Carta de reflexión pública del sindicato socialista de profesoras/es del Colegio Universitario de Caracas

Las/os Profesoras/es afiliadas/os del Sindicato Socialista de Profesores del Colegio Universitario de Caracas, «SINSOPROCUC», estamos conscientes de la crisis multifactorial que ha afectado a todos los sectores de la población venezolana, tal vez, en forma autocrítica, que no hemos sabido explicar a nuestr a comunidad estudiantil y compañeras/os Docentes a nivel nacional, qué es: la Guerra Económica, la especulación, la usura, el contrabando, el bachequerismo de los alimentos, las medicinas, el aceite y los repuestos de motores, además las migraciones voluntarias y otros. Una verdadera explicación de carácter pedagógico señalando los responsables. Es difícil hacer peticiones en el ámbito laboral, cuando a todo lo anterior, le adicionamos el bloqueo económico por parte del Imperio estadounidense, la Comunidad Económica Europea, el Cartel de Lima y factores de la derecha Nacional e Internacional. Queremos expresar nuestro apoyo a todos nuestros compañeros trabajadores universitarios afiliados a las distintas Federaciones de Sindicatos y de distintas posiciones ideológicas que se han pronunciado y realizado distintas propuestas reivindicatorias desde el punto de vista salarial, social y académico, del sector universitario, en la conformación de distintas mesas de discusión con los entes rectores del sector, los constituyentes y el ejecutivo de la república; hacemos un llamado a LA UNIÓN y no a la lucha individual por la obtención particular de una futura bandera de victoria que al fin la justicia nos otorgará a todos los venezolanos.

A continuación exponemos para la reflexión un extracto del ensayo del Premio Nobel de Literatura el sudafricano. J.M.COETZEE, publicado en su libro DIARIO DE UN MA L AÑO, Barcelona 2007. SOBRE LOS ORÍGENES DEL ESTADO «Toda explicación de los orígenes del estado parte de la premisa de que «nosotros» (no los lectores, sino algún nosotros genérico, tan amplio que no excluya a nadie) participamos en la creación del estado. Pero lo cierto es que el único «nosotros» que conocemos (nosotros mismos y las personas que nos rodean) nacemos en el estado; y nuestros antepasados, hasta tan lejos en el tiempo como podamos remontarnos, también nacieron en el estado.

El estado está siempre ahí, antes que nosotros. (¿Cuánto tiempo atrás podemos remontarnos? El pensamiento africano ha llegado al consenso de que después de la séptima generación ya no es posible distinguir entre historia y mito.) Si, pese a la evidencia de nuestros sentidos, aceptamos la premisa de que nuestros antepasados crearon el estado, entonces debemos aceptar también lo que esto comporta: que, si lo hubiésemos elegido, nosotros o nuestros antepasados podríamos haber creado el estado de alguna otra forma; tal vez, también, que podríamos cambiarlo colectivamente si así lo decidiéramos. Pero lo cierto es que, incluso colectivamente, a quienes están «bajo» el estado, a quienes «pertenecen» al estado, Les resultará difícil de veras cambiar la forma del estado. Desde luego carecerán (careceremos) de poder para abolirlo. No está en nuestro poder cambiar la forma del estado y es imposible abolido porque, frente al estado, somos, precisamente, impotentes.

En el mito de la fundación del estado expuesto por Thomas Hobbes, nuestra caída en la impotencia era voluntaria: a fin de escapar a la violencia de la interminable guerra intestina (una represalia tras otra, una venganza tras otra, la vendetta), individualmente y por separado cedíamos al estado el derecho a emplear la fuerza física (el derecho es poder, el poder es derecho), introduciendo así el dominio (la protección) de la ley. Quienes eligen permanecer al margen del pacto quedan fuera de la ley. La ley protege al ciudadano que la respeta. Incluso protege hasta cierto grado al ciudadano que, sin negar la fuerza de la ley, emplea de todos modos la fuerza contra su conciudadano: el castigo prescrito para el ofensor debe ser acorde con su ofensa. Incluso el soldado enemigo, en la medida en que es el rep resentante de un estado rival, no deberá ser ejecutado si se le captura. Pero no hay ninguna ley que proteja al fuera de la ley, el hombre que se alza en armas contra su propio estado, es decir, al estado que lo reclama como propio. Hobbes dice que fuera del estado (la cosa pública, el statum cívitatis), el individuo puede experimentar los goces de la perfecta libertad, pero que la libertad no le hace ningún bien. Con el estado, en cambio, «cada ciudadano conserva tanta libertad como necesita para vivir bien en paz, [mientras] se priva a otros de la libertad suficiente para eliminar el temor que inspiran ... En resumen: fuera de la cosa pública están el imperio de las pasiones, la guerra, el temor, la pobreza, la maldad, la soledad, la barbarie, la ignoran cia, el salvajismo; dentro de la cosa pública están el imperio de la razón, la paz, la seguridad, la riqueza, el esplendor, la sociedad, el buen gusto, las ciencias y la buena voluntad». Lo que el mito hobbesiano de los orígenes no menciona es que la entrega del poder al estado es irreversible. No tenemos la opción de cambiar de idea, de decir que el monopolio del ejercicio de la fuerza, codificado por la ley, que detenta el estado, no es al fin y al cabo lo que queremos, que preferiríamos volver a un estado natural.»

Las exigencias a la revisión de nuestras reivindicaciones, están sujetas a los valores esenciales del Ordenamiento Jurídico Venezolano, por ejemplo: el principio de igualdad alude a la conformidad de una cosa con la otra, la igualdad conqu istada de la Revolución Francesa, que la concibió como superación de los privilegios dirigidos a la igualdad material. En el Preámbulo Constitucional se cita: «Estado de Justicia», es la virtud que se inclina a cada uno lo que le pertenece. «De cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades», aforismo que resume de forma general los principios de una sociedad socialista. La justicia es plena, total, cuando se acerca a la equidad.

Recordemos lo expresado en el artículo 91 (CRBV) «El trabajo es la vía para vivir en dignidad...», es decir, «La dignidad», valor que lo tutela. Sobre los Valores se sustenta el Estado de Derecho y de Justicia en nuestro ámbito constitucional. Debemos, dejar claro, que nuestra posición, exigencia, petición, sol icitud y propuesta parte de la posición del análisis realizado por el científico chileno Humberto Maturana: «Los seres humanos no compiten, se deslizan unos entre los otros y con los otros en congruencia reciproca en conservar su autopoiesis, [ neologismo que designa la cualidad de un sistema capaz de reproducirse y mantenerse por sí mismo ], y su correspondencia con un medio que incluye la presencia de otros y no los niega ... Al tiempo que, en el ámbito humano, la competición se constituye culturalmente cuando el hecho de que el otro obtenga lo que uno obtiene deviene fundamentalmente como modo de relación.»

Nosotras/os las/os Profesoras/es, afiliadas/os a «SINSOPROCUC», realizamos las siguientes Propuestas para Combatir La Guerra Económica y Lograr un Salario Digno:

1. Indexar los salarios a los precios de los artículos de primera necesidad.

2. Incrementar los impuestos a los comerciantes e industriales en función de la ganancia.

3. No otorgar más divisas a los sectores que viven de la renta petrolera.

4. Imponer un impuesto al otorgamiento de divisas.

5. Importar por intermedio del estado los artículos de primera necesidad y distribuirlos por medio de los Clap.

6. Incorporar a los Clap productos cárnicos e higiénicos.

7. Aumentar el número de familias a ser atendidas por los Clap.

8. Implementar una política para el control de precios, mediante la supervisión de fiscales en la cadena de producción y comercialización.

9. Aumentar las penas y/o sanciones por concepto de contrabando de combustible, alimentos y cono monetario, sin derecho a reducción de la pena.

10. Incautación de los bienes a los procesados por contrabando.

11. Incorporar al transporte público las unidades pertenecientes a las distintas instancias del estado.

12. Crear la Coordinación en las universidades del desarrollo sostenible y sustentable e incorporarlo a las líneas de investigación.

13. Convertir los comedores universitarios en centros para la investigación y promoción de la alimentación soberana.

14. Impulsar el estado comunal para el desarrollo de una economía social.

15. Cancelar los pasivos laborales en Petros para la defensa de la seguridad social.

La Revolución no se amedrenta, no retrocede, ante cualquier circunstancia se planta firme y avanza. Continuemos el rumbo maravilloso de la Revolución Socialista de Venezuela. Saludos Solidarios y Revolucionarios le damos a al Gran Esfuerzo del Presidente por los Aumentos que ha otorgado como respuesta ante la arremetida burguesa, en Paralelo hay que ir destruyendo a las Grandes Mafias que se han levantado producto del Bloqueo, sugerimos la inmediata aplicación del «Control de Precios URGENTE», de manera estructural, con la incorporación del sector universitario en la nueva doctrina de defensa integral.

Ante estas consideraciones manifestamos nuestro total desacuerdo con posiciones adversas a la revolución. El Colegio Universitario de Caracas atiende al llamado a la unidad ante la adversidad, solicitado por El Comandante Hugo Chávez el 08 de diciembre de 2012, por ello no acatamos ningún llamado con el que se pretenda aprovechar la coyuntura producto de la imbricación de la guerra, actitud contrarrevolucionario asumida por algunos factores del sector universitario.

Por último, consideramos que el Ministro Hugbel Roa debe atender las solicitudes de los Docentes, por lo tanto nos debe convocar a todo el Sector Universitario para ampliar el diálogo a fin de retomar el camino que nos permita ser reivindicados en nuestras Justas aspiraciones.



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