Del 15 de Enero al Art. 42 de la LOE

Se avecina otro Día del Maestro. Y hay que ver cuanta agua de justicia
social ha corrido bajo el puente de nuestra reciente historia
republicana. Inmersos en un proceso de transformación que nos condujo
hasta nuestra CRBV inspiradora de “un estado social de derecho y de
justicia” hemos conquistado mundialmente como nación autodeterminada
elevados estándares de vida en términos de auténtica participación.
En el caso que nos ocupa: aumento sin precedentes de la matrícula
escolar, amén de la siembra sin discriminación a lo largo y ancho del
país de Simoncitos, escuelas, liceos y universidades absolutamente
incluyentes debida e informaticamente dotadas y con alimentación
incluida. Somos un amanecer de justicia por todos lados. Sin embargo
la realidad laboral contemporánea del maestro no termina de
conducirnos por nuevas rutas de “derecho y de justicia”. La historia
de desigualdad gremial del magisterio, contenida de extenuantes
jornadas y gloriosos soldados como el Maestro Prieto Figueroa
enfrentados a esa nefasta concepción discriminatoria identificada por
el Prof. El Prof. Tulio Ramírez (2006) quien en una investigación
sabiamente la subraya en una carta de un Jefe Civil del estado Táchira
al otrora Presidente Juan Vicente Gómez, a la sazón su compadre, en la
cual este le notifica que “su ahijado había obtenido el certificado de
educación primaria y que por lo tanto se lo enviaba a Caracas para que
le diera un cargo en la administración pública, aunque sea de policía,
y que en caso de no ser posible, lo empleara de maestro hasta
conseguir plaza disponible como gendarme público”.

El camino de igualdad y justicia social para el sector del magisterio con sus
respectivos atajos para el descanso y el fortalecimiento, sigue siendo
una cuesta empinada. Sin mayores comodidades, para mandar a mis dos
hijas a la universidad, he optado como muchos profesores por
convertirme en un “mercenario de la educación”.

Tres trabajos, un menguado HCM que es rechazado en muchas clínicas
cuando en éstas mismas a otros beneficiarios de HCM públicos les entregan
hasta las medicinas, sorteos para vehículos, lista de espera para viviendas, sin
adelanto de prestaciones sociales, fideicomiso, inmisericordes
distancias, cero juguetes, 25 años de servicio según LOE en su Art 42
que una vez cumplidos para colmo solo sirven para esquivar a la muerte
mientras llega la jubilación, distan mucho de nuestro estado de
derecho “(...) a la cultura, a la educación, a la justicia social y a
la igualdad sin discriminación ni subordinación alguna (...)”.

Toda comparación es odiosa pero basta con revisar por ahí con vecinos,
familiares y amigos para determinar cuan olvidados socialmente
seguimos: no son habladurías, tengo 6 hermanos profesionales todos...

Pero nuestro mal no es gubernamental. Es decir, no es culpechavez (a
quien todas las deidades le devuelvan la salud). Sindicatos serios no
fundamentan el contrato colectivo básicamente en cláusulas económicas.
Para un maestro sin ánimos discriminatorios, viajar para conocer
culturas propias y extrañas, libros, vestimenta, línea blanca y cursos
deberían ser un mandato. ¿Pero cómo puede un docente con 65 horas
semanales hacer un curso para su enriquecimiento profesional los fines
de semana?

Responsablemente sostengo que ese amargo olvido ancestral
que sufre el docente ha sido cortesía de la más aberrante negligencia
a lo Diente Roto de nuestros líderes gremiales. Ciertamente,
parafraseando un poco a Roberto Malaver en su excelente artículo 2013
“¡Tenemos un año nuevecito para nosotros! Es decir, que no se nos
ocurra ponerlo viejo desde ya diciendo las mismas pendejadas, tenemos
que asombrar, declarar vainas inteligentes, de año nuevo, no ese
pajero loco que declaran Fracaso Petkoff y Ramos Allup”. Ya quisiera
la gran familia del magisterio a la que estoy orgulloso de pertenecer
por su inextinguible vocación, comenzar este año virguito sin
pasearnos por tradicionales amarguras que nos han venido acogotando
dosificadamente por más de cien años. Somos una suerte de románticos
Panchito Mandefuá o Come Muertos del sector educativo del Siglo XXI.
Pero resulta que los cambios estructurales apuran a quienes estamos y
a la generación de relevo.

El desarrollo político, social y sobretodo tecnológico que ha alcanzado
nuestro país en estos 14 años exige maestros disciplinados involucrados
técnicamente e identificados con dichos avances. Dos satélites allá en lo
alto y muchos maestros ni siquiera tenemos Internet. Solo una nueva
visión magisterial inspirada en un radical socialista accionar gremial
profundizará en espacio y tiempo nuestra revolución.

Fueron maestros inspirados en sueños de maestros quienes hicimos realidad
una sociedad más justa como la expresada en nuestra constitución. De allí ese
innegable aporte del magisterio venezolano presente y futuro. De allí la deuda
con el gremio docente y la responsabilidad gremial. De allí que el
próximo 15 será otro día para reclamar lo que gremialmente se nos ha
negado.

El autor es: Profesor Inglés
1.-Liceo Bolivariano Mariano Montilla.
2.-Universidad Simón Bolívar.
3.-Colegio Universitario Francisco de Miranda.

anatera@usb.ve


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