Crisis golpea a la Universidad Bolivariana de Venezuela

La sede de la Universidad Bolivariana de Venezuela, en Caracas, se encuentra en las antiguas instalaciones de PDVSA Servicios, como un símbolo de los cambios sociales, políticos y culturales que experimentaba el país tras el fracaso del golpe de Estado del 11 de abril de 2002 y del paro sabotaje petrolero de 2002-2003.

La UBV fue una iniciativa del presidente Hugo Chávez, como respuesta a las trabas existentes para que las grandes mayorías accedieran a la educación superior. Profesionales de alto nivel, procedentes de las diferentes áreas del conocimiento académico, ingresaron a la nueva casa de estudios con la esperanza de contribuir con la formación de universitarios comprometidos con el desarrollo nacional.

Hoy, la Casa de los Saberes cumple 15 años y, lamentablemente, no escapa a la realidad que sufre el país como consecuencia de la política de tierra arrasada que llevan adelante los autodenominados "hijos de Chávez". Muchos profesores fundadores han renunciado a la institución debido a los salarios de hambre que reciben y a las pésimas condiciones laborales, a lo cual se suma la deserción permanente de estudiantes a quienes se les hace imposible llegar a las aulas, debido a la desintegración progresiva del transporte público y la carencia de recursos económicos que se traduce en la triste y devastadora realidad del hambre galopante.

La partida de docentes, con años de formación intelectual y que han ganado el respeto y, en muchos casos, la admiración y el cariño de los alumnos, es una tragedia académica que, definitivamente, no le importa a la elite feudal que desgobierna la patria. Muchos de estos profesores, con más de una década dedicada a la UBV, poseen estudios de cuarto nivel, maestrías y doctorados, realizados en el marco de los convenios de cooperación existentes con la Universidad de La Habana, durante la gestión del presidente Chávez, quien estaba consciente de la importancia de la educación como herramienta de progreso integral. A diferencia del fallecido mandatario, Nicolás Maduro y sus adláteres desprecian la formación académica pues, seguramente, consideran que un pueblo iletrado es mucho más fácil de someter o, tal vez, como el despiadado líder de los Jemeres Rojos, Pol Pot, ven en los docentes una especie de "elite pequeño burguesa" que debe ser reducida a su mínima expresión.

Tras década y media de vida, la UBV languidece, al menos, la sede de Caracas es un reflejo del desgobierno contrarrevolucionario de Maduro, Cabello, los hermanos Rodríguez y el resto de "nobles" que detentan el poder. Algunos de los males de nuestra amada universidad son: salarios miserables para profesores y empleados (algunos compañeros docentes ganan en una quincena el equivalente a un pan y unos gramos de queso), inexistencia de recursos para la investigación social y científica, deterioro imparable de la planta física, el transporte estudiantil es inexistente, el servicio de comedor ha desaparecido, la deserción estudiantil aumenta, la corrupción está presente (como ejemplo de esto tenemos el saqueo de la Caja de Ahorros con el consecuente robo del dinero de profesores y trabajadores), así como la renuncia de docente a quienes, por cierto, se les niega el pago de su liquidación, lo cual constituye una violación flagrante a sus derechos laborales (por cierto que la respuesta que brindan las autoridades a esta situación es que "no disponen de recursos").

Paradójicamente, el nuevo rector, César Trompiz, es egresado de la UBV, sin embargo, parece que la institución no le duele en absoluto. Más allá de alguno que otro discurso vacío y panfletario, este funcionario no ha tenido la disposición para dar respuesta a los múltiples requerimientos de la institución.

Una de las fallas que ha tenido la universidad a lo largo de los años es la falta de sentido de pertenencia de las autoridades con la UBV. La han sentido distante, como un cargo burocrático más, que han asumido tras ser nombrados a dedo y como quien no quiere la cosa. Andrés Eloy Ruíz, Maryann Hanson, Orieta Caponi o Yadira Córdova pasaron con más pena que gloria por el rectorado y, todo parece indicar, que César Trompiz seguirá el mismo camino.

Es una lástima que uno de los principales logros del presidente Chávez se desvanezca por la incapacidad, la demagogia y la indiferencia de una elite que desprecia la educación del pueblo y paga sueldos millonarios al aparato castrense (sin contar la entrega de empresas y organismos a la casta militar), mientras al resto de la población económicamente activa, incluyendo al área educativa, la sumerge en los pantanos de la neo esclavitud madurista.

*Luchador Social

 

antonioprado1980@gmail.com



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