14 sept. 2018 - Víctimas del destino y provenientes de familias disfuncionales, jóvenes errantes se desplazan en grupos a lo largo del bulevar de Sabana Grande, con un objetivo común, buscar comida y sobrevivir.
Gabriela Betancourt, trabajadora social de la UCV y participante del Centro Cultural de Izquierda, es una de las voluntarias que recorre esta zona caraqueña para ubicar a los menores y reunirlos, a fin de realizar actividades recreativas y brindarles educación.
Betancourt informó que junto a la Misión Robinson están trabajando en la creación de una escuela, ubicada en el Comedor Mamá Rosa de Chacaíto, para las niñas y los niños de la calle, proyecto que arrancará el 18 de septiembre.
Subrayó que estos menores –con edades comprendidas entre seis y 17 años– conforman bandas para protegerse entre sí a la hora de presentarse algún conflicto –que generalmente ocurre entre dichos grupos–, y resaltó que algunos viven en Mariche, Petare y los Valles del Tuy, pero vienen al bulevar a pedir dinero y buscar comida. De igual manera acotó que otros jóvenes sí se encuentran en situación de calle y se quedan en Chacaíto, Las Mercedes, orillas del río Guaire y Sabana Grande. “La violencia en el bulevar es fuerte, ha incrementado hacia ellos y entre ellos”, dijo.
Betancourt agregó que alejar a la muchachada de la calle, de la violencia y de la delincuencia es una tarea difícil, más no imposible. “Han sido receptivos con nosotros, y ahora con el proyecto de la escuela ellos participan, asisten a las clases, quieren estudiar y hacer otra cosa que no sea la dinámica hostil de Sabana Grande, de recoger basura”, aseguró.