En reiteradas oportunidades se escucha y se lee por doquier que para que exista una educación automatizada exitosa, los docentes deben disponer de múltiples estrategias creativas de enseñanza, aprendizaje y evaluación para motivar a sus estudiantes en el emprendimiento y cierre de sus actividades académicas.
Al reflexionar sobre las ideas anteriores y compararlos con lo que verdaderamente acontece en la educación virtual actual enseguida se asocia con Cala (2013) y su frase: "el secreto del buen hablar es saber escuchar". No obstante, para contextualizarla, la parafrasearía como: "el secreto de la educación en casa es la adquisición de una cultura educativa online en los estudiantes universitarios".
Las razones estriban en que no cabe duda que el interés y el esfuerzo de superación estudiantil son factores determinantes para el logro de los objetivos propuestos en la educación a distancia ya que el siglo XXI representa el afianzamiento, desarrollo y expansión de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TICS) en todos los campos del saber, sin las cuales no se podría acceder a los adelantos científicos de la esfera trascendental de nuestro planeta globalizado y es precisamente en las universidades, las casas de las luces sempiternas, donde se estudian y se requieren conocimientos avanzados para la formación del capital humano, que coadyuve con el impulso territorial.
Ahora bien, en vista que la educación a distancia es vital para la transición de un país tercermundista hacia uno desarrollado, se precisan estrategias a corto, mediano y largo alcance para su interpretación, comprensión y puesta en práctica de manera exitosa. Tal es así que a partir de marzo del 2020, el Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria, las universidades, tanto públicas como privadas y hasta Organizaciones sin fines de lucro han estado instruyendo a los docentes universitarios venezolanos en diversos espacios motivacionales para que sus estudiantes aprendan y sean evaluados de maneras distintas a las habituales y así contribuir con el quiebre paradigmático del proceso enseñanza – aprendizaje tradicional, donde el profesor era el centro de atención y los estudiantes permanecían cosificados, quienes eran considerados meras tabulas rasas. En esta perspectiva digitalizada, el estudiante se convierte en un actor activo de su aprendizaje, mientras que el docente es un creador, diseñador y facilitador del contenido curricular a través de diversas actividades digitales.
No obstante, existe un divorcio entre la fantasía y la realidad. Es decir, antes de la pandemia se acercaban los estudiantes con el deseo de estudiar y aprender inglés con estrategias docentes variadas. Otros por su parte, específicamente del turno nocturno, planteaban la necesidad de realizar las actividades académicas en casa puesto que alegaban que se les hacía complicado asistir a clases presenciales debido a la falta de efectivo y transporte, fallas y racionamientos eléctricos, delincuencia en la universidad, entre otros factores que impedían las clases presenciales.
Ante el anterior panorama ilustrado, se pensaría que los estudiantes están felices y motivados porque sus sueños se convirtieron en realidad al disponer de horarios flexibles e ilimitados para realizar las actividades académicas en la completa comodidad de su casa, con diversas actividades síncronas y asíncronas, tales como blogs, presentaciones virtuales, correos electrónicos, infografías, ebooks y podcasts pero no, lo irónico es que persiste el síndrome del incumplimiento de asignaciones académicas y la culpa reiterada hacia el docente por la falta de calidad educativa.
Tanto por experiencia personal y la de otros colegas, todo el trabajo, tiempo y esfuerzo realizado para la búsqueda de herramientas, diseño y producción de recursos didácticos y actividades creativas en línea para la enseñanza, aprendizaje y evaluación de nuestros estudiantes, lamentablemente no son reconocidos, puesto que la mayoría del material colgado en la red no son leídos, analizados y lo que es peor, no se cumplen las asignaciones propias de las unidades curriculares. Además, hay reticencia por parte de los educandos a la educación digitalizada, tal como señala Dexi Linarez, profesora de Luz, quien le relató a Reimi (2020): "Algunos estudiantes rechazan las clases online y debo ponerme en sus zapatos, debo enfrentarme a esos miedos".
En definitiva, para que exista motivación hacia la enseñanza digital y porque no, la suprema felicidad educativa de los actores universitarios, debe prevalecer el desarrollo, la práctica y la consolidación de la cultura educativa online en los estudiantes universitarios, la cual consiste en la formación y adquisición de actitudes profesionales tales como la autodisciplina, la responsabilidad, la autonomía, el trabajo en equipo, el amor al trabajo, las buenas dotes comunicativas tanto orales como escritas, espíritu de superación e investigación, tal como Porras, estudiante de LUZ expresó a Reimi (ob.cit.):
"Organizarse para estudiar es un poco difícil porque a pesar de que tengo más tiempo, porque estoy en mi casa, puedo usar ese tiempo para distraerme. Estoy organizándome para no procrastinar y todos los días adelanto un poco de cada entrega".
BIBLIOGRAFÍA
Cala, I. (2013). El poder de escuchar. C.A.Press, Illustrated
FAPUV (2020). FAPUV frente al plan universidad en casa. [Documento en Línea]. Disponible: https://infofapuv.com/2020/04/15/fapuv-frente-al-plan-universidad-en-casa/ [Consulta: 2020, abril 18].
Rodríguez, A. (2020). Educación a Distancia en Venezuela. [Documento en Línea]. Disponible: http://www2.metodista.br/unesco/PCLA/revista11/artigos%2011-2.htm.[Consulta:2020, abril 17].
Reimi, I. (2020). Educación virtual es un reto para alumnos, escuelas y universidades durante la cuarentena. Efecto Cocuyo. Recuperado de https://efectococuyo.com/la-humanidad/educacion-virtual-es-un-reto-para-alumnos-escuelas-y-universidades-durante-la-cuarentena/
*Docente de la Universidad Politécnica Territorial del estado Portuguesa "Juan de Jesús Montilla"
villanoy@hotmail.com