Educar en tiempos difíciles

Estamos de acuerdo que hasta ahora la única fórmula para crear mejor calidad de vida está en la educación; educación que invite a convivir, a querer a la Naturaleza, a tolerar y a servir. Lejos de una formación que sólo busque entrenar mano de obra calificada, muchas veces subyugada, coaccionada, manipulada y al servicio de intereses mezquinos que sólo buscan el bienestar material.

Sobreviene la pregunta obligada ¿cuál es el propósito de la educación actual? ¿Qué se debe enseñar? Hasta ahora usted y yo habíamos estudiado para ejercer una profesión y acceder a un modo de vida donde se cubrieran las necesidades de bienes materiales, alimentación, salud, recreación y más; y créeme que era sólo para eso, porque para ser "buena persona" es decir, ayudar al vecino, socorrer al más necesitado, para eso no. Ahora resulta y acontece que en la actualidad tener una profesión no te garantiza tener la vida que te prometieron.

Pequeño detalle, la educación formal se quedó repitiendo contenidos, patinando en el mismo sitio, con estructuras rígidas, con programas y planes de estudios desfasados y a la zaga de los cambios que a la sociedad le suceden; por el contrario la tecnología dio pasos agigantados que redimensionaron los modos de vida; por poner un ejemplo; para acceder a los bienes que te mencioné anteriormente sólo basta con colocar y posicionar un video en youtube, mientras más ridículo mejor, y tendrás el dinero que necesitas.

En medio de toda esta realidad están los docentes, como quien dice los protagonistas; ahogados y pidiendo auxilio para enfrentar una realidad que los arropa y a la vez los expulsa, cual agentes extraños en un organismo. Formados para desempeñarse en un sociedad que ya no existe, con autoridad que ya no se ejerce, atendiendo a cada vez más una masa de estudiantes que no les interesa la información que lleva al aula, pues en el móvil está disponible con mejor formato, en oportunidades más exacta que la que intenta dar el golpeado docente y no conforme con esto, están los padres y madres pidiendo a gritos una buena educación para sus hijos.

Viene entonces, la otra pregunta ¿qué hacer? Estimado docente, queda atrevernos a reinventar lo que está por venir, elevar la capacidad moral y espiritual para proveer las fuerzas necesarias que sirvan para la construcción de un mundo mejor.

 

fcoquijada72@gmail.com



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