Un nuevo curriculum para consolidar el liceo y evitar masacres

Hemos venido investigando la situación de los liceos, desde 2005 a raíz de la violencia estudiantil suscitada en los mismos. Las masacres que han ocurrido en los Estados Unidos, son sólo una manifestación extrema de la crisis social mundial y en particular de la crisis curricular y organizacional académica de este nivel educativo a este mismo nivel. Mientras legisladores, políticos y funcionarios de Estado resuelven la primera, presentamos estas consideraciones y propuestas para abordar y solucionar la crisis interna de los liceos. El plan curricular no tiene nada que ofrecerles hoy a los estudiantes. Se piensa que hay que ofrecerles una cantidad de información para su preparación, en especial para el futuro ingreso a las universidades, para ello los alumnos y alumnas tiene que ver en promedio ocho materias por año, durante cinco años. Siendo ya una enfermedad que denomino materialitis o saloncitis. Ellos tienen que ir al liceo, sentarse, escuchar las clases, tomar apuntes, ir a sus casas o a la biblioteca para aprenderse esa información, luego presentar un examen, para finalmente esperar la nota del profesor. Prácticamente los alumnos viven empupitrados durante sus estadía en los liceos. En algunos incorporan el internet y la computadora para dinamizar este modelo totalmente intelectualista y memorístico. Este modelo hoy, febrero del 2018, no tiene ningún impacto en el desarrollo de las y los adolescentes y jóvenes que cursan el bachillerato. Nadie los espera en el liceo, por ello en ese anonimato puede infiltrarse cualquiera de ellos con malas intenciones, y también las buenas son desconocidas por la membrecía docente. Hablemos claro, esos adolescentes y jóvenes de ambos sexos tiene un mundo que no pueden compartir con nadie, excepto en la oscuridad, en un cuarto, en un salón, en una lugar oculto que los adultos no tienen acceso. De allí las consecuencias negativas como el embarazo precoz, la drogadicción y los vicios en general, el acoso escolar permanente, el bajo rendimiento, el abandono de los estudios, y todo ello tras sentir que son libres y que tiene que responder con rebeldía ante la autoridad de los padres y profesores y de todo el que se le atraviesa. Para ellos le es más atractivo el mundo de la televisión, del internet, de los celulares, de la farándula y del entretenimiento real o virtual que el mismo liceo. Ellos no tienen la forma adecuada de canalizar sus instintos, sus hormonas, sus ambiciones. Cuando eran niños jugaban y tenían el parque, y por ello los acompañaban y los felicitaban padres, abuelas, familiares, vecinos, y maestros, ahora no tienen un espacio institucional para expresarse. Todo lo tiene que ocultar, mientras escuchan las clases, pasa por sus mentes cómo ser más presentable, bonito o bonita, cómo conquistar a la chica o a la chica, cómo viajar, conocer, disfrutar, como inclusive poder participar con liderazgo en sus cosas, en las actividades de su comunidad y de su escuela. En su mejor aspecto el modelo del liceo actual es de capacitación o de instrucción fría y no de formación cálida, y de esto es de lo que se trata y todo cambio debe partir de este principio fundamental. La formación se logra cuando el estudiante no solo logra sanear sus necesidades, sus potencialidades, sino que como ser humano que es, debe sentirse feliz y útil a su comunidad, para ello debe ser tomado en cuenta desde su familia, su entorno inmediato y su comunidad escolar. Los adolescentes han estado tras la historia de los adultos y de lo que se trata es de incorporarlos a la historia de su tiempo. Esto permite que sean capaces de tener conciencia y responsabilidad en lo que hacen para sí mismos, para su comunidad y para su escuela. Se deben lograr durante su proceso de aprendizaje, un proceso de adaptación mental equilibrada y un proceso de integración social adecuado, asistido interdisciplinariamente y a tiempo, en el diario acontecer, por el personal académico de la escuela, como docentes, psicopedagogos, psicólogos, sociólogos, trabajadores sociales, y hasta psiquiatras, y por los padres y representantes. De modo tal que aprendiendo a vivir en comunidad familiar, social y escolar, puedan protegerse a sí mismos y proteger al grupo donde conviven. Pienso que esta es la vía para abordar los problemas actuales del liceo, y estoy seguro que se evitarían las masacres, para ello hemos diseñado -y lo ponemos a las órdenes de las autoridades-, un plan curricular flexible y vocacional centrado en roles y competencias, como por ejemplo el del líder junior de la comunidad, aprendiz de investigador científico, creativo artístico, novato deportivo, emprendedor junior de la economía. Para ello se instrumentarán los sistemas de aprendizajes integrales ( S.A.I), bajo una concepción constructivista del aprendizaje. Junto con esto se conformaría por primera vez un campus escolar humano, fraternal, cálido, cooperativo y responsable, que también forma parte de la formación. La nueva propuesta entonces debe triangular el desarrollo de los estudiantes, el desarrollo de la comunidad escolar y el desarrollo de las comunidades de donde provengan. Hay que salir de la enfermedad de la saloncitis, e instalar la educación en la comunidad escolar y en la sociedad. Y para que no se preocupen, los estudiantes del liceo tendrán laboratorios de prácticas para la universidad, que permitan de manera agradable y sin traumas aprender competencias que les servirán en la universidad.

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*Doctor en Ciencias Educativas, Sociólogo, se desempeñó como Secretario Ejecutivo de la Comisión Curricular de la Universidad del Zulia.

evaristomendez22@gmail.com



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