Capacitación, eficacia y tipos de programas de formación para padres y familia mediados por la tecnología en pandemia

Las estrategias de capacitación de los padres y la familia mediadas por la tecnología en tiempos de pandemia, están basadas en la emisión de materiales informativos elaborados por el docente, contactos sistemáticos personal y a distancia, visitas programadas a las instituciones educativas de los padres con sus hijos, videoconferencias interactivas, entrevistas en línea, utilización de medios de comunicación como la radio y la televisión, uso de redes sociales, ayuda de asistentes sociales y educadores de la salud mental, discusión de programas de capacitación, asesoramiento grupal a la familia, desarrollo de actividades culturales y deportivas presenciales y en línea, reuniones programadas en línea; así como, visitas programadas a los hogares por parte de los docentes y los miembros de la institución educativa.

Las principales dificultades que se presentan con los programas de formación de padres y familia se enmarcan en: primero, problemas con la capacitación inicial reflejados en el uso del tiempo, horarios, obligaciones laborales y familiares de los participantes; dificultades en la comprensión de los objetivos por parte de los padres y la familia; experiencias anteriores negativas, deficiente adecuación del programa a las necesidades de los padres y la familia; resistencia y temores de comunicación con los docentes y la institución educativa; temor ante al cambio; así como, resistencia a la capacitación y programaciones no adecuadas. Segundo, existencia de conflictos de puntos de vista y valores entre los participantes y el facilitador que afectan el desarrollo del programa. Tercero, presencia de facilitadores con formación y aptitudes inadecuadas, que se manifiestan en la falta de experiencia con grupos de padres y familia, así como escasas habilidades de comunicación y de resolución de conflictos.

En cuarto lugar se presenta una disminución en el tiempo del número de padres y familia participantes en el programa, debido a contenidos inadecuados o no adaptados a sus necesidades e intereses. Quinto, problemas de funcionamiento y manejo de los grupos de capacitación producto de una escasa confidencialidad por parte de los facilitadores y participantes, uso inadecuado de las dinámicas interpersonales, monopolización del tiempo por parte de los facilitadores, alejamiento del tema central y problemas de competencia entre padres que ocasiona negativa a participar. Sexto, problemas con la institución educativa por el uso de escasos recursos de materiales educativos y de personal. Séptimo, falta de continuidad en el desarrollo del programa debido a su insuficiente duración, así como la falta de regularidad en la asistencia tanto de los padres y la familia como del facilitador.

Por otra parte, la evaluación de la eficacia de los programas de capacitación de los padres y la familia en pandemia presenta como aspectos positivos, la mejora del desarrollo de los estudiantes y de las relaciones familiares, así como mayor sentimiento de satisfacción y autocompetencia de los padres en torno a sus tareas y responsabilidades (Medway1 y Cataldo2). En tal sentido, cabe resaltar que el estudiante ante la presencia y el apoyo familiar eficaz está más confiado, ya que no se siente solo y sabe que ante alguna dificultad recibirá la ayuda necesaria para buscar una solución. Al mismo tiempo, esta relación de apoyo ante los aprendizajes hace que la familia se una más, en torno al compromiso de que su hijo triunfe ante los aprendizajes, lo cual hace que se sientan más competentes y responsables en sus obligaciones como padres y familia.

Otro aspecto de vital importancia es el apoyo que brinda la comunidad organizada a los estudiantes durante el proceso de aprendizaje en pandemia. Cuando el estudiante observa que sus padres y su familia se apoyan en la comunidad, para solicitar ayuda ante dificultades en la adquisición de materiales, tecnológicos o discutir algún problema para obtener distintos puntos de vista, se siente apoyado tanto en su casa como con su comunidad, por ello, resulta importante que tanto padres y familia como la comunidad organizada, a través de los jefes de calle y jefes de comunidad, se mantengan observando el desarrollo educativo del estudiante, su disposición para aprender, resolver problemas y no rendirse ante ninguna dificultad, Todos deben estar pendientes de las manifestaciones de los estudiantes, saber interpretar e imaginar qué necesitan, anticipándose a los problemas, proyectándose y siendo cada vez más creativos.

En apoyo a lo anterior, Bartau Isabbel y otros3, aseguran que los programas de formación de padres y familia mejoran las relaciones entre la institución educativa, la familia y la comunidad, porque los acerca con un nuevo propósito que enfatiza la necesidad de garantizar la formación en casa de sus hijos, en su rol de estudiante que aprende construyendo conocimientos. Sin embargo, afirman los autores, que se han detectado diversas dificultades metodológicas en la evaluación de estos programas, debido a la existencia de procedimientos de muestreo poco rigurosos con medidas de control no sistemáticas, ausencia de grupos de intervención y escasez de estudios de seguimiento de los efectos a largo plazo, entre otros (Brock y otros4; Dembo, Sweitzar y Lauritzen5; Boutin y Durning6).

Los tipos de programas de formación de los padres y familia se clasifican teniendo en cuenta el área de contenido, tipo de formatos de instrucción, tipo de padres y necesidades / problemas que se intentan cubrir, así como el alcance social, grado de institucionalización, participación de las familias y sus hijos. Atendiendo al área de contenido se clasifican en (Cataldo2): propuestas informativas, que contienen indagación acerca del estudio del niño, adolescente o joven, salud y nutrición, orientaciones teóricas de interés de los padres y familias sobre los hijos y situaciones familiares especiales, entre otros; propuestas conductuales, relacionadas con resolución de problemas, control del comportamiento, consecuencias lógicas, establecimiento de límites y asertividad; propuestas de personalidad y salud mental, que se centran en el apoyo personal, la comunicación, los valores, las creencias, el desarrollo moral, la ética, la aceptación, la estima, la autoestima y la aceptación mutua; así como, propuestas evolutivas, que incluyen la participación en la evolución de los aprendizajes de los estudiantes, guía sobre el desarrollo instruccional, currículo para el perfeccionamiento docente, así como progreso de los padres y la familia en el programa de formación, para atender las actividades de aprendizaje de sus hijos.

Los programas de formación basados en el tipo de formatos de instrucción se diferencian entre (Brock y otros4; Harmin y Brim7): lo individual, asociado en el modelo de counseling, que comprende diversas áreas de prevención y atención a los problemas de la vida cotidiana o conflictos relacionados con crisis vitales como la sexualidad, adolescencia, relaciones de pareja, adicciones, entre otros, utilizando como principales elementos escuchar, aceptar, comprender y ser sincero, con su foco central en el desarrollo personal del individuo; así como, lo grupal, atendiendo a objetivos comunes, metas establecidas iguales y conocidas por todos, liderazgo, impulso de la comunicación, resolución de problemas, motivación, interdependencia y difusión a través de los diferentes medios de comunicación.

Por otra parte, los programas de formación referidos a los tipos de padres y necesidades / problemas contemplan (Boutin y Durning6): programas destinados a los padres de hijos con deficiencias psíquicas, físicas o sensoriales; programas destinados a padres con niños o adolescentes con comportamiento difícil o rebeldes; programas para padres con dificultades personales o sociales; programas preventivos basados en diversos enfoques teóricos sustentados en comportamientos centrados en la modificación de la conducta; así como programas basados en la dimensión interrelacional, con enfoque humanista, adleriano o ecosistémico, así como los que trabajan sobre los procesos cognitivos.

Por último, los tipos de programas orientados al alcance social, grado de institucionalización y participación de las familias y sus hijos, atienden a la formación general de los padres, dirigida a acciones específicas destinadas a logar una mayor implicación de las familias y los educadores en el proceso formativo de los estudiantes, desarrollo de habilidades y competencias educativas de los alumnos, de los padres y la familia (Vila8).

Finalmente, resulta importante destacar que la participación de los padres y la familia en los programas de capacitación mediados por la tecnología en tiempos de pandemia, ayuda a mejorar la comunicación con los docentes y la institución educativa evitando el incremento de la deserción escolar, típico de estudios a distancia; aumenta el rendimiento académico, debido a que los alumnos se sienten más motivados para aprender; mejora el desempeño de los docentes, ya que aprecian que su trabajo es más valorado; así como, los padres y la familia se involucran más en el proceso de aprendizaje de sus hijos, comprenden mejor el plan de estudio que desarrollan de conjunto con los docentes, aprecian el avance de sus hijos, aprenden el rol que juega la tecnología en el aprendizaje en línea, conocen de la importancia de las relaciones y el apoyo de la comunidad organizada, todo lo cual redunda en mayor aceptación, comodidad y felicidad en la calidad de la educación que están recibiendo sus hijos.

Bibliografía

1Medway, F. J. Measuring the effectiveness of parent education. . En M.J. Fine (Ed.), The second handbook on parent education (237-256), San Diego, Academic Press, 1991.

2Cataldo, C.Z. Aprendiendo a ser padres: conceptos y contenidos para el diseño de programas de formación de padres. Madrid, Visor, 1991.

3Bartau, I., Maganto, M, Etxeberria, J, y Martinez, R. La implicación educativa de los padres: Un programa de formación. En Revista Española de Orientación y Psicopedagogía, Vol 10, N° 17, 1º Semestre (43-52), 1999.

4Brock, G.W., Oertwein, M. y Coufal, J.D. Parent Education: Theory, research, and practice. En M. E. Arcus, J.D. Schvaneveldt y J.J. Moss (Ed.), Handbook of Family Life Education. The practice of Family En Life Education. Vol 2 (87-114). Newbury Park:Sage, 1993.

5Dembo, M.H., Sweitzar, M., Lauritzen, P. An evaluation of group parent education: behavioral, PET, and adlerian programs. En Revista Review of Educational Research. Vol. 55, No.2 (155-200), 1985.

6Boutin, G. y Durning, P. Intervenciones socioeducativas en el medio familiar, Madrid, Narcea, 1997.

7Harmin, D. y Brim, O. G., J, R. Learning to be parents: Principles, programs and methods.Beverly Hills, CA: Sage, 1980.

8Vila, I. Intervención psicopedagógica en el contexto familiar. En M. J. Rodrigo y J. Palacios (Coords.), Familia y desarrollo humano (501-519), Madrid, Alianza Editorial, 1998.



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Sergio Teijero Páez

*Doctor en Educación. Post Doctor en Ciencias Sociales. Profesor e Investigador Titular UCV / UNEXCA

 steijero@gmail.com      @steijero

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