Volveremos nuestras actividades, como estrategia de emancipación colectiva en el aula de clase

La pandemia del COVID-19, sin duda alguna ha cambiado nuestras costumbres y nuestras actividades, en fin nuestro estilo de vida, afectándonos en los aspectos personales y laborales, donde académicamente nos hemos visto en la necesidad de migrar a otros escenarios que nos puedan compensar el cómo llevar a cabo nuestras actividades. En este sentido, como líderes en nuestras aulas de clases en ocasiones nos hemos sentido perdidos, pues acostumbrarnos a lo nuevo y lo desconocido siempre ha sido un poco complejo.

Por otro lado, como responsables del acompañamiento de los Programas Nacionales de Formación (PNF) en ocasiones las adversidades nos confunden pero siempre encontramos una luz en el camino, en efecto, el apoyo al docente en formación a distancia es muy pero muy efímero, sin embargo, tratamos en la medida de las posibilidades de estar pendiente dando la palabra de aliento y de guía que el compañero requiere o necesita.

Como docentes tenemos la responsabilidad en este momento de planificar y ejecutar sobre las bases de las adversidades y lo desconocido, pues a pesar de contar con actividades planificadas de forma virtual nuestros planes de estudios responden a un currículo presencial, sin embargo, siempre existe la libertad de realizar en alguna unidad curricular actividades presenciales en la semana de flexibilidad si se requiere, llevando a la personificación de las actividades semipresenciales o multimodales.

Así que pienso, que es más importante pensar en la libertad de diseñar acciones que nos permitan acompañar a nuestros estudiantes en algunas ocasiones, ajustándose a las características de cada grupo de estudiantes. Este acompañamiento puede ser a través de una cámara web en sesión virtual: unas recomendaciones o recursos para desarrollar las acciones, señalar con ejemplos o modelos lo que queremos que logren con nuestra ayuda o sin ella sus objetivos o competencias exigidas en la unidad curricular, pueden ser recursos poderosos para guiar al estudiante y que muestren sus evidencias.

No obstante, será pertinente explorar maneras de que nuestros socios de aprendizajes nos hagan llegar sus evidencias de aprendizaje y cómo podemos ofrecer una actividad de enseñanza que les genere más saberes con eficacia para valorar y no precisamente evaluar lo realizado por el estudiante. Sin duda, es importante el uso de algunos programas tecnológicos en la educación virtual, en concordancia en algunos casos según sea la unidad curricular que la administra, como por ejemplo proyecto o unidades prácticas, con la educación presencial a propósito de evitar grandes esfuerzos entre el estudiante y docente que imparte las clases virtuales.

Resulta claro, que en estos momentos no podemos cuestionarnos como docentes, planteándose cómo destinamos los esfuerzos y en qué invertiremos las energías en este trabajo en casa. Sin embargo, es importante reflexionar y pensar el apoyo, acompañamiento y por qué no en la retroalimentación más como una devolución de la actividad o un diálogo que permita al estudiante crear algo distinto con su actividad, podría ser una alternativa que alivie el peso de tener que evaluar o calificar,

Señalar elementos de fondo vinculados a la expresión de las ideas, es algo que las entregas apresuradas de las actividades cotidianas en aulas no siempre lo permiten, tal vez, este nuevo fenómeno de educación multimodal motivado al COVID-19, sea un paradigma lleno de oportunidades para el diálogo, recreación y sistematización de saberes diferidos y para cultivar la paciencia que a veces no la tenemos motivado algunas veces por agotamiento físico generada por varios factores que genera la educación en la distancia.

 

*Docente de la Universidad Politécnica Territorial del estado Portuguesa “Juan de Jesús Montilla”

 

ildalopez@gmail.com

 



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