Al Presidente Nicolás Maduro y autoridades competentes

Demando justicia como docente en liceo de Punta de Mata

Señor Presidente:

Amparándome en el derecho legítimo que nos garantiza la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la Ley Orgánica de Educación y su Reglamento, la Ley Orgánica del Trabajo, las Trabajadoras y los Trabajadores, y demás instrumentos legales aplicables al presente caso; quiero hacer pública con la esperanza de que llegue a su conocimiento, la situación que vengo confrontando como profesional de la docencia, con desempeño en calidad de suplente desde hace cerca de tres años en el Liceo Bolivariano “General Rafael Urdaneta”, en Punta de Mata, Municipio Ezequiel Zamora del Estado Monagas, en demanda de justicia y de que se subsanen las evidentes irregularidades que aquí expongo, sin perjuicio de la aplicación de las sanciones a que hubiere lugar como consecuencia de las faltas que se determinaren.

Desde el mes de octubre de 2010, quien suscribe el presente testimonio, profesional de la docencia egresada del Instituto Pedagógico de Maturín (UPEL-IPM), requisito establecido en la Ley Orgánica de Educación para el ingreso a la carrera docente, atendiendo al principio constitucional que consagra el derecho al trabajo y el deber de trabajar, acudí al Liceo Bolivariano “General Rafael Urdaneta”, ubicado en la ciudad de Punta de Mata, capital del Municipio Ezequiel Zamora del Estado Monagas, en solicitud de mi incorporación como profesora a ese plantel.

El Director de la institución, Prof. Juan José Colina, me informó que no había plaza disponible para el momento, pero que si me interesaba podía ingresar como suplente hasta tanto se produjera una vacante; ya que había una profesora en proceso de jubilación. Lo cual acepté de buen grado confiando en la promesa del ciudadano Director, quien me aseguró que por esta vía y con el mérito que acumularía por el servicio prestado, la prioridad para optar al cargo sería mía; cosa que consideré lógica y razonable.

Pues bien, después de casi tres años de espera, en los que supuestamente el Prof. Colina hizo los trámites pertinentes ante la Zona Educativa para la regularización de mi caso, trámites que según él, en cada oportunidad resultaban infructuosos -alegando diferentes pretextos-; ahora resulta que para este próximo año lectivo (2013-2014) no me asignó carga horaria y me dejó fuera del sistema; participándome que ya no debía acudir más al liceo, dándome a entender como causa mis propias gestiones para resolver mi problema.

Por lo que pregunto entonces: ¿es esta una razón justa o valedera para esta decisión, simplemente porque me cansé de que siguiera abusando de mi buena fe, y me atreví a ir personalmente a la Zona Educativa a plantear mi situación, a reclamar mis derechos?

Porque lo que yo manifesté allí es, que llevo todo este tiempo sin cobrar (excepto una vez); que soy madre de familia criando dos niñas con edades de 1 y 3 años, las cuales fueron procreadas al hacer mi proyecto de vida confiando en que me sería asignado el trabajo por el que me he estado sacrificando; que cuento con el aval del Consejo Comunal del sector, el cual ha emitido constancia avalando mi idoneidad en el cargo y mi vocación de servicio e integración a la comunidad; que atendí el llamado de registro en la Misión Saber y Trabajo, así como otras tareas de activación social y política encomendadas por nuestro Comandante Eterno, Presidente Hugo Chávez, y en fin, que he cumplido cabalmente con el desempeño de mis labores. ¿Y es que acaso no es cierto todo eso?

Por eso pienso que la actuación del Prof. Colina no obedece a otro motivo sino la retaliación por haber quedado en evidencia, ya que en la Zona Educativa me informaron que el ciudadano Director no ha introducido ningún recaudo mío, ni como suplente ni en ninguna otra condición; así como tampoco figuro en cuadratura. Por lo que no existe allí dato alguno que haga constar el trabajo que he venido desempeñando en estos casi tres años, prácticamente en calidad de “colaboradora” al no devengar ningún tipo de pago.

Además mostraron su extrañeza la Jefa de Personal y la Asistente de la Jefa de La Zona Educativa (que fueron quienes amablemente me atendieron), por el hecho de que el Liceo “General Rafael Urdaneta” aparece como si no careciera de personal en la materia que yo he venido dando (Lengua y Literatura), en sustitución de una docente en proceso de jubilación, lo que denota una irregularidad muy seria; pues cabe preguntar: ¿a quién se le ha estado pagando por las 36 horas de clase que yo he venido ejerciendo?, ¿a los alumnos que consecuentemente he venido preparando, de qué manera se les avalan sus notas, si quien ha firmado sus boletines he sido yo, la inexistente en la Zona Educativa? Y así por el estilo podrían surgir unas cuantas incógnitas de inevitable suspicacia, que por el sentido constructivo de esta denuncia, prefiero que por ahora se las hagan y las despejen las autoridades educativas a quienes corresponda.

Por todo lo expuesto, considero que se está cometiendo una gran injusticia al no concederme el ingreso como docente de aula después de estos casi tres años ininterrumpidos de trabajo, y proceder por el contrario a excluirme de la institución en represalia por defender mis derechos; cuya protección garantiza ampliamente la Constitución Bolivariana, especialmente en su Título III, capítulo V, y en el ordenamiento jurídico que en ella se sustenta.

Por ello me pregunto, inclusive, si la actitud de este funcionario en contra mía como madre soltera, no pudiera configurar una forma subrepticia de violencia contra la mujer, al discriminarme laboralmente sin que exista una causa que lo justifique. Por lo que sería recomendable que los entendidos en la materia, profundizaran sobre este aspecto en salvaguarda de los derechos de las mujeres; pues hasta donde tengo conocimiento, esta actuación podría encuadrarse en lo que la Ley tipifica como violencia de género; y la propia Ley nos ofrece los recursos para garantizar el ejercicio de todos nuestros derechos como mujer ante los órganos y entes de la administración pública; que será esta la alternativa que tome de no obtener resultados positivos por esta vía.

No obstante, confío en que las acertadas y firmes medidas que usted viene aplicando señor Presidente, en cumplimiento de la voluntad de nuestro Comandante Eterno, para el saneamiento de la administración pública en todos sus niveles, sirvan, más que de ejemplo e inspiración, como un mandato para el ejercicio de una gestión transparente en cada una de las instancias oficiales y no oficiales; donde prevalezcan los principios éticos y morales por encima de los valores ideológicos del capitalismo, para que todos los ciudadanos, sin excepción, puedan gozar de los beneficios y atributos que consagran a la República Bolivariana de Venezuela como un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, y con la prevalencia de ese espíritu de equidad en nuestras instituciones, me sea concedido el cargo que merezco como profesora.

Es auténtico:

Gabriela María Acosta


gabysroom2002@yahoo.es


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