia se encuentra sujeta a condiciones locales que nada tienen que ver con escenarios de competencia perfecta, sino que se concreta a través de procesos de asimilación, adaptación y aprendizaje altamente maleable, manipulables e imperfectos por ser la tecnología, a fin de cuentas, un factor endógeno al sistema productivo.

El productor, el campesino acompañado de la atávica costumbre de tener "una vaquita pa´la leche", como proceso de autogestión y de origen autárquico, el cual se convertiría como una gran oportunidad para el proyecto de seguridad alimentaria planteado por el estado, se encuentra fuera del proyecto, ya que la actividad descrita y orientada esencialmente por señales de mercado, tecnologías de mercado, sólo moviliza a los actores socioeconómicos tras la lógica usual del capitalismo: el cálculo oportunista del beneficio económico propio e inmediato. Un cambio de visión en este aspecto, tendría por el contrario una población hasta ahora excluida, con costumbres arraigadas de producción lechera. Abordar esta población, implicaría el cambio del paquete tecnológico propuesto, que para fines didácticos, nos servimos calificarlos "Paquete argentino".

Vessuri (2008), nos refiere. Lo local es un sitio crucial para analizar los problemas del desarrollo y establecer diálogos fructíferos, pues pueden surgir prioridades significativas, y sistemas de soporte local pueden permitir su implementación. Esto no es un nuevo "descubrimiento" de lo local en tanto que repositorio infinito de la diversidad.

Existen "paquetes" tecnológicos de carácter pecuario, que basados en procesos de asimilación, aprendizaje, respetando los saberes locales, ha sido un éxito y favorecido a aquellos que por ahora no poseen las condiciones adecuadas, para asumir el paquete tecnológico propuesto por la CVA. Por ahora se muestra una alta resistencia a asumir la vacas Argentinas, pero con muchas expectativas en el plan social lechero planteado por el estado venezolano. Imponer un paquete tecnológico, sin la debida participación popular, estaría haciendo juego a la lógica mercantilista.

Peña Cedillo (2006), nos refiere: Hoy día presenciamos procesos sistemáticos de desplazamiento y desvalorización del conocimiento de campesinos y productores indígenas, al tiempo que la apropiación de su territorio es acompañado de la implantación de un conocimiento científico-tecnológico (genético, mecánico, informacional y otro) que sólo es dominado por la gran agroindustria monopolizada por unas pocas empresas multinacionales

Y anexa con estas palabras un enfoque, que encierra el drama en que ha vivido el valle en toda su historia.

Junto con la subordinación a la dinámica mercantil, la ciencia en esta área está contribuyendo ampliamente a la desaparición de la variedad natural de especies vegetales y animales, y la destrucción de prácticas colectivas comunitarias solidarias. Y todo ello con cada vez menos posibilidades de debate público e informado.

Sobrepasar estos escollos, solo era posible si la red de productores de leche, CVA, trabajadores, consejos comunales se hubiesen convertido en ejecutores y protagonistas de un proceso de cogestión. Un proceso de cogestión que maneje fondos solidarios de carácter: social, amortizar deudas, inversiones, seguridad social, culturales y búsqueda de innovaciones tecnológicas. La creación de fondos es una manera de ir independizándose de un estado protector e ir creando un estado rector. Hacer otra cosa, seria legitimar una burocracia más o menos justa mediante acciones y procederes absolutamente mercantilistas, cosa que hoy sucede. El asunto es, que desde la cogestión revolucionaria, se asumía la discusión del necesario cambio de las relaciones de producción vigente.

El artículo 62 de la constitución de la República Bolivariana de Venezuela, plantea que "el pueblo no sólo participa en las tareas prácticas, sino que participa en la formulación, ejecución y control de la gestión pública".

En intercambio de saberes realizado con los productores de la zona, a través de visitas de campo, conformación de la red socialista, talleres de discusión y analizando el contexto histórico de la comunidad general se plantea la propuesta de, establecer una gestión múltiple. De ser sólo un centro procesador industrial lechero, en un centro cogestión y objetivos múltiples, tales como:

  1. Crear un centro de investigación en el área reproducción de ganado lechero de montaña.

  2. Asesoramiento por municipio o áreas de municipios, para la asistencia sanitaria.

  3. Asesoramiento por municipio o áreas de municipios, para la asistencia de manejo de potreros.

  4. Subsidio temporal y sostenible de insumos básicos que permitan sostener el precio de la leche.

  5. Diversificación hacia otros rublos agrícolas y pecuarios

  6. Concertación y manejo de la Empresa, por parte de la red socialista, conformada por el Estado, las comunidades locales (Consejos Comunales), sus trabajadores y red de productores.

Ello permitiría abordar los saberes locales, asistir a una población cuya lógica mercantilista le excluía, garantizar la diversificación de nuevos rublos a la zona como estrategia de la diversidad económica y ambiental. La red lechera, conformada por diferentes comités de trabajo y sus ocho voceros municipales, inició sus primeros pasos con algunos tropiezos, producto de atavismos coloniales que perduran como fuerza motora en las acciones burocráticas gubernamentales regionales y nacionales.

La red productiva de participación y protagonismo, como forma social de organización, no sólo respondía a la teoría crítica de la tecnocracia, sino que se articulaba con la base axiológica de la Carta Magna, y más particularmente en sus diversos mandatos sobre educación, trabajo, participación y protagonismo social. Donde ya no se trata de una óptica desarrollista y del capital humano que enfatizan la productividad y la competitividad, sino que se promueven las redes sociales, productivas, la formación integral del ser humano en un mirar del contexto, la diversidad, el respeto de saberes y la tecnología y la ciencia con pertinencia social.

En tal sentido, en la Constitución de República Bolivariana, se establecen las premisas para la consolidación de nuevas redes sociales para el desarrollo sustentable y de la economía popular, dirigida a cambiar las relaciones de producción, lo que en su conjunto perfila la siembra de ciudadanía, la refundación de la nueva república, como revolución cultural y productiva. Esto supone unos nuevos valores dirigidos al cambio de las relaciones de producción capitalista. (Lanz. 2007). Una nueva red social, basada en la participación y protagonismo social, se convierte en el modo de gestión y de contraloría social básica para el logro de lo planteado por el gobierno nacional, no gestarla o perturbarla mediante mecanismos y funcionarios no funcionales, pone en peligro cualquier proyecto, porque no se ataca las nuevas relaciones de producción que tratan de mantenerlo. La red social local, nace como una medida de articulación, es una de las formas de activismo que se han ido organizando a escala nacional y global como medio eficaz de defensa de los saberes locales y sostenibilidad del entorno.

La red social local, por si sola está llena de fortalezas y oportunidades, como colectivo o cuerpo estructurado de opiniones concertadas. Pero como todo sistema, está unida a las complejidades del entorno, por lo que tiene su entropía, tiene sus amenazas y sus debilidades.

Existen factores que pueden aumentar esta entropía, tal como:

  1. La visión dicotómica de estado/Sociedad civil.

  2. Un mirar "globalocentrico" que pretenda en base a un interés nacional imponer desarrollos locales, con sus tecnologías enfermantes, desechando las tecnologías alternativas.

  3. Imposición ideológica partidista-gubernamental y no un compartir de mirares y saberes como experiencia colectiva.

  4. Intereses propios de las multinacionales participantes.

Si este estado incipiente y promotor de nuevas redes sociales, sus responsables, sus gestores u motores de la sinergia de cualquier red, no saben o no pueden comprender las entropías a que están sometidos, la red local solidaria y protagónica dejará de existir; perdiéndose la oportunidad de crear una sociedad sustentable, dando continuidad a empresas no sustentables y subordinadas al capital del estado central, con sus añadidos deletéreos al ambiente y la sociedad, sin diferencias del capitalismo o estatus establecido.

Una nueva red social, un nuevo entretejido, es la única forma de abordar y conjugarnos con la naturaleza. Mantener la actual red social seria sostener los principios colonialistas en que fuimos fundados y, el continuar de nuevos y más agresivos impactos sobre la Cuenca; lamentablemente la gobernabilidad no lo entiende .



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