Como podrán ver a partir del título, hace muchas lunas dejé de ser estudiante. Ah, pero viendo a los muchachotes goycocheando a los polis frente al CNE, les juro que me da una envidia que ni les cuento.
En mis tiempos, en eso que mientan la IV República, usted casi siempre se saltaba la solicitud de “permiso para marchar”; una porque la protesta no pide permiso y dos, porque inevitablemente se lo negaban. Aún así, las más de las veces decidíamos salir. Y había que ver la actitud de los tombos señores, nada de ese jueguito democrático de dejarse quitar los escudos y permitir que cualquier Stalin de poca monta le clavara un coñazo a un “agente del orden”; o que cogieran las parrillas para caerle a carajazos al policía. No señor, desde el momento en que ponía pie en calle (más allaíta del arco de Plaza Venezuela) a prepararse porque lo que venía, con suerte, eran perdigones aliñados con tuercas (¿recuerdas Bruno Gallo?); plomo parejo (lo cuentan los asesinatos de Belinda, Douglas, Carlos Blanco y un largo etcétera) o las famosas bombas lacrimógenas con gas mostaza que no sólo ahogaban sino que si usted tenía la mala leche de estar a tiro, lo mataban igual, como a María Verónica Tessari (periodista asesinada dentro de la UCV, en el arco Plaza Venezuela).
Recuerdo con que envidia mirábamos las protestas de algunos países “civilizados” donde los tombos salían sólo con peinillas. Y nosotros soñando con que algún día los de este lado iban a salir igual para cobrarles con piedras y molotov las afrentas cotidianas y los muertos que nos iban regalando en cada marcha o protesta.
Conste niños bellos goycocheanos y stalinianos, no estoy añorando esas viejas épocas. No creo que la vaina se resuelva con que los tombos les caigan a plomo. Pero por favor (como dirían ustedes, por favorrrr), de pana les recomiendo que se monten en otro discursito: ese de la libertad de expresión, de la “rrrrepresión desmedida contra pacíficos estudiantes que sólo queríamos ejercer nuestro sagrado derecho a formar peo y de paso encender la pradera” no les cala. Búsquense a un estudiante que haya sobrevivido a la década de los ochenta (por cierto, Stalin tiene cara de haber estado en la UUUCV en esos tiempos) y pregúntenle como era la vaina en aquellos años. La lista, la interminable lista de Sergios, Dorantes, Yulimares, Jimmys da cuenta de luchas donde los estudiantes no pedíamos permiso y no esperábamos que nos lanzaran flores cuando decidíamos armar peo.
Yo creo que una consigna con fuerza (la asesoría es gratuita, siempre a la orden) debería ser: Stalin con las manos en la boca, a modo de megáfono, gritando “queremos un muerto, queremos un muerto”; “Policía, marico, dame un peinillazo”; “Contra la indiferencia de los tombos, coñazo parejo” y así por el estilo. Puede ser que así reciban lo que tanto andan buscando. Ya Ledezma, Cabeza de Motor, Leopollo, Rosales y los otros del “gabinete en la sombra” se están arrechando por su incapacidad para provocar, de verdad verdad, a los tombos de la Metro y que por los menos les respondan con un mano a mano.
Para finalizar, y retomando lo que decía al principio, yo quiero ser estudiante para que los polis me den la papaya de caerme a coñazos con ellos como si yo fuera una niña manos blancas. Porque además, como valor agregado tendría las cámaras de globoterror cubriendo las “incidencias” de la “brutal represión” a que me estarían sometiendo. Pero más importante, sólo un día después del primer entrompe goycocheanos-poliMetros tuve la oportunidad de ver al valiente Jhon (O Yon), recién fracturado de la nariz y estaba de lo más lindo. Y les confieso, hace tiempo que la nariz se me está torciendo (tal vez por los años) y quisiera que a mi también me dieran mis buenos coñazos para ver si se me endereza y puedo al día siguiente, sin tapones, sin cirugía, sin pagar, lucir un look digno de una noche tan linda como ésta.
En la próxima marcha que hagan los muchachos, lo juro, me voy a meter para ver si hago realidad un sueño de juventud. Total, nadie notara que soy infiltrada porque en la tele salieron muchos muchachos estudiantes que hace tieeeeempo pasaron de los cuarenta.
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