Fuenmayor Toro lanza la espoleta y se queda con la granada

El ex director de la OPSU, de un tiempo para acá, es un prolífico articulista de opinión. Es colaborador regular del periódico de oposición más serio del país, Últimas Noticias, y del portal Aporrea, el cual lo coloca en el enlace de "Autores".
Aunque salió hace no mucho de la OPSU en medio de señalamientos públicos de corrupción contra su gestión, y ha sostenido una larga confrontación, a veces en términos personales, con el titular del MES, la línea general de los artículos es, a primera vista, de identificación con el proceso revolucionario. A segunda vista, las percepciones cambian.

Hay defensas que valen por ataques, y ataques que incriminan a quien los realiza. Hace algún tiempo, para defender el trabajo de Elías Eljuri y el Instituto Nacional de Estadística, Fuenmayor planteó que, según los datos del INE, hay una serie de indicadores sociales importantes que han empeorado durante el gobierno bolivariano. La idea era probar que el INE no altera sus cifras en favor del gobierno.
Se supone que, muy en el fondo, esta es una defensa del gobierno bolivariano, a través de una de las instituciones a su cargo, el INE.
Es el tipo de defensa que no necesita nadie.

En otro artículo reciente, el ex director se vale de un recurso literario poco edificante. Para hacer una denuncia de corrupción, se cubre las espaldas con una metodología doblemente indirecta. Primero, denuncia a través de la voz de "un dirigente estudiantil", anónimo. Pero además, también es anónima la persona a quien denuncia. Dice que ella dirige una oficina nacional, que es "loca, vulgar y corrupta", y que "su tarea fue tratar de enlodar la gestión anterior".
Además de algunos hábitos escabrosos de este personaje literario, se señalan una serie de hechos de corrupción administrativa, de los cuales sería responsable.

Resulta que en este escrito absurdo no hay responsabilidad individual por ningún lado, sólo la responsabilidad colectiva del gobierno, que designa y permite robar a una funcionaria, cuyo anonimato es resguardado por el articulista.
Es una manera creativa de entender la contraloría social: denuncias sin denunciantes ni denunciados. Se parece peligrosamente al ejercicio sucio de los medios de comunicación privados. El propósito de la derecha es hacer pasar sus campañas contra el gobierno como lucha anticorrupción. La derecha endógena adelanta la misma táctica, pero al ser consagrada por los medios revolucionarios, su capacidad para confundir es mucho mayor. Los medios de la revolución tienen una gran responsabilidad en el espacio que le otorgan a esta literatura turbia.



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Simón Rodríguez Porras

Músico y militante del Partido Socialismo y Libertad.

 @guitarraylapiz

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