¿Cuál crisis universitaria?

Cierto, es verdad, la universidad pública venezolana se encuentra en crisis, pero no por eso que aseguran los dirigentes gremiales enquistados en esa mafia llamada la FAPUV, quienes hablan de crisis todos los años refiriéndose siempre al presupuesto universitario. Para estos la crisis de la universidad venezolana es la crisis de las lochas, de las puyas y de los chelines. Por tanto si hay más presupuesto no hay crisis, todo está bien, están contentos sus integrantes y las autoridades universitarias, pues tienen dinero para sus viajes, comidas exquisitas, automóviles y gastos suntuarios. Mientras, por dentro, la universidad permanece sorda ante las exigencias de cambios sustantivos que impone, en primer lugar, el agotamiento de la civilización moderna en general, la crisis de los sistemas de pensamiento predominantes en el mundo occidental, en segundo lugar, y los procesos transformativos que experimenta la realidad venezolana, en tercer lugar. Pero ante estos poderosos torrentes históricos los profesores metidos en las cuatro paredes de la FAPUV  o no saben nada de ello o se hacen los desentendidos. Lo más probable es lo primero, pues estos profesores tienen años que no se leen un libro completo de nada; desde que se caletrearon la cartilla que todo aspirante a un puesto en este fósil organismo debe repetir cada vez que tenga que ofrecer alguna declaración pública, andan repitiendo el mismo discursito ramplón lleno de muletillas y de frases hechas.  

El tiempo que deberían dedicar a estudiar y trabajar por lograr mejoras fundamentales en la institución universitaria y en el país se lo dedican a descalificar los extraordinarios y nunca vistos programas socioeconómicos que impulsa el actual gobierno nacional, programas que tienen el noble objetivo de elevar la calidad de vida de los sectores populares de nuestro país, esos que los gobiernos de la Cuarta República siempre ningunearon. En este despropósito los vemos todas las semanas lanzando infundios contra la Misión Sucre, descalificando las bondades de la Misión Barrio Adentro, profiriendo infamias contra la Misión Robinson, criticando el Satélite Simón Bolívar y deseando su caída, vilipendiando la Universidad Bolivariana de Venezuela, cuestionando la política de solidaridad latinoamericana acometida por el gobierno de Hugo Chávez, pero ensalzando al mismo tiempo la que en contrario practica el gobierno imperialista norteamericano; santificando a la Rectora de la UCV, Cecilia García Arocha, pero vilipendiando al profesor Luís Acuña, Ministro de Educación Superior, denunciando la “Dictadura” de Chávez, pero glorificando la “Democracia” de Carmona y de Micheletti, condenando el “imperialismo” cubano, pero exaltando la “solidaridad” norteamericana, insultando al PSUV, pero enalteciendo a Acción Democrática; vilipendiando al presidente Chávez, pero alabando a Álvaro Uribe Vélez, descalificando al diario Vea, pero defendiendo al Nazional, vituperando La Hojilla, pero apañando Alo Ciudadano, mancillando a Rafael Ramírez, el del nacionalismo petrolero, pero glorificando a Carlos Fernández, el saboteador de PDVSA.

En fin, la lista de inconsistencias es larga, se pueden llenar varios cuadernos señalando los desempeños enrevesados de la directiva de la FAPUV, total, andan al revés, con las patas pa arriba, en sentido contrario a la dinámica histórica. Lo que evidencian es que están bien cuadraditos, son como los curas de la Conferencia Episcopal, unos adecos encubiertos, que tratan de ocultar su adequidad tras unas sotanas negras. Es que en verdad la FAPUV, conjuntamente con las asociaciones de profesores de la mayoría de las universidades venezolanas pasaron a ser hace tiempo, verdaderas guaridas de la oposición reaccionaria, agencias de la derecha política, gestores de intereses de los rancios grupos de poder que esquilmaron y dominaron a Venezuela en los últimos cincuenta años. Para eso quedó la FAPUV en manos de esta sarta de torpes profesores. Por eso ya casi nadie les hace caso y el gobierno ni los trata. Lo que queda finalmente es suministrarle los santos óleos e inhumar su cadáver, pues la FAPUV llegó al llegadero. Que descanse en paz. 


siglanz53@yahoo.es



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Sigfrido Lanz Delgado


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