Una invitación a la reflexión como práctica permanente

A propósito de UNEARTE

Son conocidas, desde la perspectiva de análisis propuesta por el materialismo histórico, dos formas de contradicciones. La primera, "contradicción interna" se ubica en un grupo social y se establece como dinámica entre los agentes que conforman ese grupo, son éstas, contradicciones que podemos observar a lo interno de los opresores, o de los oprimidos. Sin embargo en ambos grupos prevalecerá, ante dichas contradicciones, los intereses, rasgos y valores; así como un mismo acervo histórico y un sentido común de lo identitario. De allí pues, al prevalecer estos factores por encima de aquellos que generan la(s) contradicción(es), se abre una puerta importante para alcanzar una resolución positiva que mirando a mediano o largo plazo, permitan un mayor avance en precisión y aceleración para alcanzar los objetivos planteados a lo interno de cada grupo.

La otra forma de contradicción, es la llamada "contradicción externa", ésta podemos entenderla como la contradicción que surge del choque de los intereses de distintos grupos sociales (como la(s) contradicción(es) entre los oprimidos y los opresores). En este caso la(s) contradicción(es) se ubica entre dos grupos, y se establece como dinámica entre los agentes que conforman dichos grupos. Sin embargo, y a diferencia del caso anterior, prevalecerán los factores que generan la contradicción, por una razón que aunque parezca una obviedad, no siempre resalta a primera vista, y es que estos grupos no comparten intereses, rasgos ni valores; así como tampoco comparten un mismo acervo histórico y un sentido común de lo identitario. Esta contradicción impulsa entonces la lucha de clases y no tiene otra resolución, más que la supresión de la opresión, de la explotación y de la sociedad de clases.

Revisando las "Obras escogidas de Mao Tse-Tung", podemos apreciar que el primer tomo abre con un artículo de marzo de 1926 que Mao tituló "Análisis de las clases de la sociedad China", y del cual me permito citar de manera textual el primer párrafo:

"¿Quiénes son nuestros enemigos y quiénes nuestros amigos? Esta es una cuestión de importancia primordial para la revolución. Si todas las anteriores luchas revolucionarias de China sólo obtuvieron exiguos resultados, fue esencialmente porque los revolucionarios no supieron unirse con los auténticos amigos para atacar a los verdaderos enemigos.

Un partido revolucionario es el guía de las masas, y no hay revolución que no fracase cuando ese partido las conduce por un camino erróneo.

A fin de conquistar con seguridad la victoria en la revolución y no conducir a las masas por un camino erróneo, tenemos que cuidar por unirnos con nuestros auténticos amigos para atacar a nuestros verdaderos enemigos. Y para distinguir a los auténticos amigos de los verdaderos enemigos, tenemos que hacer un análisis general de la condición económica de las diversas clases de la sociedad china y de sus respectivas actitudes hacia la revolución."

Resulta más que evidente, que Mao en este texto alerta a los revolucionarios del gran peligro que se corre por un error de apreciación producto de un análisis deficiente o sencillamente inexistente. Este artículo en toda su extensión contribuyó en su momento en la resolución de una contradicción interna, y demostró a la luz de los acontecimientos de 1927, que la identificación correcta de los auténticos amigos permite, lo que pudiéramos llamar, una sinergia revolucionaria, para atacar de manera contundente a los verdaderos enemigos.

Son entonces, la reflexión y el análisis, cuidadoso, detallado y profundo, herramientas de uso cotidiano para un (a) revolucionario (a), pero reconocer y emplear estas herramientas, no es suficiente para obtener resultados óptimos. Debe evitarse a toda costa practicar la reflexión y el análisis desde el sectarismo, el dogmatismo o el individualismo, reconocer en el otro los aportes de su (también) reflexión y análisis es vital para alcanzar la suma total. De igual manera, debe incorporarse la crítica y autocrítica en esta práctica permanente de la reflexión y el análisis, pero reconociendo la diferencia que existe entre tolerar la crítica y asumir la crítica, un (a) revolucionario (a) debe asumir la crítica para extraer de ella lo que contenga de propositivo y de rectificación. Y quizá, con más rigor al momento de la autocrítica no debe permitirse blandenguerías ni autocomplacencias. Recordando siempre que en revolución, las formas son casi, o tan importantes como los fondos.

Lo dicho en los párrafos anteriores a manera de introducción, probablemente extensa pero, necesaria, me permite hablar de aquí en más, de lo que ha venido ocurriendo en los últimos días en la Universidad Nacional Experimental de las Artes (UNEARTE), institución donde desde hace ocho años practico la docencia y la investigación. En consecuencia, institución que asumo como uno de mis espacios de realización pero, nunca como mi propiedad. Digo esto, porque es bueno establecer la diferencia entre el sentido de pertenencia y el sentido de propiedad (si cabe la expresión).

En este punto, debe recordarse, aunque es por todos (as) conocido, que la Universidad Nacional Experimental de las Artes (UNEARTE), nace hace 10 años por decreto del Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, para atender un ámbito de la formación académica (de importancia medular para un país en revolución), pero también, para abrir el espacio donde se desarrollara en libertad, sin dogmatismos, sin sectarismos y sin individualismos, la creación epistemológica, que atendiendo las urgencias presentes en cualquier revolución, pero particularmente en la nuestra que asumimos como cultural ante todo, aportara las herramientas teóricas para tratar los grandes temas del Arte, de la creación, del sujeto creador, de la estética, de la ética y de la identidad en el universo de lo simbólico y del imaginario colectivos. Y todo con el fin supremo de la descolonización total, y con ésta construir el (nuestro) SER, a partir del sentido de lo común. No obstante para acometer tamaña tarea, nuestra mente como nuestro espíritu deben estar libres de temores, egoísmos y dogmatismos, apelando permanentemente a la cualidad de experimental, para poder avanzar sin lastres o cargas inútiles por el maravilloso territorio de la imaginación, de la creación, de los saberes y los sentires.

En tal sentido, quienes suman esfuerzos en la realización de esa tarea históricamente pendiente y existencialmente impostergable. No pueden, ni deben ser considerados oligarcas, reaccionarios (as), contrarrevolucionarios (as) ni traidores (as). Y digo que no pueden ni deben ser considerados (as) en calidad de lo antes mencionado, no porque les ofenda, ni porque les amilane y mucho menos porque les destruya moralmente. No, porque estas calificaciones absolutamente circunstanciales y parcializadas, ni ofenden, ni amilanan, ni mucho menos destruyen moralmente, ya que se tiene clara conciencia del rol histórico y diariamente se preparan para desempeñarlo desde la mayor elevación que les permitan sus capacidades.

No pueden ni deben ser considerados en calidad de lo antes mencionado, porque quien o quienes lo hacen desde el campo revolucionario, están evidentemente incurriendo en un error de interpretación sumamente peligroso.

En UNEARTE lo que hemos venido presenciando en los últimos días es la manifestación de una contradicción interna, cuya resolución pasa por el debate abierto y profundo, sin temores (incluso al equívoco), lo que llamara el Comandante Fidel Castro "La batalla de ideas". Pero pasa también por reconocer, en ese debate, al otro como un igual (sin desconocer la diversidad), porque reconocer al otro en el debate como un igual, y otorgarle respeto, es reconocerse uno mismo y ganarse el respeto para sí.

El camarada Rector Alí Rojas Olaya (y lo asumo camarada por encima de las diferencias), ha venido denunciando lo que él llama un "intento de golpe de Estado" en UNEARTE, y ante tal denuncia, como es natural, se han levantado voces de apoyo a él, en lo personal, y a su gestión en la universidad. Y esta denuncia, que a mí entender, es un error de apreciación, amenaza con desatar una devastación que (como dicen en Cuba) "haría leña con todo y la palma". Ahora, por qué digo que es un error de apreciación, pues porque los (as) acusados (as) de esa acción (de ser cierta) contrarrevolucionaria, son todos (as) camaradas revolucionarios (as), que no sólo impidieron la guarimba universitaria en los difíciles años 2016 y 2017, y hablo aquí de estudiantes, obreros (as), administrativos y docentes, sino que impidieron la amenaza real de un golpe orientado a todas luces a desestabilizar la paz y la conducción de la universidad a cargo de sus autoridades.

No puede nadie en la universidad que se llame revolucionario (a), acusar sin prueba alguna a un (a) camarada de contrarrevolucionario (a), desconociendo su vida, su historia personal, su lucha cotidiana y sus aportes, por pequeños que estos parezcan, nadie está cualificado para dictar semejante sentencia. Y la manifestación de una contradicción interna no es en modo alguno, una "prueba" y menos un elemento de juicio que pueda emplearse para que se condene a la condición de contrarrevolucionario (a) a ningún militante de la lucha por la vida, la paz y la libertad, que es lo mismo, que decir la lucha por el amor.

Claro está, y es oportuno señalar, que esta contradicción tiene un origen. Origen que podemos encontrar, en concepciones, decisiones, y prácticas, que seguramente obligan a un examen riguroso de los agentes que encarnan la contradicción. Pero si somos todos (as) revolucionarios (as), debemos dar con la mayor honestidad posible, el debate a lo interno, para resolver la contradicción en el seno de nuestra institución, por esta razón no voy a tratar en este escrito los factores que estimo han propiciado que se alcance el estado de cosas que hoy reina en la universidad.

Seguro estoy que todos (as) a lo largo de las tareas y responsabilidades que nos han correspondido desempeñar durante estos ya 20 años de revolución, hemos cometido errores, de eso no me cabe la menor de las dudas. Pero es, mirando de frente los errores, las malas prácticas y las desviaciones, cuando debemos recurrir al instrumental de la reflexión y el análisis, la crítica y autocrítica para superar estos escollos que se nos presentan ahora, pero que aparecieron en el pasado de las revoluciones (todas), y con certeza reaparecerán (superados estos de hoy, otros, los de mañana) en el futuro de nuestra revolución, como de cualquier otra. Y resulta hasta cierto punto, lógico que así sea, porque cambiar el mundo es un acto fundamentalmente creativo, donde interviene permanentemente lo experimental, la imaginación, pero que debe ser rociado ese acto siempre de honestidad, esperanza y confianza. Así creo, debe ser, porque aunque se cuente con un marco teórico armado a lo largo de la historia, y también con experiencias previas, este marco teórico apoyado en la experiencia, siempre está en construcción. No existe un manual de instrucciones para la transformación de este mundo impuesto por la modernidad y el capitalismo, en el mundo o los mundos mejores que tantos millones de humanos en el planeta anhelamos.

Elevando el punto de vista, para poder alcanzar un mayor rango de observación, incluso, me atrevo a decir, que lo que estamos viendo y viviendo en nuestra universidad, es una representación a escala, de lo que vemos y vivimos en el país todo, y el riesgo que se corre en la universidad por la intolerancia, la imposición de criterios individualistas, el sectarismos y el dogmatismo (siempre) ciego, alcanza magnitudes de resultados (hasta ahora potencialmente negativos) insospechados a escala nacional.

Termino pues con el título de este artículo, extendiendo, desde mi modesta y comprometida con la vida en libertad y en felicidad condición de docente e investigador de la Universidad Nacional Experimental de las Artes (UNEARTE), una invitación a la reflexión como práctica permanente, honesta, sin temores, sin prejuicios propositiva y que en la práctica, en lo concreto se haga creadora de lo nuevo, de lo revolucionario por bueno y por necesario para el pueblo.

Auxiliar Docente III

UNEARTE

gastonfortissilva@gmail.com



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