Entorno de investigación para docentes

El ser humano no nace, se hace afirma Villarini (1996)¹ al plantear que es producto, como especie y como individuo de un proceso histórico cultural que nace con el potencial biológico para llegar a convertirse en ser humano. Esta perspectiva nos lleva entonces a sustentar el planteamiento que el docente – investigador no nace, se hace y es precisamente un medio y un entorno en sí que le proporcione las condiciones necesarias lo que le permite llegar a ser un genuino profesional en el área mencionada.

En este orden de ideas, un entorno de investigación debe contar con universidades que tengan como prioridad hacer investigación lo cual implica la necesidad de políticas de Estado que apoyen a estas instituciones en su quehacer investigativo. Asimismo, se requiere un entorno que ofrezca oportunidades de tiempo y espacio para que el docente se conecte hacia la producción del conocimiento y pueda hacer investigaciones desde su propia realidad, aunque la realidad – en Venezuela - es que un docente privado de un entorno de investigación, estará limitado para desarrollar ese pensamiento crítico, creador, reflexivo, analítico, entre otros aspectos, que lo definen propiamente como un docente – investigador. El docente, que es un ser humano, tiene todo el potencial para desarrollar ese rol pero necesita de las exigencias y a la vez de las oportunidades propias de un entorno de investigación.

Igualmente, el docente, debe contar con facilidades de infraestructura, incentivo y valoración al hacer investigativo. La promoción intelectual y académica de los investigadores es también una arista muy importante en un entorno de investigación. En medio de todo este contexto hay que agregar que todo investigador en formación requiere estar rodeado de otras personas que investiguen y se conviertan en esa figura importante que les motive a la producción del conocimiento, y en esencia esa figura importante representa aquel docente que desde su propio espacio de vida pre – configura la formación de otros a través de su propio ejemplo: formación, conducción, orientación, apoyo y motivación personal.

Otro factor a destacar es que consideramos en la docencia y la investigación que ambas deben estar unificadas y no separadas en sujetos individuales, como por ejemplo, docentes, investigadores, estudiantes. O sea, más bien nuestro discurso debe contribuir a unificar estos constructos. Debemos comenzar a identificar al docente – investigador al estudiante – investigador.

La investigación es una función que ha de estar implícita en la misión y visión de cada escuela y universidad, pero lo más importante es que esta encuentre un espacio práctico donde los actores de este sistema tengan oportunidades para desarrollarla. El investigador jamás debería perder contacto con sus estudiantes, pues estos son fuente de dudas, de racionamiento, de crítica, de reflexión compartida que hacen que nuestras dudas, inquietudes y hasta diferencias puedan tener respuestas argumentadas en genuinos procesos de investigación. Por otro lado, el docente debe reconocer que al unificar su práctica a la investigación es lo que mantendrá vivo, activo y vigente su rol porque la investigación es fuente de conocimiento para su ser, hacer y saber del conocimiento.

Debemos re-pensar la docencia y la investigación como áreas complementarias, en donde una sea (co)dependiente de la otra para su éxito. Se hace necesario tener ese espacio para su desarrollo, el cual hemos denominado entorno de investigación, que no es más que las condiciones que deben estar facultadas para posibilitar la formación de nuestros docentes – investigadores. Toda esta estructura conduce obligatoriamente a constituir un sistema de investigación contemplado bajo la modalidad de una cultura investigativa.

Es indispensable construir un entorno de investigación que le permita al docente apropiarse de la investigación como proceso conectado a sus funciones y su formación permanente. El estar condicionado a un entorno de investigación el docente podrá transformar positivamente su formación. La investigación debe estar cultural y sistemáticamente organizada.

Un docente – investigador depende fundamentalmente del entorno de investigación en el cual el Estado y las universidades juegan un papel muy importante para las políticas públicas de investigación que no pueden estar sujetas a los gobiernos, porque éstas deben ser políticas que consoliden una estructura impregnada capaz de formar el nuevo docente-investigador que necesita la sociedad venezolana para refundar su educación, la cual sin duda alguna, será el principal espacio donde se funde la recuperación social que tanta falta le hace a nuestro país.

pensareducativovenezuela@gmail,com

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¹ Villarini, A. (1996) El currículo orientado al desarrollo humano integral. Puerto Rico: Biblioteca del Pensamiento Crítico



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